lunes, 31 de diciembre de 2012

PRI Y EZLN: VOLVER SIN HABERSE IDO

Hace exactamente diecinueve años, México recibió el año nuevo con una noticia que habría de cambiar su rumbo: el 1 de diciembre de 1994 el EZLN se levantó en armas contra el gobierno mexicano, desmantelando el sueño primermundista en el cual la mayoría de la población mexicana sucumbió durante la presidencia de Carlos Salinas. El reclamo por los derechos más elementales y el posicionamiento de la miseria en la que vive gran parte de los pueblos indígenas – en aquél entonces una temática silenciada – fue uno de los factores que complicó el panorama para la hegemonía del PRI. 

Este 21 de diciembre, el Movimiento Zapatista reapareció a la vista pública a través de una marcha que congregó a decenas de miles de indígenas. Y lo hicieron en total silencio. No fue sino hasta el 30 de diciembre que dieron a conocer un comunicado sobre lo que serían sus siguientes pasos. ¿Por qué vuelven? ¿Por qué ahora? El comunicado pareciera dar algunas pistas: “nos hicimos presentes para hacerles saber que si ellos nunca se fueron, tampoco nosotros.” El mensaje principal pareciera estar dirigido a “Ellos”. Pero “Ellos” pareciera no incluir exclusivamente al PRI. “Los malos gobiernos de todo el espectro político, sin excepción alguna, han hecho todo lo posible por destruirnos, por comprarnos, por rendirnos. PRI, PAN, PRD, PVEM, PT, CC y el futuro partido de RN, nos han atacado militar, política, social e ideológicamente.” 

Pero el comunicado zapatista también anuncia: “Hace 19 años los sorprendimos tomando con fuego y sangre sus ciudades. Ahora lo hemos hecho de nuevo, sin armas, sin muerte, sin destrucción.” Si bien no se trata de un regreso a las armas, se advierte que los pueblos indígenas zapatistas aún no se dan por cumplidos tras los fatídicos intentos de negociación con la COCOPA. No han salido de la marginación y el olvido. Sus derechos siguen siendo asignatura pendiente para el gobierno. No vuelven realmente porque nunca se fueron. Persistieron porque la miseria nunca se fue. “Quienes apostaron a que sólo existíamos mediáticamente y que, con el cerco de mentiras y silencio, desapareceríamos, se equivocaron. Cuando no habían cámaras, micrófonos, plumas, oídos y miradas, existíamos. Cuando nos calumniaron, existíamos. Cuando nos silenciaron, existíamos. Y aquí estamos, existiendo.” 

¿La historia se repite? Lo dudo. En todo caso, la historia nos sorprende al anunciar que capítulos que creímos cerrados nunca lo estuvieron realmente. ¿Está listo el PRI del presente para reencontrarse con fantasmas de su pasado? Evidentemente el problema indígena no es monopolio de los gobiernos priístas, pero no deja de ser un verdadero mensaje esta reaparición que, al igual que la del PRI, no lo es tanto, porque nunca hubo una ausencia del todo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

APOLOGÍA DE LO QUE UNO NO DEBIERA PERMITIRSE

Cómo quisiera bajar la mirada sin sentirme culpable. Pasarme de largo a los problemas que no son míos; no sentirme comprometido de consolar sin que me lo pidan. Sería grandioso leer el periódico sin sentir que el mundo se viene de cabeza; o mejor aún, creer que lo que se lee es lo que hay y que es como es descrito. 

Me encantaría creer que las crisis económicas son realmente de todos; que el dinero se esfuma de cualquier sitio y que a manos de nadie ha parado. Cometer un noble acto de ingenuidad y aceptar como verdad que todos somos deudores, pero que nadie es acreedor. Desearía pensar que los desaparecidos son cosa del pasado y que los que lo fueron en algo se habrán metido para serlo; cambiar de mi vocabulario “disidencia” por “conducta antisocial” y “revolución” por “terrorismo”. 

Cuánto daría por convencerme de que vamos bien y de que el país está en buenas manos; de que los pobres son los que quieren y que los que no saben es porque deciden ser ignorantes. Tragarse semejante cuento de que el progreso es la esterilidad del suelo que pisamos y que los transgénicos son lo que salvarán a la humanidad de consumir aquello que sustenta nuestra existencia. 

Sería más fácil vivir sin ver a los invisibles de esta historia: los inmigrantes viajando sobre los trenes, las madres de la Guerra Sucia, los mapuches silenciados o los buzos misquitos que no logran volver a casa. En verdad que este mundo me sería más habitable si no supiese que los gobiernos están más preocupados por detener el tráfico de drogas que el tráfico de personas. 

Sin ser pretencioso, ojalá pudiesen haber sido otras mis circunstancias y pudiese concebir a esta humanidad un poco más humana. Me sobran las ganas de ser otro, el que uno no debiera darse permiso. 

Y sin embargo, prefiero despertar a gritos que permanecer dormido durante el día. Prefiero la lucha a la celda; el ruido del galope al silencio de los establos. Prefiero contagiarme de congoja a desentenderme de mi especie. Prefiero la libertad a confundirla con una ventana. 

Adoro más el peligro de los bosques que a las seguras paredes de una fábrica. Me es más fácil morir siendo enemigo a morir siendo un traidor. Me es inevitable no leer, no gritar, no disfrutar lo poco de cordura que queda en este manicomio. Prefiero los textos al armamento y a aquellos que dan la vida por una causa en las calles, no en las fosas comunes. Creo que las estatuas son para los que se desaparecieron tras los tanques y no para los que los conducían. 

Prefiero intentar, seducirme con la idea de que puedo o que al menos debo arrojarme al incierto camino que se abre entre las mujeres y hombres que no se quedan quietos. No puedo, no sé cómo pudiera ser yo de otra forma. Yo soy un hombre común y corriente que quisiera hacer lo que es lo propio. Pero no puedo. 

Ahora, disculpen si les incomoda mi presencia, pero no puedo detenerme y sentarme a disfrutar el paisaje mientras el mundo arde y algunos anuncian “llegó el verano”.

lunes, 17 de diciembre de 2012

LA GUERRA SUCIA EN EL PRESUPUESTO DE EGRESOS

Hace ya once años atrás, la CNDH emitió la Recomendación 26/2001, la cual ordenaba al gobierno indemnizar a 275 víctimas de desaparición forzada durante la Guerra Sucia, período de represión de Estado contra la disidencia política que ocurrió en nuestro país durante los sesenta y setenta. La CNDH acreditó sólo a 275 víctimas, pero distintas fuentes coinciden en que durante la Guerra Sucia hubo entre 1,500 y 2,000 desaparecidos. De cualquier forma, el cumplimiento de esa recomendación no comenzó a operar sino hasta el año 2011 mediante la Unidad de Derechos Humanos de Gobernación. En ese año se indemnizó a veinticuatro personas, mientras que en 2012 a diecinueve. Para estos efectos, se destinó un total de apenas 30 millones de pesos en el sexenio de Felipe Calderón. 

A unos días de que sea aprobado, el actual proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2013 asigna únicamente 53 millones 500 mil pesos para indemnizaciones y otros gastos ordenados al Estado Mexicano por organismos nacionales e internacionales de protección a los derechos humanos mediante recomendaciones, sentencias, resoluciones y soluciones amistosas. Para dar cumplimiento a la Recomendación 26/2001, el Presupuesto de Egresos debería contemplar un mínimo de 232 millones de pesos. Es decir, aún cuando los 53 millones 500 mil pesos contemplados para responsabilidad por violaciones a derechos humanos se ocupase únicamente para esa recomendación, se requerirían cuatro años para indemnizar a todas las víctimas reconocidas en la misma. Esta semana, miembros de la Cámara de Diputados y organizaciones de derechos humanos advirtieron que, si se mantiene el ritmo de gasto de 15 millones de pesos anuales para atenderla, el Estado Mexicano podría tardar hasta 15 años en indemnizar a las 275 víctimas. 

Y, como ya mencioné, esas son sólo las desapariciones acreditadas por la CNDH en la 26/2001. Ese es el compromiso que nuestro país tiene hoy con las víctimas de la violencia maquinada y ejercida desde el mismo Estado. Ni hablar de los procesos penales para hacer justicia contra los victimarios. Bastará con decir que las víctimas sobrevivientes y los familiares de las fallecidas o desaparecidas pagan con sus impuestos la pensión presidencial de Luis Echeverría Álvarez.

domingo, 2 de diciembre de 2012

¿FUERZA PÚBLICA O REPRESIÓN DE ESTADO?

En materia penal únicamente las personas individuales pueden cometer delitos. Las colectivas no. Se podría iniciar un proceso en contra de, por ejemplo, el director o el gerente de la Empresa “X”, pero nunca en contra de la empresa en sí. Hago esta aclaración porque considero que es de suma importancia para entender cuándo estamos entre un ejercicio legítimo de la fuerza pública para mantener el orden y cuándo estamos ante un caso de represión o abuso de poder. 

Me queda claro que lanzar una bomba molotov o dañar propiedad son conductas que constituyen delitos. Eso no lo discuto. Sin embargo, el Estado no puede adjudicar responsabilidad de ningún tipo a una marcha o movimiento en su conjunto por los actos de algunos de sus miembros. Si de seis mil personas en una marcha (por dar un número cualquiera) quinientas realizan acciones que constituyen un delito sancionado por ley, las fuerzas policiales deben limitarse a perseguir aquellas quinientas o cien o veinte o una que lo haya realizado. El que la autoridad interprete la agresión de unos manifestantes como “luz verde” para perseguir y detener a cualquiera que pase en su camino es un acto de represión y constituye detenciones ilegales por no contar ni con orden de aprensión, ni haberse realizado contra personas que cometían un delito en fragancia. 

