jueves, 26 de diciembre de 2013

A 20 AÑOS DEL EZLN

El Diario Reforma publicó esta semana un encabezado bastante provocativo en vísperas de los veinte años del levantamiento zapatista en Chiapas: “Nada mejoró para indígenas con el EZLN”. Bajo este título, Emily Corona señala que las condiciones de vida de los pueblos originarios en el país “no tienen una mejora sustancial”. Nada tengo que oponer al hecho de las naciones indígenas en el país son las más pobres de las pobres. Son “Los Nadie” descritos por Eduardo Galeano. Son a los que el resto de la población ve como sombras de un pasado vergonzoso que debió ser superado y cuya presencia en este presente es una amenaza para el desarrollo. Sí, son los últimos, lo que nunca y los que no pueden. Sin embargo, quizá el título elegido por Corona merece algunos comentarios urgentes para evitar confundirnos. 

Resulta muy fácil criticar a cualquier movimiento por no haber traído el reino de los cielos a la tierra. Bajo esta óptica todo es estéril e inútil. Y ese es el argumento principal de quienes no creen en los procesos. El objetivo inmediato de cada movimiento debe ser el desbloqueo social, político, institucional y legal. Deshacer aquellos obstáculos que impiden abordar determinadas temáticas. Se trata de iniciar procesos para transformar la realidad paso a paso, como son todos los verdaderos grandes cambios. Sí, dan ganas de que el ahora sea ya, pero hay que creer en los procesos y retomar los pasos iniciados por otros para seguir avanzando. 

Quizá la periodista del Reforma olvida que antes del 1 de enero de 1994 los indígenas en el país eran más invisibles de lo que ahora son. El espejismo de un país tocando las puertas del primer mundo a partir de la firma del TLC no fue desmantelado sino hasta la llegada (pública) del EZLN. El México que se creía cuasi potencia descubrió que millones de indígenas vivían en condiciones infrahumanas y que de atender sus carencias dependía nuestro futuro. Nos hicieron ver que estaban ahí en las selvas, en los pueblos y en las ciudades. Que no eran piezas de museo o souvenir turístico. Que eran naciones enteras con sus propios idiomas y culturas. Que estaban hartos. Que era imposible un México sin ellos. 

El camino es aún largo. Y sí: los indígenas de nuestro país llevan cinco siglos de ser invisibles. Pero el movimiento zapatista abrió la brecha para una nueva etapa en este proceso. Desde la atención internacional al tema hasta las escuálidas e insuficientes reformas constitucionales en materia indígena. Por poco o mucho, pero el escenario es ahora distinto. Falta descubrir y planificar los siguientes pasos para construir una verdadera federación plurinacional. 

Colofón: ¿Que qué hacen los zapatistas ahora? Vivir. Sobrevivir. Decidieron no seguir esperando lo que el gobierno no otorga. Los caracoles zapatistas han mejorado los niveles de alfabetismo y salud de su población desde hace años. No están en la gloria, pero sí mejor a como estaban cuando sólo esperaban. El poder de la voluntad y organización es la mayor arma para salir adelante cuando el Estado no abarca su propio territorio.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

COMADREANDO

Vamos empezando el cierre de año. Increíble cómo no llega a hacerse una rutina, por más viejo que nos hagamos. En diciembre uno siempre se topa con la sorpresa de que el tiempo pasa volando. Claro, ingenuos nosotros. Como si el tiempo hiciera otra cosa que no sea irse y dejarnos en el camino. ¿Y para qué hablar de la Navidad? El mismo ritual, la misma mesa. Y me parece excelente, pero no hay más. El mundo, en cambio, ese sí que me preocupa. Tan igual como siempre que hasta asusta. 

Que no ha acabado la Guerra Fría para Ucrania, dicen los analistas. ¿Será? Entre Moscú y Washington, Kiev es tan sólo el ring de boxeo. Y que Rusia dice que va, pero no va. Y que Estados Unidos dice que no habrá golpe de Estado. ¿Cómo no sentirse en la post guerra? Por si fuera poco, China se lanza a la carrera especial. Un poco fuera de temporada, pero con una indudable entrada triunfal. La primera misión no tripulada desde 1976. 

Evidentemente es fácil tomar la delantera en competencias en las que ya nadie participa, pero simbólicamente es un paso imponente para Beijín. No sé si impotente, pero al menos sí imponente. 

Pero si en verdad el mundo va a volver a una bipolaridad (como si no bastase su actual esquizofrenia), personalmente voy a exigir que -junto al espionaje, las guerras sin guerra y la repartición de países como aliados- se retome el humor satírico-político que sólo Mafalda pudo regalarle al mundo. 

Y no estoy pidiendo necesariamente que Quino retome la pluma (abiertamente ha jurado no volver a hacerlo). Pero sí hace falta un poco de humor lúdico. Claro, en Yucatán contamos con el gran Tony. En sus recuadros van pegaditos el cachondeo y la protesta, como debe ser. Como es lo sano. 

Por supuesto, también hay momento para ponerse un poco serio y hablar igual. Por ejemplo, el tren de Nueva York. Cuatro muertos, que nadie niega que es una tragedia. Sin embargo, ya van 23 migrantes que murieron en “La Bestia” este año. Eso ni lo cuentan. Y es que muchas veces lo que debiera ser noticia resulta no serlo. Esta semana, por ejemplo, condenaron a 180 años a dos feminicidas en Guatemala. ¿Y aquí en Yucatán? Bien, gracias. Como si nada. Con eso de que aquí no se cometen feminicidios, aunque se cometan. Aquí lo que hay son “crímenes pasionales”. Pero para eso ya demandaron al Congreso de Yucatán ante el Tribunal Constitucional por no tipificar el feminicidio como delito grave. Veremos qué pasa. Bueno, le dejo a usted continuar su semana. 

Igual no me tome muy en serio en nada de lo que digo. A fin de cuentas el tiempo sólo sabe correr y este mundo impredecible hace lo que quiere. Como propuesta de año nuevo debiéramos enderezarlo un poco. Al menos un poquito. Por salud.

lunes, 25 de noviembre de 2013

EN SU LUZ (LEYENDA APÓCRIFA)

Para las realidades que, ante el mundo, son sólo leyendas

Todas las noches, Nicte se refugiaba en los brazos de su hamaca para que él no la viera. Fingiendo estar dormida, se acariciaba el rostro y descubría que el día anterior aún no se había borrado por completo de su ojo izquierdo. Su madre le ayudaba a ocultar (sin éxito) las llagas de su cuerpo bajo el hipil. Ella no entendía el porqué, pero el jaguar tomaba forma de humano al anochecer e iba a buscarla: irrumpía en su casa ladrando como un perro, destrozando todo lo que había a su paso. Su madre siempre trataba de detenerlo, pero era inútil. Entraba al cuarto y reconocía la silueta de la pequeña, tendida entre las paredes y pretendiendo el sueño. Una vez sobre su presa, se alimentaba de ella; sin hincar su dentadura sobre la piel, sin tener que arrebatarle fragmento alguno de su carne. Nunca era un sueño. Lo sabía por las astillantes lunas púrpuras en sus brazos que quedaban tras su lucha por sobrevivir. 

En una ocasión, mientras esperaba acostada en su habitual escondite, un colibrí oyó su llanto y entró por la ventana. Nicte le contó cómo el jaguar, noche tras noche, se alimentaba de su espíritu y le arrancaba su niñez. El ave, conociendo más allá de lo que los humanos pueden ver, le dijo que podía escapar volando por la ventana para nunca regresar. Pero ella no quiso intentarlo, pues era conocido por todos que los humanos no pueden volar. De cualquier forma, le suplicó que espere a su lado hasta que él llegase. Aceptó. A partir de esa noche, el colibrí aparecía y esperaba a que el jaguar se fuera para poder consolarla. Le insistía que huyese volando con él, pero ella seguía sin creer que eso fuese posible. Desde la ventana, lloraba junto con ella, en silencio. 