Por cierto, una vez detenidos los que sí realizaron algún delito, no deben ser torturados o golpeados sin justificación. La fuerza pública es para detener la violencia, no para generarla, por lo que debe ser proporcionada y durar sólo hasta donde sea inevitable. Cinco policías golpeando a palos a un manifestante que tenía un palo es un abuso. Se debe desarmar, detener y trasladar a la autoridad que corresponda. No más. 

No podría dar números o porcentajes de detenidos legal e ilegalmente este fin de semana. Ignoro el dato. Lo que sí puedo asegurar es que la norma de “justos pagan por pecadores” si bien será muy útil en el salón de clases para algunos profesores de primaria, aplicada al uso de la fuerza pública deriva en un acto de represión, toda vez que va en contra del objeto y fin de la misma. 

Del mismo modo, la condena mediática y social no puede ser desproporcionada. Que había gente que tomó la vía violenta para manifestarse y cometió delitos no lo pongo en duda. Pero “los manifestantes” no existen. Lo que existen son personas con nombre y apellido y así debe ser establecida la responsabilidad. A cualquier gobierno le sirve predicar lo contrario: qué mejor panorama que la estigmatización mediática de cualquier signo de disidencia o protesta pública.

martes, 27 de noviembre de 2012

SOY UN MACHISTA EN POTENCIA

Soy un machista en potencia. Digo esto porque la mayoría de las manifestaciones más machistas casi siempre empiezan curándose a sí mismas. “No soy machista, ni nada, pero…”. Y detrás del “pero” llega lo que inevitablemente es. Por eso prefiero asumir que quizá, sin yo saberlo, aún persistan rasgos de prejuicios y dogmas sexistas heredados directa o indirectamente de generaciones pasadas que no he logrado superar. Ningún machista se reconoce como tal y esto es porque el machismo no es una ideología, sino un desorden psicosocial. Es un malestar que – a diferencia de otros “ismos" – no necesita que lo defiendan para subsistir, porque se expande viralmente en toda mente que se descuide. Dicen bien en los grupos de Alcohólicos Anónimos que asumir la condición es el primer gran paso para superarla. Retomo ese valioso ejemplo y lo ejerzo ante este problema. Digo que soy machista en potencia como señal de alerta para mí mismo, porque sé que nací en una sociedad y en un mundo preponderantemente patriarcal. 

Quizá un buen primer paso para que los hombres hagamos de nuestra parte para erradicar esta lacra de la historia es confesar que somos machistas en potencia. Hacerlo es un ejercicio que implica reflexión y análisis continuos, no descartando que existan aún dogmas en nosotros que urgen erradicar. Significa asumir la responsabilidad de buscar el crecimiento personal como aportación individual a la lucha contra todo tipo de violencia contra la mujer. 

Y en la sociedad en la que vivimos no es asunto menor. En cuántos de nosotros no persiste la idea de que la mujer golpeada “algo habrá hecho para que su esposo la haya tratado así”. Cuántos feminicidios en Yucatán no han sido negados por las autoridades estatales sólo porque se realizan en el interior del hogar y no en las calles bajo un contexto de violencia por el crimen organizado, como en otros Estados. En cuántas familias no se sigue estimulando la idea de que la “buena esposa” es aquella que asume un rol de silencio, obediencia e incluso sumisión. En cuántos noviazgos se suele dar por entendido que será la mujer la encargada de “cuidar” y limpiar la casa, dejando su desarrollo profesional y de otra índole al tiempo de sobra. Nuestra humanidad padece una enfermedad crónica llamada machismo y uno nunca deja de ser - hasta cierto punto - producto de la cultura y época en la que ha crecido. ¿Qué tan producto del futuro estamos siendo hoy día?

viernes, 23 de noviembre de 2012

RAZONES PARA NO CAMBIARLE EL NOMBRE AL PAÍS

Todos los países del mundo tienen un nombre oficial que no es usado en el lenguaje común. Nunca decimos “Reino de España” o “Estado Plurinacional de Bolivia”, pero eso no quita que sean los nombres oficiales de esos países. De forma similar al nombre de una persona, determinan la identidad de un Estado. Egipto se concibe a sí mismo como una República Árabe y Arabia Saudita, toda vez que es una monarquía, se presenta como la Reino Árabe Saudí. Y sin embargo en todo el mundo se les llama por su “nombre de pila” o nombre común. Ambas denominaciones, la oficial y la coloquial, constituyen la identidad de un pueblo. De la misma forma en que todo buen título de una novela debe contener la esencia de la obra, el nombre oficial de un país debe ser esa ventana al espíritu político de un país. Es por eso que el argumento de muchos a favor de la propuesta de cambiar el nombre oficial de los Estados Unidos Mexicanos a simplemente “México”, en virtud de que el primero no es de uso común, no es un argumento suficiente. 

¿Pero qué intención habría en cambiarlo? Toda propuesta de reforma tiene una intención: buena o mala, ingenua o certera, legítima o ilegítima, pero la tiene siempre. De ahí que no puedo sino cuestionarme cuál fue la intención en este caso. Si bien Felipe Calderón argumentó que el motivo tiene relación con el hecho de que el nombre del país fue adoptado en el marco de una tendencia histórica por copiarle todo a los Estados Unidos, sospecho que la intención pudiera ser otra. Quizá se está buscando generar las bases para ir legitimando un posible cambio de dirección que nos aleje cada vez más de un sistema federal para llegar a un sistema unitario. No puedo dejar de recordar propuestas recientes de ciertos grupos políticos como, por ejemplo, la creación de un mando único de policía o de centralizar ciertas dependencias de gobierno. Quitar del nombre lo “federal” ayudaría a que, en un futuro no lejano, adoptar estar propuestas sea más “legítimo” porque se habría mermado el aspecto federal. No lo sé de cierto, pero podría ser esa una explicación. En todo caso, y atendiendo al argumento de Felipe Calderón, se debió proponer el nombre de “República Federal de México”, como son denominados otros estados con un sistema político de este tipo, como es el caso de la República Federal de Alemania y la República Federativa de Brasil.

domingo, 18 de noviembre de 2012

LA RESACA DEL BUEN FIN

Vivimos en un mundo donde la gente ya no utiliza, consume. Los gobiernos garantizan que todos tengan refrigeradores, pero no una buena alimentación. Las personas están más preocupadas por actualizarse en los nuevos modelos de Apple que por actualizarse sobre las realidades del mundo en el que viven. Buscan lo finito, lo que habrá que reemplazar posteriormente; acostumbran adquirir tan pronto como desechan y a necesitar lo que no necesitan. Como si esto no fuese alarmante, el gobierno ha gastado cerca de $150 millones de pesos en campañas publicitarias para anunciar el “Buen Fin”. Esta estrategia adoptada de los Estados Unidos – la sociedad más consumista a nivel mundial – asegura tener como objetivo “mejorar la calidad de vida de todas las familias mexicanas”. Fueron $150 millones de pesos para promover un esquema que llama al nivel de consumo “nivel de vida”. Esa vida de consumo es la misma que hoy día tiene a cada familia de Estados Unidos con una deuda promedio de $15,799 dólares. Nuestro gobierno financió la falsa idea de que la calidad de vida llegaría incluida con los iPads, zapatos, computadoras e innumerables etcéteras que nunca creímos que necesitábamos o que eran urgentes hasta que llegó el “Buen fin”.

Incluso las “ofertas” no lo fueron realmente. 
De acuerdo con la UNAM, aproximadamente 75% eran facilidades de pago con tarjetas de crédito. El negocio no fueron las compras, sino las deudas generadas por éstas en los próximos meses. Esa es la resaca del “Buen Fin”: una sociedad consumida por su propio consumo. Todo lo anterior, junto con el adelanto de aguinaldo promovido por el gobierno, garantizará el endeudamiento de los trabajadores. He ahí el precio para alcanzar el “nivel de vida” de acuerdo con el Black Friday. 

Alguien me comentaba que estos efectos del “Buen Fin” se deben a que hace falta tener una “cultura del crédito” y “saber que no es dinero extra”. Coincido en esencia, pero el Estado no deja de ser cómplice de esas deudas. ¿Acaso la responsabilidad de cada fumador de cigarros respecto a su salud libraría de responsabilidad a un gobierno que promueva el consumo del tabaco? En todo caso, me parece que esos $150 millones pudieron usarse para impulsar esa supuesta “cultura del crédito”. Pero claro, eso no representa ganancia para los verdaderos beneficiarios del “Buen Fin”.

lunes, 12 de noviembre de 2012

MANO DE OBRA PARA LA GUERRA

Estados Unidos celebró este domingo el Día de los veteranos de guerra, la mano de obra barata en su histórica economía bélica. Son conmemorados por servir a su patria (entendiendo “servir” como el oficio de arrasar, imponer y apropiarse de lo ajeno); pero, como toda pieza desechable en la economía imperial, una vez que dejan las armas y regresan a casa, su valor decrece. Actualmente, miles de excombatientes se encuentran en el desempleo, sin acceso a los servicios básicos de salud y habitando las calles del país por el cual mataron y vieron morir. Cerca del 15.2% de la gente sin hogar en ese país – los llamados homeless – son veteranos de guerra. Se calcula que al menos novecientos cuarenta y cinco mil veteranos de Irak y Afganistán padecen de desempleo, de los cuales unos sesenta y siete mil carecerían de hogar. 

¿Pero quién querría alistarse y dar la vida por un país que desprecia a sus propios veteranos? La industria militar, como toda buena industria beneficiaria del capitalismo voraz, ha encontrado los insumos necesarios para mantenerse mediante el reclutamiento de la pobreza. El número de elementos castrenses provenientes de las clases socioeconómicas más bajas es desproporcionadamente alto, situación que no dista mucho de las Fuerzas Armadas de otros países. El número de personas de color y de origen hispano es también abrumador. Son los más olvidados los que arriesgan sus vidas para mantener a su familia a costa de la violencia y muerte que exportan al país que, en ese momento, el gobierno en Washington decida que es un peligro. Negocio redondo: así se autofinancia la economía militar más poderosa del mundo. 