Llegó el día en que Nicte se enfermó de gravedad: su cuerpo comenzó a hincharse, comenzando por su estómago. Los ancianos del lugar coincidían en que esto era producto del demonio. Ella no entendía, como siempre. Lloraba, escuchaba, presenciaba, padecía; pero no entendía nada de lo que sucedía alrededor. Finalmente murió. 

Cuentan que, una vez que se incineró el cuerpo de la pequeña, el colibrí recogió una a una las cenizas que fue encontrando. Esparciéndolas por el monte y la selva, los pequeños rastrojos comenzaron a volar, dejándose llevar por el viento. La pequeña al fin siguió el consejo de su compañero nocturno y era libre; se extendía como la humedad entre arbustos y árboles. Para sorpresa del colibrí, las cenizas comenzaron a brillar e iluminar su trayectoria para que él pudiese encontrarla en la oscuridad. Según la abuela, esa fue la primera noche que se vieron luciérnagas en el pueblo.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

MÚSICA Y MOVILIDAD SOCIAL

Este miércoles se estrenó “Multi_Viral”, canción compuesta por el grupo boricua Calle 13 y el australiano Julian Assange. Es más que evidente la intención de su letra: simplificar la agenda universal en torno al creciente debate sobre el derecho a recibir información. Con frases como “una noticia mal contada es un asalto a mano armada” y “your lies tell us the truth we will use against you” (tus mentiras nos dicen la verdad que usaremos en tu contra), este sencillo pareciera un inventario de las críticas generalizadas en redes sociales; no únicamente en ellas, pero sí catapultadas a partir de ellas. Pero no es el objetivo de estas líneas hacer una reseña inútil sobre aquello que puede ser fácilmente escuchado por el lector a través de internet. Más bien, quisiera hacer una breve reflexión acerca del contexto en el que esta canción es estrenada. 

¿Qué papel juega la música en la dinámica social? La pregunta en sí misma pareciera estar destinada al fracaso al ser un análisis imposible de abordar en tan pocas líneas. Sin embargo, no es superfluo cuestionarse si son los movimientos sociales los que necesitan a la música o es ésta la que necesita de ellos. Desde los corridos en la Revolución Mexicana y Silvio Rodríguez durante la Guerra Fría en América Latina, hasta John Lennon en la Guerra de Vietnam y el “American Idiot” de Green Day durante la época Bush, los puntos más álgidos de movilización social han llegado con su aparejada e inevitable música de fondo. Por supuesto, no estoy diciendo que esta canción de Calle 13 vaya a convertirse en un himno. El punto al que trato de llegar es este: las canciones “de protesta” (por llamarlas de algún modo) han tenido éxito más allá de su propia capacidad “comercial”. Más bien, han tenido éxito como un síntoma de aquello que se denuncia es un sentimiento compartido por una colectividad. 

Volviendo al ejemplo de Calle 13 – sólo como botón de muestra y no punto de referencia –, si bien este dúo puertorriqueño dio a conocerse a partir de la comercial “atrévete tete” (con la cual se sospechaba que se trataban de un one-hit-wonder), su verdadero éxito y consagración no llegó sino hasta su disco “Que entren los que quieran”, en el profundizaron en temas de denuncia y crítica a diferentes gobiernos. No es extraño que este disco se haya popularizado entre la juventud ávida por participar en movimientos, marchas y proyectos sociales en el hemisferio. Canciones como “Latinoamérica” y “Calma pueblo” concentraban ideas dispersas que algunos (o muchos) adoptaron como banda sonora para la realidad política a la que se enfrentaban. Prueba de ello es el hecho de que distintas frases de ese disco figuraron en pancartas y porras durante las marchas el movimiento #YoSoy132. 

No sé –y en estos momentos no es relevante- si esta canción tendrá éxito o si Calle 13 seguirá de moda. Lo que sí importa es revalorar la música como pulso social. Tristemente, eso me lleva a muchas conclusiones respecto de música deplorable que ocupa la mayor parte de las horas de radio.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

OTRO DERECHO ES POSIBLE

Quizá una definición del derecho que difícilmente pueda encontrarse en las Universidades hoy día sea la siguiente: “conjunto o sistema de normas que dirigen al hombre y a la mujer a un modelo social determinado y obligatorio”. Por generaciones, la doctrina nos has hecho creer que el derecho representa un orden natural de las cosas o una estructura de preceptos y sanciones construidas por obviedad. Lo justo, lo equitativo o lo humano parecieran ser conceptos de resolución automática. Sin embargo, determinar a qué llamar justo, equitativo y humano es una tarea que sólo puede ser concebida mediante un proceso de construcción y constante reconstrucción social en relación a qué modelo queremos adoptar para garantizar la vida humana. El actual es tan sólo una opción, más no la única. 

El derecho, al menos como es comprendido desde una perspectiva “clásica”, es el construido y desarrollado por el hombre blanco, heterosexual, que tiene propiedades, que es adulto, que no es indígena y que está sano. Y desde la visión del hombre blanco, heterosexual, que tiene propiedades, que es adulto, que no es indígena y que está sano, se educa a todas los demás personas acerca de cómo deben de comportarse, como deben obedecer y cómo deben ser sancionados. Con el sistema jurídico predominante, también se instaura un determinado sistema moral con específicas cultura societal, instituciones y dogmas. Si el actual es un modelo que garantiza la exclusión, la discriminación, la sumisión y la confrontación, entonces difícilmente podemos esperar que el derecho como hoy lo concebimos sea el camino redentor. 

¿Qué a qué viene todo esto? Que resulta que, a pesar de tantas reformas jurídicas en los últimos años, permanece intacta el sistema patriarcal, kelseniano, positivista, utilitarista y paternalista. Y es que de nada sirve, por ejemplo, una reforma en derechos humanos si aquellos que llamamos “derechos humanos” son conceptualizados única y exclusivamente por quienes los han violado históricamente. Son pocos los efectos que podrá tener la reforma de amparo si no se garantiza que éste sea un recurso accesible para la gran parte de la población que no tiene presupuesto para pagar un abogado. No tiene sentido una reforma hacendaria si el erario público aún no es concebido como materia prima para garantizar y cumplir los derechos humanos de quienes los pagan. Resulta un completo espejismo creer que una reforma en el sistema penal, civil y familiar permitirá una justicia más “justa” y procesos más rápidos, si las autoridades continúan ejerciendo sus labores con la misma mentalidad y falta de voluntad que, en principio, fue la raíz de los problemas en el sistema antiguo. Junto al cambio legislativo debe generarse un cambio de conciencia alrededor del derecho. En este sentido, coincido con Duncan Kennedy en que esto es, en gran medida, responsabilidad de las escuelas y facultades de derecho (públicas y privadas).

lunes, 28 de octubre de 2013

TODAS Y TODOS SOMOS CARRASCO

No sé Usted, pero yo empecé la semana sin terminar de digerir la anterior. Seguramente escuchó el caso de José Sánchez Carrasco, campesino originario de Chihuahua que murió después de cinco días de espera para ser atendido en un hospital público de Guaymas, Sonora. El pretexto estéril – porque no puede ser calificado de otra forma – de la administración del hospital era que el señor Carrasco no llevaba consigo la documentación requerida, por lo que no podían atenderlo a pesar de su evidente estado de salud. Cumplir con la Diosa Burocracia resultó más importante que atender a quien se encontraba luchando por conservar la vida. 

A principios de mes llegaba a algunos medios la noticia de una mujer indígena que dio a luz en el patio de un hospital de Oaxaca, también por la santa devoción al papeleo de quienes estaban obligados a atenderla. Pero más indignación me causa aquellos episodios igual de reprochables que ni siquiera han recibido la mínima atención mediática por representar – aquí viene lo más intolerable – parte una cotidianidad en el sistema de salud mexicano. 