Si bien el reclutamiento es voluntario, una vez se es parte del Ejército estadounidense las posibilidades para salir de él antes del término del contrato son escasas. La muerte es una opción y no extrañamente recurrida. Sólo en julio de este año se registraron al menos veintiséis suicidios dentro de las filas estadounidenses en combate. 

¿Qué celebra el presidente Premio Nobel de la Paz de Estados Unidos? ¿El lucro de la pobreza? ¿El número de víctimas que dejaron sus veteranos en otros países? ¿Los millones de dólares que la industria bélica aporta al sector privado y público del suyo? Al final del día, republicanos y demócratas administran la misma empresa.

lunes, 5 de noviembre de 2012

2012 Y LAS ELECCIONES EN EL MUNDO

Para cuando termine el 2012, un tercio de los países del mundo habrá realizado elecciones. Sin embargo, tanta transición pareciera no trascender en mucho. En Egipto, por ejemplo, los militares siguen teniendo el control de la vida política y civil, además de que la llegada de Mohamed Morsi a la presidencia amenaza el modelo cuasi secular instaurado por el nasserismo. En Yemén, por su parte, los treinta y tres años de Abdullah Saleh finalizaron con la elección de Abdo Rabu Mansur Hadi, vice-presidente del gobierno anterior y único candidato. Tras la “Primavera Árabe”, el régimen después del régimen se parece mucho al anterior. 

En América Latina los resultados no sorprendieron a nadie. El oficialista Danilo Medina gobernará desde el Palacio Nacional de Santo Domingo, mientras que Los Pinos se prepara para su reencuentro con el PRI. En el Palacio de Miraflores todo seguirá igual, como en el resto de Venezuela. En Nicaragua, el FSLN demostró la efectividad de su estructura omnipresente para permanecer al frente en los municipios. En El Salvador, ARENA - partido de derecha responsable de graves violaciones a derechos humanos - logró mayoría en el Congreso. En Paraguay, aunque no hubo elecciones, la “democracia” se encargó de cambiar de presidente mediante un procedimiento express, con todos los detalles resueltos para que no parezca un golpe de Estado. 

Los países del Consejo de Seguridad de la ONU también fueron a las urnas. Sin embargo, en China las “elecciones” son acuerdos políticos al interior del Partido Comunista, mientras que en Rusia se acusa el fraude. A pesar de las elecciones, probablemente Estados Unidos no detendrá el tráfico de armas a México y en Francia las políticas xenófobas no cesarán. 

África subsahariana también votó, pero en Mali la transición se adelantó y se produjo un golpe de Estado treinta y siete días antes de las elecciones. 

¿Existe democracia si una minoría tiene el poder de elegir la voluntad de la mayoría? Debemos replantearnos este concepto. Mientras lo limitemos al derecho a depositar un voto, no nos dará más resultados que el de un simple número en el conteo.

lunes, 22 de octubre de 2012

LA MEMORIA DETRÁS DE LA ESTATUA

El lector ahora mismo no está leyendo, sino recordando. No se encuentra leyendo estas líneas como un todo. Va palabra por palabra, recordando la anterior para darle sentido al texto y construir ese instante al que llamamos “presente”. Todo lo que pareciera actual es realmente un recuerdo constante. Nuestra memoria es el presente de nuestro pasado y la clave final para darle sentido a lo que somos hoy día. Nos da sentido a nosotros mismos y construye nuestra identidad. Ese carácter constante y estructuralista de la memoria adquiere una mayor importancia cuando hablamos desde la colectividad. ¿A quiénes recordamos como pueblo? ¿Por qué los recordamos? ¿Cómo recordamos? Estas son algunas de las preguntas que sobrevuelan la polémica construcción de una estatua a Heydar Aliyev en el bosque de Chapultepec de la Ciudad de México. 

Heydar Aliyev se sirvió de la Masacre de Joydalí - por la cual también se construyó un memorial en la capital mexicana - para agudizar su discurso anti-armenio y apaciguar las denuncias de represión y autoritarismo emitidas por la oposición azerí y organismos internacionales en materia de derechos humanos. De ahí que la administración de Ilham Aliyev – hijo del difunto dictador y actual presidente – se empeñe en construir en distintos países memoriales a Joydalí y estatuas que rediman la imagen de su padre. México es el decimocuarto país donde lo logra. 

La figura de Heydar Aliyev ha dividido a la sociedad de Azerbaiyán. Por un lado, sus simpatizantes recuerdan al presidente que defendió los intereses nacionales contra “el peligro” armenio y buscó modernizar el país. Por el otro, la oposición, los exiliados y las víctimas de su gobierno, ven a un dictador y represor autoritario. Ahí descansa la complejidad de este proceso de memoria. 

Mi opinión personal: no veo incorrecto permitir un memorial a las víctimas de Joydalí. Claro, eso debiera apurarnos en México a realizar sitios para las masacres de nuestra propia historia, pero no lo veo mal… en principio. Habrá que ver cómo se está reflejando esa tragedia en el memorial. No se trata sólo de definir qué recordar, sino cómo recordarlo. Sobre la estatua a Heydar Aliyev, mi postura es categórica: ningún memorial a ningún dictador en ningún lugar del mundo. La impunidad histórica es el clímax de toda violación a derechos humanos.

lunes, 15 de octubre de 2012

LA GUERRA SUCIA EN MÉXICO

La Guerra Sucia fue una política de Estado relacionada con un conjunto de medidas de represión militar y política para disolver la oposición en nuestro país, la cual fue dirigida por las instancias gubernamentales hacia los movimientos sociales y armados surgidos en México en los años sesenta y setenta, específicamente durante las presidencias de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez. Este capítulo, actualmente desconocido para la mayoría de los mexicanos, dejó víctimas tanto en la disidencia política urbana (como sucedió durante las Matanzas de Tlatelolco y del Jueves de Corpus) como en grupos indígenas de zonas rurales (como es el caso de la desaparición forzada de Rosendo Radilla). Distintas agrupaciones de derechos humanos han contabilizado al menos 1,200 desaparecidos durante esa época. La Fiscalía Especial para la Atención de Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) habla de al menos 643. 

Desde aquellos años, un colectivo de madres de desaparecidos ha exigido que aquel terrorismo de Estado no quede impune ante la historia. Su insistencia dio, a principios de este año, un paso trascendental: la inauguración del Museo Casa de la Memoria Indómita. 

Ese edificio - ubicado sobre la Calle Regina 26 en el Centro Histórico de la Ciudad de México - es un espacio con documentos, fotografías y objetos relacionados con las desapariciones forzadas ocurridas en nuestro país durante la Guerra Sucia. No es de extrañarse que su apertura haya pasado casi desapercibida para los medios de comunicación. La historia de los desaparecidos en México ha sido silenciada durante décadas, convirtiéndose en una memoria difusa. Este espacio es una oportunidad para darle nombres y apellidos a una memoria distinta a la de la historia oficial: la de las madres que no se han rendido en su batalla contra el olvido. 

Valdría la pena considerar este sitio como una visita obligada para todo aquél que se encuentra en el Distrito Federal. Es lo menos que cualquier mexicana o mexicano puede hacer para sí y su país: ejercer su derecho a la verdad mediante el proceso de la memoria, buscando dar cumplimiento a aquella exigencia que ha sido compartida por todos los pueblos a América Latina: “Nunca más”.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿PROTEGEN LOS DERECHOS HUMANOS A LOS CRIMINALES?

Los derechos humanos son los límites que se interponen entre la fuerza del Estado y el individuo con el fin de salvaguardar la integridad de éste. Respetar, garantizar y proteger estos derechos son obligaciones independientes a la acción punitiva del Estado en contra de quienes cometen delitos. 

Si bien no ha faltado quien afirme que los derechos humanos permiten la impunidad del procesado en detrimento de los derechos de las víctimas del delito, no podemos pasar de vista que gran parte de los países con menor índice de impunidad y con sistemas de justicia eficaces son normalmente los mejores calificados internacionalmente en materia de derechos humanos durante los procesos penales. No es imposible, entonces, garantizar los derechos humanos y evitar la impunidad. Garantizar los derechos humanos únicamente determina la salvaguarda de la persona humana, no el resultado final del proceso. 

Los mexicanos no estamos acostumbrados a un sistema penal que respete los derechos humanos. El concepto de un “presunto culpable” erigió en nuestra sociedad el prejuicio de que todo aquel que se encuentre sujeto a un proceso penal es per se un criminal que no merece la más mínima consideración. La realidad es otra. Respetar los derechos humanos del individuo durante el proceso no es concederle privilegios o prerrogativas de impunidad, sino otorgarle a él y a la sociedad las medidas básicas para que el Estado no se convierta en un victimario más: derecho a defenderse por sí mismo o asistido por un abogado, a no declarar en su contra, a no ser torturado, a no ser detenido sin orden judicial previa, entre otros. No veo en qué forma cumplir con estas obligaciones impida que una persona sea sentenciada de forma justa por los crímenes que haya cometido. Lo contrario sería decir que nuestras autoridades son incapaces de realizar una investigación sin generar un daño a la población, cosa que no creo. 

Permitir que en un caso se vulneren estos derechos es aceptar que se repita en el futuro. El hecho de que, en ciertos casos, esta vulneración por parte de las autoridades genere que los sospechosos sean liberados, no es culpa de los derechos humanos, sino de la falta de exigencia hacia las autoridades para que realicen un trabajo conforme a derecho. Garantizar o no los derechos humanos no debiera ser, entonces, materia de discusión.

domingo, 9 de septiembre de 2012

CHILE Y LA LUCHA CONTRA EL OLVIDO

El derecho a la verdad ha ganado un lugar importante en el ámbito del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Consiste en la obligación del Estado de investigar, procesar y castigar a los que resulten responsables de graves violaciones a los derechos humanos y revelar a las víctimas y a la sociedad toda la información producto de sus investigaciones. Este derecho ha adquirido un papel fundamental en los procesos de democratización en América Latina, obligando a muchos gobiernos a adoptar la reconstrucción de la memoria como política de Estado. 