Mi abuelo Carlos, una de las personas a las que más quiero en este mundo, murió, precisamente, por negligencia del servicio médico. Pudo haber vivido un poco más si no le hubiesen puesto una bolsa de suero vacía al internarlo. Si, al momento de carecer de aire en los pulmones, los doctores no hubiesen atosigado a mi abuela con preguntas sobre papeleos, él no hubiese muerto en ese instante sobre la silla de ruedas. Sin embargo no fue así. Importó más el papel que atender a quien, durante toda su vida, pagó con sus impuestos el edificio y los sueldos de la institución que le violó su derecho humano a la salud. 

Y al igual que mi abuelo, existen miles de historias como la del señor Carrasco a lo largo de este país. A pesar de que el artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce que “[t]oda persona tiene derecho a la protección de la salud”, los encargados de garantizarla, salvo valiosas y urgentes excepciones, siguen creyendo que están dando una dádiva generosa a los desprotegidos y no que son responsables de rendirles cuentas a titulares de derechos. 

Siempre he alardeado que México tiene algo que Estados Unidos no tiene y es que aquí no está en discusión si el Estado debe o no otorgar salud pública y gratuita. Sin embargo, comparar la escasez con la carencia es fácil y mediocre. Es momento de exigir un sistema de salud verdaderamente universal, verdaderamente gratuito y público; pero sobre todo de calidad y con un enfoque de derechos humanos. Los pacientes no van a estas instancias a pedir un favor o ayuda humanitaria, sino a exigir un derecho. Ésta es, como muchas otras, una urgencia que debería encabezar la agenda política del país, pero que no es considerada prioridad.

miércoles, 9 de octubre de 2013

EL OTRO FESTIVAL MAYA


Desde el año 550, la ciudad de Ichkansijó (o T’hó) se erigía sobre estas tierras. Sin embargo, nos han hecho creer que la ciudad de Mérida emergió de la nada en 1541, como si no hubiese existido algo antes en el sitio. Como si la gente que ya habitaba no hubiera sido gente o, al menos, no lo suficiente como para que la historia oficial la abarcase. Mientras Hernán Cortés es reconocido a nivel nacional como un victimario sombrío y codicioso, a Francisco de Montejo se le recuerda con júbilo por haber “fundado” la ciudad. Pareciera, incluso, que algunos le agradecen haber realizado ese quiebre entre la “vergüenza indígena” y el futuro de prosperidad para los yucatecos, quienes, según los meridanos, son sólo los meridanos blancos. 

El presente no es menos ingrato con el pueblo maya. Ellas y ellos, ignorados, rebajados a temática para parque de atracciones y eventos gubernamentales, son sólo elogiados como pasado, residuos y ruinas. Como si fuesen un pasado ya superado que se ha fugado ilegítimamente y hubiese invadido nuestra época de modernidad. En lugar de ser entendidos como un presente que merece ser reivindicado, las y los mayas son ignorados y menospreciados. 

En marzo del 2011, Ivonne Ortega emitió un decreto en el cual declaró el año 2012 como el “Año de la Cultura Maya”. Para ello, se creó un Comité de Planeación que, entre sus miembros, no contaba con ningún representante maya. El Pueblo Maya ni siquiera fue mencionado en el decreto. Ni siquiera se contempló su participación en el desarrollo de las actividades, mientras que sí se incluyó al sector privado, turístico y gubernamental. 

Ahora nos encontramos en vísperas del Festival Internacional de la Cultura Maya. Sin lugar a dudas, la cartelera del festival es sumamente atractiva y no quisiera ser hipócrita: muy probablemente terminaré asistiendo a más de un evento. Sin embargo, este loable esfuerzo sigue utilizando la imagen de los mayas (del pasado) con efectos mercadológicos, sin fomentar la inclusión de sus manifestaciones artísticas del presente. En respuesta, el Pueblo Maya ha organizado el Festival Maya Independiente “Cha’anil Kaaj” (http://www.fiestadelpueblo.org/), el cual recorrerá diversos puntos del Estado. Ahí sí, el núcleo de la oferta cultural está hecho por y para los mayas. Por supuesto, los no-mayas también estamos convocados. Por supuesto iré a lo que pueda. 