En Chile, por ejemplo, la creación de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación no sólo aportó información valiosísima para evidenciar el terrorismo de Estado realizado durante la dictadura de Pinochet (testimonios, documentos oficiales, material multimedia, entre otros) sino que dejó los cimientos para erigir una conciencia nacional acerca de lo padecido durante diecisiete años. Otro de los hitos más importantes durante esta lucha contra el olvido en Chile fue la construcción del Museo de la memoria y derechos humanos, el cual tiene entre sus objetivos crear un futuro nacional a partir de la reconciliación con el doloroso pasado. Y así, podríamos enumerar muchos otros ejemplos de políticas de la memoria en la experiencia chilena. 

El olvido es una de las armas más poderosas de un régimen autoritario. Por eso toda transición a un gobierno democrático exige garantizar plenamente el derecho a la verdad. No se trata de un encadenamiento al ayer, como argumentan los críticos de este tipo de políticas, sino su esclarecimiento. Es garantizar el derecho de los muertos a ser enterrados con dignidad y justicia, y el derecho de los vivos a un futuro en paz. 

Este martes se cumplen treinta y nueve años del Golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende. Si bien el dolor de las víctimas y familiares es prácticamente irremediable (aún con el paso de los años), el avance chileno en la creación de políticas de la memoria y procesos de reconstrucción del pasado – los cuales ayudan a construir el futuro – es envidiable en otras partes del mundo. Quizá valga la pena que tomemos nota en México.

lunes, 27 de agosto de 2012

IVONNE A LA SOMBRA DE "IBOM"

Como si se tratase de un huracán, el paso de Ivonne Ortega por Yucatán será sucedido por la valoración de los daños y pérdidas a los que deberemos enfrentarnos los próximos años. Pero la administración en turno no parece preocuparse por ello, mucho menos en vísperas del último informe de lo que a duras penas pudo llamarse un gobierno. Los años anteriores, bajo un espectáculo digno de vodevil, atestiguamos como los llamados “mensajes ciudadanos” fueron una simple excusa para que la encargada del Ejecutivo reviviese su fiesta de quince años. La política y espectáculo, amalgamados en uno de los capítulos más vergonzantes en la historia reciente de Yucatán, marcaron estos cinco años de ibomismo. 

Hablo de “Ibomismo” y no de “ivonnismo”, no como reminiscencia al habla regional, sino porque recoge perfectamente la esencia de su administración: una caricatura de sí misma, no sólo asumida por ella, sino utilizada como bandera para incentivar su orgullo. Estos cinco años fueron de “Ibom” (el intento de símbolo pop) y no de Ivonne (el personaje político o cuasi-político que cumpliría con al menos un mínimo de formalidad). “Ibom” es un símbolo del Yucatán adormecido que cree ser transportado al País de las Maravillas mientras los tejidos institucionales son corroídos. Es el eje central de una estrategia publicitaria destinada a que el receptor sienta que vive en un lugar diferente, casi paradisiaco, donde las cosas no podrían estar mejor. “Ibom” es la estrella y el reinado donde debió haber una gobernadora y un gobierno. 

Si mis palabras pudieran sonar ofensivas para la encargada del Ejecutivo yucateco- no considero que lo son - le dará tranquilidad saber que estamos a mano. Llevo cinco años ofendido por el despilfarro que ha cometido para financiar sus caprichos y por el endeudamiento que tendremos que lidiar los próximos años mientras ella se encuentre (mal)ocupando algún cargo federal. No se olvide, “Ibom”, que nosotros no olvidamos. Será recordada como un mal sueño. Será una figura a la que se recurrirá como ejemplo de abyección y deshonra. De la justicia histórica difícilmente podrá salvarse. Y no será un mal de ojo lanzado por mí, sino resultado de lo que ha cultivado durante estos años. La sombra de “Ibom” siempre menguará el nombre de Ivonne Ortega. 

Como diría el poeta Juan Antonio Mateos: “Te seguirán sus ecos / a la región ignota / Adiós, mamá Carlota / Adiós, mi tierno amor.”

lunes, 20 de agosto de 2012

VLADIMIR PUTIN TRAS LAS PUSSY RIOT

“Virgen María, madre de Dios, ¡hazte feminista! Virgen María, madre de Dios, ¡echa a Putin!”. Ese es tan sólo un fragmento de la “oración punk” que le valió a las integrantes del grupo Pussy Riot la sentencia a dos años de prisión por haber cometido “vandalismo por motivos de odio religioso”. El caso ha generado un amplio debate a nivel mundial sobre el aparente roce entre el derecho a la libertad de expresión y la tolerancia religiosa. Sin embargo, me atrevo a decir que el aspecto religioso no es el trasfondo real – al menos no el único, ni el más determinante - de la condena a las Pussy Riot. 

 Vladimir Putin se ha caracterizado a lo largo de los años por su intolerancia a la crítica. Así lo ha demostrado su ríspida relación con ONG’s de derechos humanos y las persecuciones, amenazas y asesinatos a periodistas atribuidas a su gobierno, tal como ha sido documentado por la Unión de Periodistas de Rusia durante las administraciones anteriores de Putin como Primer Ministro y Presidente. Entre los casos más destacados se encuentra el de Anna Politkóvskaya, periodista asesinada en Moscú el 7 de octubre de 2006 en circunstancias aún no aclaradas y sin que se haya sentenciado a ningún responsable hasta la fecha. Politkóvskaya había realizado profundas investigaciones sobre los crímenes de guerra cometidos durante la Segunda Guerra en Chechenia por el Ejército Ruso bajo las órdenes de Vladimir Putin, entonces Primer Ministro de Rusia y candidato a la presidencia. Al respecto, diversos periodistas han incluso recolectado pruebas de que los atentados terroristas en Rusia atribuidos a rebeldes chechenos (y que servirían a Putin para justificar el inicio del conflicto) fueron realmente autoataques cometidos por altos mandos de la antigua KGB, agencia de inteligencia a la que Putin perteneció. 

¿Se trata de una controversia únicamente religiosa? Me parece que no. Más si consideramos que las Pussy Riot se habían presentado previamente en distintas plazas públicas tocando canciones en contra del gobierno de Putin y exigiendo su dimisión. ¿Hará caso Rusia a las críticas de gobiernos como el de Estados Unidos o el de Inglaterra, quienes solicitan se reconsidere la sentencia? Lo dudo aún más. El contexto geopolítico impide un cambio en la de por sí hierática soberbia de Putin, quien no está dispuesto a mostrar el menor signo de flaqueza ante las opiniones de occidente.

lunes, 13 de agosto de 2012

LA IDEOLOGÍA CONTRA SÍ MISMA

Hace unos días escuchaba a una persona de izquierda – él mismo se considera así – defender a las FARC como un movimiento revolucionario legítimo, a lo cual le objeté, entre otros aspectos, que ese grupo guerrillero ha recurrido a actividades terroristas. Me replicó que no era verdad, que esas acusaciones eran propaganda reaccionaria. Desconozco si esa persona ignoraba que las FARC han recurrido a prácticas como el secuestro, el uso de coches-bomba y animales-bomba, ataques a la población civil, el desplazamiento de poblaciones indígenas de sus territorios, narcotráfico, entre tantos otros etcéteras por las cuales considero difícil – por no decir absurdo – legitimar un movimiento sólo porque sostiene un discurso marxista-leninista. Lo que sí me queda claro es que ese tipo de resistencia a la crítica de movimientos o personas que comparten la ideología de uno se ha convertido en un denominador común entre mucha gente de mi edad que se ha unido a distintos partidos políticos o movimientos sociales. 

Todo aquél que adopte una postura política, sea cual sea, debe preguntarse si asume una ideología o se somete a ella, que no es lo mismo. Se puede ser de izquierda sin negar el atropello a la libertad de expresión cometida por Chávez en Venezuela o el aparato omnipresente y absolutista que ha construido Ortega en Nicaragua o la persecución de homosexuales cometida en Cuba durante el gobierno de Castro o, por supuesto, el terrorismo de las FARC. Del mismo modo, alguien que se ubique en las antípodas ideológicas de los movimientos de izquierda debe ser capaz de reconocer el respeto al derecho internacional humanitario por parte del EZLN y su amplia disposición a dejar las armas por el diálogo o el exitoso modelo construido por gobiernos de izquierda en el Cono Sur o la ingenuidad de argumentar que, de haber llegado a la presidencia, López Obrador hubiese convertido a México “en otro Cuba” o que no se puede estigmatizar a todos los que salen a manifestarse como “porros” que no quieren trabajar o estudiar. 

Ya no es momento de absolutismos ciegos con el que algunos asumen los vértices ideológicos tanto de la izquierda como de la derecha. Ya no es momento, incluso, de limitarse a esos dos adjetivos. Basta ya de obsesiones con los “ismos”. Sería mejor, en todo caso, generar nuevas formas de pensamiento menos absolutas y más allá de las ideologías preestablecidas, teniendo como único compromiso inamovible la búsqueda de la verdad. ¿Acaso no fueron la verdad, la objetividad, la crítica y la libertad las que motivaron a las ideologías? No veo porqué negarse el privilegio de estas cuatro virtudes.

martes, 7 de agosto de 2012

SOBRE EL MEMORIAL A LAS VÍCTIMAS

El proyecto de Felipe Calderón para la construcción de un monumento a las víctimas de la violencia en México posee, desde mi punto de vista, diversas inconsistencias si se atiende al rol que ejerce ese tipo de espacios en la pedagogía de la memoria. Expongo brevemente, a criterio del lector, algunos puntos esenciales: 

PRIMERO: Para hacer un monumento a las víctimas es indispensable la participación de las mismas. Los memoriales de graves violaciones a derechos humanos son en sí una forma de reparación, por lo que su planeación debe considerar las opiniones de las víctimas y sus familiares, cosa que no ocurrió en este caso. El monumento que se pretende es, desde su origen, ajeno a las personas que pretende redimir.