La propuesta es, en sí misma, una señal de la inconformidad de los mayas (quienes conforman el 50% de la población del Estado) hacia las políticas implementadas por varios gobiernos, las cuales han cooperado a su exclusión, al exterminio de su lengua y a su humillación, reservando su reconocimiento y aprecio únicamente a las galerías de los museos. Yucatán nunca será lo que anhela hasta que no comprendamos que la inclusión y la diversidad son el camino. Ellas y ellos ya se nos adelantaron: están construyendo y reivindicando su presencia.

miércoles, 2 de octubre de 2013

GUERRA SUCIA NO SE OLVIDA

La matanza de Tlatelolco ha llegado a generar una especie de ruido histórico que, paradójicamente, alimenta algunos de los silencios y olvidos más arraigados. El 2 de octubre, en lugar de ser una posibilidad para reflexionar acerca del pasado, ha sido utilizada por algunos para negar el reencuentro real con la historia. El mito de Tlatelolco como un incidente aislado y azaroso - casi un capricho divino como el diluvio universal o la destrucción de Sodoma – ha sido uno de los discursos más exitosos para institucionalizar el olvido. 

Una gran parte de la población que tiene conocimiento de la masacre de 1968, ignora por completo qué fue la Guerra Sucia que flageló nuestro país durante los 60’s, 70’s y principios de los 80’s. Aquella política de Estado, impulsada por la CIA con los mismos objetivos y prácticas de la Operación Cóndor en Sudamérica, se ha vuelto un pasaje abandonado en los anales más recónditos de la historia. Bastará decir que ese período no es incluido por la SEP en sus planes de estudio obligatorios, generando un salto descarado desde la expropiación petrolera hasta el Tratado de Libre Comercio. Algo que poco se recuerda es que Vicente Fox, durante su campaña, incluyó entre sus propuestas la creación de una Comisión de la Verdad para investigar y posteriormente sancionar los crímenes de la Guerra Sucia. Ya en Los Pinos, optó por crear en su lugar una fiscalía especializada, cuyo nombre kilométrico era resumido bajo las siglas “FEMOSPP”. Esta dependencia inició fallidos intentos (de los cuales pondría en duda su intención de éxito) para sancionar penalmente a personajes como Luis Echeverría Álvarez y Nazar Haro. Nadie fue sentenciado y la FEMOSPP únicamente dio como fruto un pésimo informe que no tuvo la participación de las víctimas y que, como usted advertirá, no fue difundido. 

Para 2006, como parte de los acuerdos entre el PRI y el incipiente gobierno de Felipe Calderón, éste, como una de sus primeras acciones de gobierno, ordenó cerrar la FEMOSPP para evitar que muchos priístas de antaño y militares pudieran ser procesados y exhibidos por su participación en el terrorismo de Estado. Nadie se enteró, ni fue anunciado por la prensa: fue un presente silenciado como producto de una memoria aún no reivindicada. 

Tlatelolco fue quizá el evento masivo más representativo de Guerra Sucia, pero para nada el único. Este período está compuesto por miles de historias más, de las cuales se desprenden los más de 1,500 casos de desaparecidos aún sin resolverse. Hace falta recuperar la memoria de la Guerra Sucia para poder hablar de una recuperación de Tlatelolco. A los perpetuadores les conviene hablar de una masacre casi “accidental” que de una política sistemática de exterminio hacia aquellos que se atreven a pensar diferente. ¿Qué esperanza tienen las víctimas del narcotráfico si la sociedad mexicana ha olvidado a las víctimas de la Guerra Sucia? Todas y todos somos responsables de saldar estas cuentas.

martes, 24 de septiembre de 2013

EL FEDERALISMO CENTRALIZADO

En un país flagelado por corrupción, pobreza, mala administración y concentración de poder - entre tantos otros lamentos - es fácil justificar cualquier reforma en, precisamente, la corrupción, la pobreza, la mala administración y la concentración de poder. Dicen algunos que ya no estamos en la época de los caudillos, sino de las instituciones. Más bien diría que estamos en una época de caudillización institucional: cualquier proyecto, cualquier reforma, cualquier política requiere únicamente del discurso salvador para que sea bien vista, sin importar las implicaciones de fondo. No sé qué opine usted. 