SEGUNDO: Un memorial de graves violaciones a derechos humanos debe hacer visibles a los invisibles: deben ser nombres, apellidos y, de ser posible, rostros. Implica el reconocimiento de que las víctimas lo son, empoderándolas como actores claves para su propia reparación. El proyecto no incluye una lista de las personas asesinadas y desaparecidas identificadas hasta el momento. Es un monumento a un concepto abstracto, no a personas determinadas que deben ser concebidas como individualidades por el Estado y la sociedad.

TERCERO: Además de reconocer a las víctimas, el monumento debe reconocer a los victimarios. ¿Víctimas de quién? No se es víctimas por generación espontanea. El reconocimiento de la existencia de víctimas debe significar el reconocimiento cuando menos de posibles victimarios: actores ilegales, paraestatales y/o estatales. El monumento en sí debiera ser un acto de humildad por parte del Estado, cosa que no ocurre en el proyecto presentado.

CUARTO: ¿Cómo poner un monumento a las víctimas junto a un campo militar cuando muchas de ellas tuvieron como victimarios a militares? Evidentemente sería absurdo acusar a una institución entera por determinados actos cometidos por una parte de sus miembros, pero no está en discusión la existencia de violaciones a derechos humanos por elementos castrenses. Lugares idóneos para erigir el memorial pueden ser muchos, pero sin duda alguna no en el Campo Marte.

lunes, 9 de julio de 2012

SEGUNDA VUELTA ELECTORAL EN MÉXICO

En términos generales, el sistema de segunda ronda electoral consiste en realizar una segunda votación en la que participan únicamente los dos candidatos que hayan recibido un mayor número de votos en la elección, siempre y cuando ninguno de ellos haya recibido al menos el 50% del sufragio. México es de los pocos países de América Latina que no posee este sistema de origen francés. ¿Qué beneficios ofrece?

La segunda vuelta permite una mayor participación en el resultado final de la elección. Todo ciudadano que haya votado por cualquier candidato que no haya alcanzado ninguno de los dos primeros lugares tendría la posibilidad de elegir entre los que sí lo hicieron al que sea de su agrado o al “menos peor”. Actualmente los mexicanos no podemos darnos el lujo de votar por el candidato que verdaderamente ha ganado nuestra confianza sin tener que valorar las posibilidades reales de que gane, desistiéndonos muchas veces de votar por él por consideraciones utilitarias. 

Fernando Dworak publicó esta semana un artículo en el cual sugiere que una “desventaja” de ese sistema es que el candidato más votado en la primera vuelta puede perder la elección en la segunda, debido al replanteamiento de los electores que apoyaron a los demás candidatos que quedaron fuera. Efectivamente podría pasar y es por eso que es un método más democrático: el resultado deja de ser la tiranía de la mayoría y se convierte en una decisión incluyente. 

Otra crítica muy común que suele hacérsele a esta propuesta es que “sería mucho gasto”. Es cierto que implicaría un gasto, pero un país no puede escatimar en asuntos relacionados con su democracia. Garantizar un sistema plural, democrático e incluyente es una responsabilidad básica en cualquier Estado de Derecho. En todo caso, el financiamiento electoral debe ser optimizado para reducir otros gastos que sí son innecesarios. El problema de México no es la falta de dinero de sus instituciones, sino la administración que se le da. 


Invito a posicionar en la agenda pública la opción de segundas vueltas electorales. Ojalá el lector pudiese colaborar planteando esta temática en conversaciones familiares, de trabajo, con amistades o en cualquier circunstancia de la vida cotidiana. Tenemos seis años para convertirlo en un asunto de debate y evitar que cualquier presidente suba al poder sin haber sido electo por al menos el 50% de los votantes.

lunes, 2 de julio de 2012

ELECCIONES 2012: COMO UN DÉJÀ VU

El proceso electoral en Nicaragua del año pasado coincidió con mi pasantía en el Center for Justice and International Law (CEJIL). Tuve la triste oportunidad de presenciar el ambiente generado por la maquinaria del FSLN para lograr la segunda reelección de Daniel Ortega. La compra de votos, el lucro con la pobreza, la coacción de funcionarios públicos en los tres poderes, sindicatos comprometidos, la compra de medios de comunicación y el uso del capital gubernamental para proselitismo, fueron algunas de las estrategias con las que Ortega logró la omnipresencia de su partido y su permanencia. Todo ello a pesar que entre la población no era ningún secreto que el FSLN estaba garantizando su triunfo mediante ilícitos cometidos antes del día de sufragio. 

Hace dos años veía la victoria de Peña Nieto como un lamentable, pero muy probable futuro. Sin embargo, nunca pensé ver en mi propio país la reproducción exacta del ambiente de indignación e impunidad de las elecciones nicaragüenses. No dudo que Peña Nieto fue el candidato con ventaja, pero tampoco dudo que ésta fue garantizada por un aparato que – es triste, pero necesario aceptarlo – poco dista del utilizado por regímenes como el de Ortega. Incluso cuando la mayoría de los votos hayan sido efectivamente a favor de Peña Nieto, no pueden quedar impunes los innumerables ilícitos que se cometieron: compra de votos, “pases de lista”, manejo sospechoso de boletas, robo de urnas, secuestros y amenazas, entre tantos otros etcéteras que confirman el poco respeto por la democracia que la maquinaria priísta ha aprendido durante el paréntesis que vivió como oposición. No descarto que otros partidos hayan hecho lo mismo, pero definitivamente no en la misma escala. Quien minimice uno de estos incidentes está consintiendo la fragmentación de nuestra incipiente democracia y abriendo la puerta a que estas prácticas sean repetidas por cualquier partido en 2018. 

Respecto a qué esperar de él como presidente, bastará recalcar que los resultados del Prep le dan una mayoría relativa menor al 40% de las votaciones. La mayoría absoluta del electorado no depositó su confianza en él. Creo que es un claro ejemplo del porqué debemos considerar la opción de tener segundas vueltas electorales en México, como la tienen prácticamente todos los demás países del continente y la mayoría de las democracias del mundo. 

En cuanto al regreso del PRI a Los Pinos, bastará decir que la única forma en que podrá deslindarse de su pasado será en la medida en que ser oposición durante el próximo sexenio no implique tener al Estado como enemigo.

lunes, 18 de junio de 2012

YUCATÁN: LA CENTROAMÉRICA MEXICANA

Poco se habla de la influencia centroamericana en Yucatán. Se habla comúnmente de las aportaciones española, cubana o libanesa que, junto al origen maya de nuestra población, constituyeron la identidad sociocultural de la Península; pero el componente centroamericano es rara vez reconocido. 

No quisiera pasar por barbachanista trasnochado, pero no son pocos los yucatecos que desconocen que el movimiento liderado por Miguel Hidalgo poco tuvo que ver con la emancipación yucateca de España. Poco tiempo después de que se reconociera la independencia del entonces Imperio Mexicano, las regiones que hoy conocemos como Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Yucatán, decidieron adherirse al Plan de Iguala (y por ende a México) para obtener su libertad. De acuerdo con el plan centroamericano, una vez independientes de España, estas naciones se separarían de México para constituir la efímera República Federal de Centroamérica. Los únicos que a último momento decidieron no formar parte de este proyecto de república y prefirieron permanecer en México fuimos nosotros. 

Pero más allá del elemento histórico, existen innumerables convergencias culturales entre Yucatán y el resto de los países centroamericanos. Un ejemplo claro resultan las bombas “yucatecas”. Realmente son una tradición nicaragüense que se extendió hasta lugares como Honduras y el norte de Costa Rica, donde pregoneros vestidos de guayabera recitan las bombas acompañándolas con bailes típicos que muy poca distancia guardan de las vaquerías “yucatecas”. Ni hablar de la gastronomía centroamericana, que en lugares de clima parecido al nuestro posee similitudes con la nuestra. (Por cierto, la costumbre de cubrir los tamales con hojas de plátano y no de maíz también es herencia centroamericana.) 

 Espero no sonar pretenciosos si digo que incluso tengo como hipótesis el posible origen centroamericano de la expresión “mare” yucateca, la cual está ya prácticamente en desuso. A lo largo de Centroamérica se suele decir “maje” para manifestar asombro, sorpresa o poner énfasis en alguna expresión (entre otros usos) de forma muy similar al “mare”. Por si fuera poco, en distintos países la expresión “maje” fue sufriendo modificaciones – como sucede con el “mae” costarricense – por lo que pudiera ser que el “mare” sea una de ellas. No tengo pruebas ni más sustento que la mera intuición, pero considero que no es una hipótesis del todo descabellada. 

De cualquier forma, me parece que es clara la herencia centroamericana en Yucatán. Desconocida por muchos, pero se encuentra presente. No son pocas las manifestaciones culturales que comúnmente denominamos “yucatecas” cuyos verdaderos orígenes se dieron un poco más al sur. A fin de cuentas ¿Acaso no hay nada más yucateco que la identidad compuesta a partir de muchas otras?

lunes, 11 de junio de 2012

PRESIDENCIABLES: SIN PROYECTO DE POLÍTICA EXTERIOR

Si pensamos que el primer debate fue lamentable, el segundo aburrió y decepcionó aún más. Los candidatos demostraron su falta de perspectiva sobre ciertas temáticas e, incluso, su falta de conocimiento. Esto fue aún más notorio durante el bloque relativo a la política exterior. 