Entre tantas reformas y contra-reformas, se presenta ahora el proyecto de un Instituto Nacional Electoral. Esta propuesta daría lugar al cierre del Ipepac y demás institutos estatales para dar origen a un único organismo electoral que, desde el centro del país, dirigiría los procesos electorales de todo México. No es que las instituciones estatales en esta materia sean actualmente lo que la sociedad quisiera o necesita, pero, lejos de motivarse en los retos que debe enfrentar el país en materia electoral, se trata de un intento más para pasar de un estado federal a uno unitario. 

Acuérdese de la propuesta de Calderón para dejar de llamarnos oficialmente Estados Unidos Mexicanos, la propuesta de Peña Nieto de crear un mando de policía único y el proyecto de un Código de Procedimientos Penales único. Existe actualmente un interés por centralizar al país. Por supuesto que no van a proponer abiertamente un cambio de régimen constitucional, sino que lo dosificarán para que se constituya paulatina y discretamente. Nuestro sistema federal, cuando menos nos demos cuenta, podría parecerse mucho a un café descafeinado o una cerveza sin alcohol. 

De ninguna manera expreso lo anterior con un ánimo de barbachanismo trasnochado. Simplemente considero que el sistema federal en el país no sólo debe ser protegido, sino reivindicado. Siendo el decimoprimer país más poblado del mundo, el decimocuarto más grande en territorio y el segundo con mayor diversidad étnica, reconocer la variedad y disimilitud histórica, política y social de cada región es indispensable. Por algo la dicotomía entre centralismo –federalismo ha tenido un carácter protagónico en el desarrollo político de nuestro país desde su independencia. 

Que los organismos electorales de los estados son perfectibles, no me queda menor duda. No obstante, la solución debiera ser otra. La situación de cada instituto electoral estatal debe atender a los procesos internos de cada entidad. Eso incluye la facultad soberana de errar. Lo digo porque me parece sumamente riesgoso considerar la posibilidad de un tutelaje por parte del gobierno federal, argumentando errores o perfectibilidades en aquellas funciones que, constitucionalmente, corresponde únicamente a los estados.

miércoles, 28 de agosto de 2013

GOODBYE, KELSEN

Usted, lectora o lector, tiene derechos humanos. Ni las autoridades, ni los particulares pueden transgredir esos derechos. Usted y yo pagamos impuestos y nos sometemos a la autoridad bajo el supuesto de que a través de la estructura estatal serán respetados, protegidos, garantizados y cumplidos, cuando menos, nuestros derechos humanos. Quizá antes no lo concebíamos así debido al tropicalismo jurídico mexicano que los denominaba “garantías individuales”, pero da igual: las luchas sociales a lo largo de nuestra historia tuvieron entre sus objetivos los derechos humanos, aunque quienes luchaban por ellos no los llamaban así. 

En 2011 se modificó el artículo 1 de la Constitución Federal para establecer el carácter constitucional de los derechos humanos reconocidos en el texto constitucional (es decir, los que son formalmente constitucionales) y en los tratados internacionales (los que son materialmente constitucionales). Con esta reforma, México se subió tarde y en el último vagón al tren del constitucionalismo moderno. Los jueces ya no deben preocuparse por analizar si una norma es de “jerarquía superior” a otra para saber cuál aplicar, sino que, en materia de derechos humanos, prevalece aquella que reconoce de manera más amplia el derecho. Eso es lo que seguramente habrá escuchado llamar Principio Pro Persona. Se habla de un bloque constitucional en el cual Constitución y tratados de derechos humanos son complementarios y forman parte de un todo armónico, cuya ponderación de derechos dependerá de cada caso. En teoría, la pirámide de Kelsen pasó al museo de antigüedades junto a la generación espontánea y la teoría geocéntrica. En teoría. 