Cierto es, como dijo López Obrador, que para lograr competitividad internacional debemos primero dedicarnos a fortalecer el mercado interno, toda vez que sin crecimiento a nivel interno no podremos estar en igualdad de circunstancias para competir en el exterior. Ésto fue lo único rescatable que dijo durante todo ese bloque. Vázquez Mota no dijo prácticamente nada y usó el tiempo para atacar. Peña Nieto, si bien tuvo razón al decir que debemos diversificar nuestras relaciones internacionales más allá de Estados Unidos, dejó en claro que no tiene la menor idea del cómo. Se limitó a decir que debíamos exportar a Asia-Pacífico y a Sudamérica, como si eso únicamente dependiese de la buena voluntad y no de una dinámica aún más compleja. 

Política exterior no es sinónimo de comercio exterior. Para alcanzar la plenitud de ésta primero debemos desarrollar aquella. No se trata sólo de decir “vamos a vender a otros países”. Para vender debemos generar una oferta que sea competitiva y buscar los puntos estratégicos de demanda. Más aún, para poder llegar a estos puntos debemos formar parte de una agenda internacional estratégica. El aislamiento mexicano del resto de América Latina – en gran medida auto impuesto – es uno de nuestros principales obstáculos. 

La presencia de México en la política regional se está volviendo cada vez más prescindible. El crecimiento sudamericano no se dio simplemente por decir “vamos a vendernos mutuamente”, sino porque estos países se involucraron en una agenda común que permitió el desarrollo de alianzas estratégicas, las cuales trajeron por añadidura tratados de libre comercio y fuertes relaciones comerciales. 

¿Cuándo México pasará de ser observador del Mercosur a ser un Estado miembro? ¿Cuáles son sus estrategias para tener un papel líder y determinante en la recién nacida CELAC? ¿Qué posición está adoptando ante el actual debate en el Sistema Interamericano? ¿Qué ofrece nuestro país para el desarrollo energético ante los últimos acontecimientos en la geopolítica actual? 

Podrán parecernos asuntos lejanos e irrelevantes en comparación a problemas más cercanos a nivel local, pero no es así. La diferencia entre los países de América Latina que hoy viven un mayor crecimiento y nosotros ha sido, en gran medida, que ellos han sabido jugar bien estas cartas. Nuestro país, en cambio, ha desperdiciado a lo largo de su historia innumerables oportunidades de crecimiento al descuidar su política exterior. 

Lástima. Ninguno de los candidatos nos ofrece absolutamente nada contundente en este rubro.

domingo, 3 de junio de 2012

#YOSOY132 NO SÓLO MARCHA, PROPONE

#YoSoy132 es un signo de que los jóvenes de México por fin hemos salido de nuestras “vacaciones de la historia”. La mayoría de los que nos hemos sentido atraídos por este movimiento formamos parte de una generación que - según se creía - apareció en el momento preciso para heredar el olvido histórico. Muchos no habíamos desarrollado aún conciencia política cuando Colosio fue asesinado. Apenas podíamos comprender el impacto de la devaluación de la moneda o de la inesperada aparición de unos encapuchados declarándole la guerra al ejército mexicano una noche de Año Nuevo. Nacimos en vísperas de la caída del sistema o quizá unos años después. Fuimos criados por víctimas del FOBAPROA y por muchos que vivieron su juventud durante la Guerra Sucia en los 70’s. Crecimos escuchando historias sobre tiempos remotos en los que las movilizaciones estudiantiles eran una herramienta básica para la participación política, aun cuando estaban prohibidas. Por muchos años nos enseñaron a asumir el rol de silentes testigos del tiempo. Ver pero no tocar, dejar que las cosas pasen sin remedio. Amaestrados y adormecidos, crecimos pensando que nuestro papel en la sociedad era permanecer estáticos y que la democracia debía limitarse al ejercicio del derecho a obedecer.

 Ahora la historia ha llegado para rendir cuentas. Dejó de ser un ente inaccesible y se ha materializado en el presente. Ya no es el lejano y penoso pasado, ni un futuro ambiguo e incierto. Ha tomado las calles y se ha convertido en el ensordecedor paso de miles de jóvenes en todo el país. Nadie iba a imaginarse que incluso una sociedad como la yucateca – por muchos considerada “sumisa” y “poco participativa” – iba a unirse a un movimiento como éste. #YoSoy132 es tan sólo el nombre que ha adoptado el deseo generalizado de contar con medios de comunicación que verdaderamente lo sean. Es, sobre todo, una invitación a hacer política desde la ciudadanía. La juventud de México ha recuperado su papel como pieza indispensable y fundamental para la transformación del país. Los anhelos por construir una democracia participativa tienen hoy una nueva herramienta a través de este movimiento.

Pero el movimiento sería estéril si se quedase únicamente en las marchas. Es por eso que #YoSoy132 Yucatán ha convocado a todos los interesados a participar en distintas mesas de trabajo este miércoles a las 5:00 pm en el Parque de Santa Lucía. Este encuentro tendrá como finalidad organizarse en diversos grupos ciudadanos de trabajo para impulsar proyectos en beneficio de la sociedad. Se trata de una invitación a iniciar un ejercicio democrático más allá de las urnas. Ojalá muchos que comparten esa inquietud por reconstruir los medios de participación ciudadana asistan. Definitivamente, esta reacción en cadena que inició en la Ibero no finalizará junto al calendario electoral.

lunes, 28 de mayo de 2012

EGIPTO: EL REGIMEN DESPUÉS DEL REGIMEN

Hasta antes del Golpe de Estado contra la monarquía en 1953, Egipto había buscado erigirse como un “Estado liberal modernizador” concentrando gran parte de sus esfuerzos en europeizarse y procurar un acercamiento con Occidente. Con la llegada del nasserismo, el país tomó una dirección completamente opuesta. Antioccidental, nacionalista, socialista, monopartidista, de profunda influencia militar e islamista, el modelo de Estado construido por Gamal Abdel Nasser predominaría en Egipto por más de cincuenta años y sería perpetuado por los gobiernos sucesores: el de Anwar Sadat – quien buscó la “liberación” de Egipto sin mucho éxito – y el de Hosni Mubarak. Éste último retomaría la esencia del nasserismo realizando apenas ligeros cambios en materia de política exterior, como los acuerdos de paz con Israel. Sin embargo, el nasserismo pareciera no haber sufrido grandes cambios en su esencia. Así, las décadas perdidas por los fallidos resultados de ese sistema fueron, en gran medida, el detonante de la Revolución egipcia. 

Este año, por primera vez, el presidente de Egipto será elegido por la gente. El resultado de la primera vuelta en los comicios ha dejado atónita a la sociedad egipcia: deberá elegir entre Ahmed Shafiq, Ex Primer Ministro del gobierno de Mubarak, y Mohamed Morsi, candidato de la Hermandad Musulmana. El primero, de llegar al poder, representaría al régimen como fruto de la caída del mismo, contradicción absurda que reduciría los esfuerzos de miles civiles durante el levantamiento a un tortuoso trámite de transmisión de poder para la supervivencia de un régimen. El segundo, representaría un retroceso ante los pequeños e incipientes pasos democráticos dados en el país. La determinación de Morsi por dar cumplimiento a la Sharia (ley islámica) amenaza la tranquilidad y libertad de ciertos sectores de la población, como los cristianos coptos y las mujeres partidarias de un mayor reconocimiento de sus derechos. 

No sólo es preocupante que ninguno de los dos candidatos sea el mesías revolucionario que muchos esperaban subiese al poder después de la caída de Mubarak, sino que el país sigue gobernado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Esto resulta un punto trascendental si se tiene en cuenta que los gobiernos de Nasser, Sadat y Mubarak se caracterizaron por la omnipresencia del ejército en la vida política y civil. Ninguno de los dos candidatos parece dar garantías de revertir esta situación. El panorama es desalentador para muchos: la primavera en la Plaza Tahrir pareciera haber terminado. 

Egipto vive un momento decisivo en su historia. ¿Fue la revolución tan sólo el cierre súbito de una etapa y el inicio de una nueva para el longevo sistema nasserista? Sería lamentable que así sea. La llegada del nuevo presidente determinará, en gran medida, el futuro para este país del Magreb. Quizá el fin de una revolución sea tan sólo el verdadero principio de ésta.

martes, 22 de mayo de 2012

CARTA AL PORTADOR

Estimada lectora, estimado lector

Usted puede salir a las calles y unirse a cualquier reunión, marcha o manifestación cuando así lo considere. Mi bisabuelo no podía. Él era un periodista y escritor que no estaba de acuerdo con el gobierno en turno. Fue amenazado varias veces y terminó detenido en más de una ocasión. Lo condenaron a muerte como a muchos otros (algo que se ha omitido en la historia oficial: a principios del siglo pasado se colgaba a los disidentes sobre Paseo Montejo), pero logró escapar a Cuba donde vivió unos años en el exilio. Mi bisabuelo no podía participar en algún tipo de reunión ciudadana, aunque fuese pacífica, porque la libertad de expresión era un privilegio. 

Existe una enorme diferencia entre el México que le tocó vivir a él y el que nos ha tocado a nosotros. Hoy día la libre manifestación de ideas no sólo es un derecho, sino un deber ciudadano para participar en el ejercicio democrático. No sé si Usted apoye o no a Enrique Peña Nieto. Está en total libertad de hacerlo o no. Pero, si Usted simpatiza con él, debe saber que cualquier persona que pretende alcanzar un cargo político se expone a sí mismo al escrutinio público. Si llega a ser presidente, Peña Nieto deberá respetar el derecho de todo aquél que no esté de acuerdo con él a manifestarlo de manera libre y abierta. Si apoya a Peña Nieto tiene el derecho de organizarse y participar en actos apoyándolo. Hágalo. Todas las voces deben ser escuchadas. Pero no hay que estigmatizar de “revoltosos” o “acarreados” a los que no lo apoyamos. Es por eso que movimientos como #MarchaYoSoy132 deben ser respetados y tolerados. 

Hace unos días, Enrique Peña Nieto presentó un “decálogo” con los principios que regirían su gobierno. Dos de ellos están íntimamente relacionados con la libertad de expresión y los medios de comunicación. Si el candidato piensa cumplir realmente ese decálogo – lo cual espero que así sea – no puede acusar a un movimiento pacífico de dividir al país o de sembrar el odio. Me parece que estas manifestaciones deben ser un ejercicio de tolerancia para el que pretende ser el futuro presidente del país y sus simpatizantes. Nosotros, los que no estamos de acuerdo con el proyecto de nación que ofrece y con el manejo de los medios de comunicación a su favor, respetamos el derecho de los que opinen diferente. 

Una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre. La #MarchaYoSoy132 es el ejercicio legítimo de una sociedad que desea estar bien informada. Tiene Usted, si apoya a Peña Nieto, el derecho de réplica y a organizarse también, pero nada de libertades condicionadas: la expresión pública es de todos. Mucha gente ha sufrido en el pasado por ejercer esta libertad. Ya no estamos para repetir la historia de generaciones pasadas como la de mi bisabuelo. 

Sinceramente, 
un ciudadano dispuesto a convivir y a respetarlo a Usted, apoye o no a Peña Nieto.

martes, 15 de mayo de 2012

TRANSGÉNICOS: RETO DEL PRÓXIMO GOBIERNO EN YUCATÁN


En la Península de Yucatán cerca de quince mil familias dependen de la producción de miel. Más de diez mil toneladas de miel generan anualmente un derrame económico de trescientos millones de pesos. La importancia de este sector productivo para nuestra región es incuestionable. A pesar de ello, destaca el poco protagonismo que ha tenido este tópico entre los candidatos a la gubernatura del Estado como parte de sus propuestas de campaña. Pero sería más lamentable aún que nosotros como sociedad nos mantuviésemos desinformados ante la actual crisis que vive ese sector productivo.

Desde 2011, la polémica empresa estadounidense Monsanto fue autorizada para sembrar treinta mil hectáreas de soya transgénica en nuestra región. Como consecuencia, el polen de la soya transgénica ha contaminado la siembra de la miel. Esta alteración en el cultivo ha sido detectada por la Unión Europa, destino del 90% de la producción de miel mexicana. Debido a los estrictos estándares que impiden la entrada de productos transgénicos al territorio europeo, la economía regional se ha visto seriamente afectada y se calcula que podría generar pérdidas de hasta doscientos millones de pesos. A pesar de ello, Monsanto espera sembrar este año cerca de doscientas cincuenta y tres mil quinientas hectáreas de soya transgénica en la Península de Yucatán, Chiapas y la Huasteca.

Esta semana Aké, Mayapán, Kabah, Oxkintoc, Izimal, Kulubá, Dzibilchaltún, Ek Balam, Chichén Itzá y Xtampac fueron el escenario de protestas simultáneas para solicitar que la Península sea declarada territorio libre de transgénicos. El Pueblo Maya, con el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales, ha iniciado una lucha urgente para impedir el deterioro del medio ambiente, la salud y la economía en la región. El objetivo es claro: detener el paso de Monsanto o de cualquier otra empresa que intente introducir transgénicos en el cultivo.

Este es un tema que debe encabezar nuestras preocupaciones a la hora de decidir a quiénes elegiremos como gobernadores en los tres estados de la Península. En el caso específico de Yucatán, nuestra meta debe ser no llegar a las urnas sin que los señores Olivia Guzmán Durán, Joaquín Díaz Mena, Rolando Zapata Bello y Eric Villanueva Mukul nos hayan manifestado de manera precisa su posición, así como sus propuestas para solucionar esta problemática. ¿Qué harán con el avance de los productos transgénicos en Yucatán? ¿Cuál debe ser la estrategia para defender la producción de la miel? Debemos posicionar este asunto como prioridad en la mesa de discusión y exigir propuestas concretas al respecto. Son este tipo de temáticas y no asuntos secundarios los que debe acaparar nuestra atención durante la contienda electoral.

sábado, 31 de marzo de 2012

DEL ESTADO Y EL GOBIERNO LAICO

Un Estado laico es aquel cuya estructura orgánica, poderes e instituciones son totalmente independientes y ajenos a cualquier religión. Inglaterra, Noruega e Irán son, en mayor o menor medida, países en los cuales la función pública y la agenda religiosa convergen habitualmente, por lo que carecen de laicismo. Argentina y Costa Rica, por su parte, son países cuya religión oficial es el catolicismo, razón por la cual un porcentaje de sus egresos está destinado a apoyar a dicha Iglesia. Hago esta introducción como punto de partida para explicar el por qué considero que México es (aún) un Estado claramente laico, a pesar de que argumentar lo contrario pudiese ser tentador para algunos. El organigrama estatal se encuentra estructurado de tal forma que ninguno de los tres poderes de la federación dependa de algún culto para ejercer sus funciones de manera efectiva. Diferente sería preguntarnos si un determinado gobierno es laico. Ahí tenemos una discusión diferente.

Vivimos en un país predominantemente católico. Es evidente que existe un alto grado de probabilidad de que una autoridad – sea Presidente o Ministro de la Suprema Corte, por ejemplo - sea católica y practicante. Nuestros funcionarios suben al poder junto a su ideología, posición política y culto, las cuales inevitablemente tendrán influencia en sus actividades. Puede gustarnos o no el hecho, pero ésta es una realidad que sucede en todo sistema democrático. Será benéfico o perjudicial para nosotros en la medida en que coincidamos o no con sus consecuencias.

El panorama se complica cuando nos preguntamos hasta dónde debe tolerarse que un gobierno o funcionario público cercano o partidario a una fe determinada manifieste o ejerza esta preferencia. La respuesta se encuentra en la medida en que sus acciones sean incompatibles o pongan en riesgo el ejercicio de las funciones del Estado laico. Me parece que durante la reciente visita del Papa esta delgada línea divisoria fue cruzada en más de una ocasión.

En un Estado laico, las manifestaciones religiosas que rodean una visita papal son y deben ser permitidas en virtud de la libertad religiosa. La población mexicana que participa en la fe católica tiene el pleno derecho a recibirlo como el líder de su Iglesia. No así las autoridades en ejercicio de sus funciones. México reconoce a Joseph Ratzinger como Jefe de Estado del Vaticano, entidad independiente con la que nuestro país posee relaciones diplomáticas. El trato, entonces, no debe ser diferente al ofrecido a un Primer Ministro o Presidente. Me parece incongruente con estos principios que funcionarios públicos se hayan referido a él - tanto en forma pública como por documentación oficial - como “Su Santidad”, “Santo Padre” y similares, o hayan cumplido con protocolos claramente nobiliarios que no deben ser concedidos ni siquiera a monarcas. Soy católico, pero también fiel defensor del laicismo. No creo que a ningún católico le agradaría ver ese tipo de trato preferencial y claramente practicante hacia un ministro de algún otro culto. Me parece un punto a considerar por respeto a la gente de otra religión en el país y a los que no practican ninguna.

lunes, 26 de marzo de 2012

A TRAVÉS DE LOS OJOS

No pasó mucho tiempo para que Othman Al Beshr y yo nos hiciéramos buenos amigos durante una estadía en el extranjero. El cruce de nuestros caminos se dio al momento en que la historia, cultura y política de Medio Oriente había despertado un gran interés para mí. Othman y yo, junto con otros tres amigos más de Arabia Saudita, solíamos pasar gran parte del tiempo juntos. Hablábamos de todo un poco y comparábamos cómo era la vida, cultura, gastronomía y política en nuestros países. El único tema que me resistí a poner sobre la mesa fue el conflicto árabe-israelí. No sabía cómo abordarlo o si debía hacerlo. Opté por contener mi curiosidad con la esperanza de que, tarde o temprano, esa conversación llegaría de forma natural. Así ocurrió.

Un día nos encontrábamos platicando a la salida del metro, cuando un judío – por la vestimenta religiosa que usaba era evidente que lo era – se detuvo ante a nosotros. Othman dejó de hablar por un segundo al advertir que, debido al estrecho pasillo de las escaleras y el gran flujo de personas, él y el rabino tuvieron que permanecer frente a frente. Estaban a tan sólo unos cuantos centímetros de distancia, a la espera de que el sube y baja humano les permitiese separarse y retomar sus caminos. Fue tan sólo unos segundos, pero en aquella imagen se evidenciaba la incomodidad de ambos personajes obligados a mirarse fijamente. Una vez fuera de la estación, Othman me contó el incidente. Yo fingía no haberme percatado del casi metafórico cuadro que acababa de presenciar. Días después, me enteraría de que Othman tenía familiares en Palestina que habían tenido que trasladarse al Líbano y Arabia Saudita por temor a los ataques del ejército israelí.

El conflicto entre judíos y musulmanes es sumamente complejo. Los palestinos son el mayor grupo de refugiados en la actualidad y se calcula que más de cuatro millones han abandonado sus hogares debido al proceso de colonización israelí. Tan sólo en la guerra de 1948, cerca de cuatrocientos pueblos palestinos fueron destruidos, siendo reemplazados de forma ilegal por asentamientos israelíes. Por otro lado, el muro levantado en la frontera con Cisjordania no respeta los límites provisionalmente establecidos, sino que se extiende a más de veinticinco kilómetros fuera de Israel, cortando la comunicación entre aldeas y ciudades palestinas. Por si fuera poco, este lunes, en un acto enérgico, Israel rompió relaciones con el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, después de que éste aprobase la creación de una comisión para investigar el impacto de las colonias judías en territorio palestino.

No quisiera adoptar como posición la condena contra un país a partir de la idealización del otro. Los asentamientos ilegales resultan igualmente peligrosos para ambos pueblos. La agenda política está canalizando la tensión social hacia sus propios objetivos. El uso de la religión y el sentimiento nacionalista por parte de los dos gobiernos para sustentar el conflicto – y con éste sus intereses – ha postergando una posible resolución al resentimiento histórico: ese que únicamente podrá darse cuando ambos pueblos decidan ponerse uno frente al otro, ya no obligados por la marea humana del metro, sino por el deseo de mirarse a los ojos y reencontrarse.

martes, 20 de marzo de 2012

ECLIPSE URBANO

Caminar el centro de Mérida por las noches genera que uno se sienta como visitante en su propia casa. Es el punto de encuentro en el cual, como pocas veces, parecieran converger los distintos mundos que la conforman. A pesar de lo que se aprecia más allá de sus fronteras claroscuras, el cuadro central nos ofrece la quimera de una ciudad sólida y homogénea. Lo que tan sólo unas horas antes luce como un naufragio vehicular bajo el capricho del sol vespertino, es transformado por la música, luces y el flujo de peatones al ritmo del paso nocturno. Esa es la gran seducción que ofrece: un lúcido espejismo de su gente y su vida cotidiana. La belleza de Mérida consiste en su capacidad de hablarnos, no tanto por lo que demuestra a simple vista, sino por lo que esconde.

Si, como decía Angela Carter, las ciudades tienen sexo, la mejor forma de entender Mérida es sexualizándola. Imaginemos, entonces, que Mérida fuese una mujer.

Seguramente dormiría con todos y no lo contaría a nadie. Compartiría cada noche una habitación distinta, pero sacudiría la brizna sobre su cama matrimonial. Estaría arreglada la mayor parte del tiempo. Se haría a la difícil para demostrar que está siempre dispuesta. Portaría un nombre catalán, un primer apellido libanés y otro de origen maya, aunque, para evitar vergüenzas, hubiese traducido éste último al español desde hace tiempo. Lloraría por las noches y sonreiría para las fotos de revistas. Nos convencería de lo grandioso que debe ser vivir con ella o como ella, aunque en el fondo quisiera salirse de sí misma. Si Mérida fuese una mujer, seguramente me guiñaría el ojo como a cualquiera y yo me sentiría halagado, como si no existieran otros que hubiesen transitado por sus calles.

Pero Mérida no es una mujer, mucho menos un hombre. Es una ciudad asexual que se niega a definirse a sí misma. No busca porque tiene miedo de algún día encontrarse. Es la ciudad-dogma o ciudad-tabú: lo que uno debe y no ser, aunque vaya en contradicción con lo que se es realmente. Por eso el meridano lucha para demostrar que es quien nunca ha sido y ejercita la vieja dinámica de observar lo que hace el otro. Subraya los detalles y los murmura públicamente, pero dando la espalda. Mérida puede amar a veces, pero cuando lo hace es siempre a espaldas.

Y sin embargo me sigue guiñando el ojo. Aunque sé lo que esconde y lo que no dice – lo niega, porque esa es la “buena costumbre” – le hago creer que me engaña. Convivo con ella a pesar de ella; la descubro nuevamente cada vez que me oculta algo. Y cuando lo hace, la luz sobre sus pupilas me indican el camino de regreso, deseando perderme en la marea bajo sus manos.

Resulta que Mérida es eso: la más hermosa y descarada de todas las contradicciones. Madrastra, insegura, acomplejada y beata. Me resulta imposible no odiar quererla como quererla odiar sin éxito alguno. Sólo me queda aceptar que - parafraseando a Sabina - aunque sé que no es la más bella del mundo, juro que es más guapa que ninguna.

lunes, 20 de febrero de 2012

LA ORQUESTA DEL TITANIC

Dice una voz popular que la orquesta de Wallace Hartley, ante el trágico declive del Titanic y su inminente desenlace, no pudo hacer más que lo dictado por la vocación y el espíritu de sus músicos: continuar tocando, entre los gritos y la estampida de más de dos mil personas que atestiguaban su propio naufragio. Ninguno de los ocho sobrevivió para relatar el último performance que ofrecieron en el hasta entonces inmortal transatlántico.

Con el tiempo, la escena casi poética de los músicos interpretando "Nearer, my God, to Thee", se fue injustamente tergiversando hasta convertirse en una expresión peyorativa para describir a todo el que, ante las adversidades, opta por aparentar que todo sigue su curso natural.

Traigo esto a colación debido a lo tentador que pudiera ser esta interpretación negativa para describir los tiempos en que actualmente transita la humanidad. Las crisis económicas mundiales que se presenciaban cada treinta años ahora azotan cada doce meses; y sin embargo la sociedad de consumo no ha dejado de consumir, que es lo propio, y de extasiarse con los nuevos modelos de iPods, iPads y tantas otras urgencias que realmente nunca lo fueron, como si transcurrieran los tiempos de mayor abundancia. Las noticias se atiborran de la alfombra roja en los Grammys o del “póker” de Messi - disculparán la blasfemia los azulgranas - pero nadie se preocupa por enterarse de la guerra que se acerca en Medio Oriente, la cual amenaza con repercutir en todo el mundo. En Mérida, por dar algún ejemplo más cercano, las personas aún cree que la estela de saldos fúnebres que asedia el norte del país no aterrizará nunca sobre esta tierra. En todos lados, la humanidad se encuentra abstraída por las pantallas que le frecen lo que la realidad no puede: la posibilidad de creer que nuestro rumbo no peligra y que cada quien puede seguir como si nada.

Es por eso que resulta sumamente valiosa la propuesta que la nueva producción conjunta de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina - titulada precisamente “La orquesta del Titanic” - hace de forma irónica para regresar al sentido original de la historia detrás de los ocho músicos y su naufragio. Al mismo tiempo, el álbum evita caer en la desafortunada tendencia a ignorar el temporal que sufre el mundo y aparentar que todo anda como es debido. "Las cifras son insoportables y la gente lo está pasando muy mal, y seguir cantando es lo que se nos ha ocurrido para que al menos haya una canción en la que llorar, recordar o con la que bailar con la novia", anunciaban en una entrevista reciente. "[E]ra una metáfora de la crisis que está cayendo fantástica. Nosotros salimos de gira a divertirnos y a pasarlo bien y el mundo se hunde”. La historia del Titanic es retomada por los dos cantautores con el verdadero espíritu que invadió a los músicos de Hartley en sus últimos momentos: el instinto de celebrar la vida ante la posible extinción, de echar a volar el canto cuando lo normal sería salir huyendo.

“Lo que pasa es que estalla una bomba en la noche de paz, lo que pasa es que apesta a zambomba el mensaje del rey”, cita una de las canciones. Cínico, bien logrado y sin abstraerse de la realidad, “La orquesta del Titanic” no será el mejor trabajo de ninguno de los dos, pero resulta una divertida y apasionante ironía. Es, sobre todo, una excelente invitación para que, parafraseando a Sabina en discos pasados, en caso de acontecer el fin del mundo, éste nos pille bailando.

lunes, 13 de febrero de 2012

JUICIO CONTRA EL JUEZ BALTASAR GARZÓN

Hace tan sólo unos meses, tuve la oportunidad de escuchar a Baltasar Garzón Real durante una de sus conferencias. Entre otros temas, destacó el papel de los jueces y su responsabilidad con las víctimas. “[Todo juez] debe asumir riesgos, aunque ello lleve implícito un resultado adverso para sí mismo”, decía en aquella ocasión. Sin duda alguna, la experiencia del propio Garzón consta como prueba irrefutable de ello. No es de extrañarse que los tres procesos llevados en su contra – uno de los cuales, como es de conocimiento público, ordenó su inhabilitación – estén relacionados por su actuación como juez en casos de graves violaciones a derechos humanos y actos de corrupción cometidos durante la dictadura de Francisco Franco o durante la gestión de diversos funcionarios miembros del Partido Popular (PP), actual heredero político del franquismo.

Me opongo, como bien diría Michael Ignatieff, a convertir la lucha de los derechos humanos en una religión atea. Eso implica negarse a generar un santoral a partir del endiosamiento de ciertas personalidades comprometidas con la causa. De encontrarse pruebas contundentes de abusos cometidos por Garzón en su actividad jurisdiccional, éste debe ser sancionado de acuerdo a lo establecido en la legislación española relacionada a la responsabilidad de los administradores de justicia, eso no lo discuto. Sin embargo, no existen actualmente pruebas suficientes de ello. La sentencia dictada en su contra es el resultado de un proceso desmedido en arbitrariedades, sin mencionar que distintas peticiones de defensa le fueron desatendidas. Por si fuera poco, la sentencia no especifica cuál ha sido el daño concreto que habría ocasionado su gestión. ¿En qué está fundamentado, entonces, este fallo?

No es de extrañarse que los magistrados que adoptaron esta decisión estén políticamente ligados al PP. Con la llegada de Rajoy al poder, éste partido se encuentra con un rango de influencia aún mayor para realizar una venganza política en contra del hombre que en el dos mil ocho inició distintas investigaciones para develar más de cien mil casos de desapariciones forzadas ocurridas durante la dictadura de Francisco Franco. En el Caso Gürtel, por el cual fue inhabilitado, Garzón expuso a la luz pública la red de corrupción liderada por Francisco Correa, director de varias empresas íntimamente vinculadas al PP. Absurdamente, el primer sentenciado en éste caso ha sido el mismo Juez que inició la causa, mientras que los responsables continúan impunes. Así, los procesos llevados en su contra tienen como único fundamento la persecución política.

Recuerdo que, en esa misma conferencia, Baltasar Garzón advertía que, si bien “a nivel oficial se habla de las víctimas”, están son siempre “invisibilizadas”. “Las víctimas incomodan”, señalaba. Ese ha sido el común denominador en las graves violaciones a derechos humanos sufridas durante dictaduras como la de Francisco Franco en España o las vividas en muchos países de América Latina. De ahí que los jueces comprometidos con la investigación, persecución y enjuiciamiento de los victimarios sean una pieza fundamental para fortalecer la voz de las víctimas y sus familiares. Son imprescindibles los jueces que asumen como su principal labor el hacer visibles a quienes, a pesar de las décadas transcurridas tras la caída de esos regímenes autoritarios, siguen esperando justicia. El Juez Baltasar Garzón es, a mi parecer, uno de ellos.