Ahora, la Suprema Corte de Justicia de la Nación está en medio de una discusión trascendental. Como si no se hubiese hecho reforma alguna al artículo 1° constitucional, ahora los ministros discuten si se debe o no exorcizar al sistema jurídico mexicano del fantasma de Kelsen. Los Ministros Arturo Zaldívar, José Ramón Cossío Díaz y Olga Sánchez Cordero dicen que sí. Por su parte, los Ministros Luis María Aguilar Morales, Jorge Mario Pardo Rebolledo y Alberto Pérez Dayán prefieren continuar con la necromancia. ¿Ha visto "Goodbye, Lenin!"? Si sí, cambie "Lenin" por "Kelsen" y tienen el estado actual de algunos ministros. Se trata de una discusión respecto de la amplitud con la que se reconocerán nuestros derechos. Tendrá repercusión en nuestras vidas a la hora de promover un amparo o un juicio ordinario o a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de acto de autoridad, por dar ejemplos. Y sin embargo casi no se habla del asunto, al menos no lo suficiente. Como si fuera un aspecto menor que sólo debe importarle a abogadas y abogados.

viernes, 23 de agosto de 2013

EBULÁ AL SISTEMA INTERAMERICANO

El 13 de agosto se cumplieron cuatro años de impunidad en el caso de San Antonio Ebulá, Campeche. Esta comunidad campesina fue desplazada forzosamente por un particular que, con aquiescencia de las autoridades, arrasó el poblado. Casas, cultivos, animales y pertenencias fueron destruidas. Los pobladores (hombres, mujeres, niños, adultos y ancianos) tuvieron que huir al monte para resguardarse. Este atropello a los derechos humanos fue cometido en el marco de un juicio agrario que, después de 20 años de duración, aún no ha concluido. El procedimiento de dotación de tierras a la comunidad ha resultado inefectivo y contrario al estándar del plazo razonable. Ni hablar del proceso penal que, después de cuatro años, no ha llamado a citar a los presuntos responsables y ha sobreseído sistemáticamente cada denuncia que se ha presentado. 

Todo lo anterior es el contexto en el cual el Grupo Indignación presentó formal denuncia en contra del Estado de Campeche y de los Estados Unidos Mexicanos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por “el desalojo forzoso de que fue objeto [la población de San Antonio Ebulá] en agosto de 2009, por la falta de acceso a la justicia tanto en materia agraria como penal, por la impunidad que protege al agresor y niega a las familias agraviadas la reparación del daño y por haber incumplido con sus obligaciones elementales en materia humanitaria en casos de desplazamientos”. Con la denuncia ante dicha instancia con sede en Washington, D.C., se inicia el primer proceso internacional en contra de autoridades del Estado de Campeche. 

Si bien el caso ha recibido poca difusión estatal y regional (no digamos nacional), acudir a una instancia a la cual México se ha sometido representa, en sí mismo, un acto de reivindicación a las víctimas. El Estado de Campeche y el Gobierno Federal deberán rendir informe al organismo interamericano para tratar de justificar más de veinte años de dilación agraria y cuatro años de inactividad en las investigaciones penales. 

Como bien sabrá el lector, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es un organismo autónomo facultado para conocer de peticiones relacionadas con violaciones a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y demás tratados interamericanos. El proceso ante la Comisión Interamericana puede culminar con la emisión de recomendaciones para el Estado demandado. En caso de ser incumplidas, la Comisión Interamericana puede enviar el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tribunal internacional que, según ha determinado la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sus sentencias obligan a todo el Estado Mexicano.

martes, 13 de agosto de 2013

LO QUE SÍ URGE EN PEMEX

La reforma energética propuesta por Peña Nieto es un tema difícil. Al ser tan complejo y técnico, el ciudadano analfabeto en la materia – como lo es un servidor – corre el riesgo de caer en conclusiones pasionales y aventuradas, las cuales son motivadas principalmente por actores políticos y económicos que sí tienen voto en el asunto. Sin embargo, no por ello son menos legítimas las aportaciones que los ignorantes en el área generemos. Más aún, las autoridades están – lo sepan ellas o no – obligadas a darles respuesta. Aquí van, entonces, algunos humildes comentarios que esperan ser confirmados o refutados, según el caso, por quien desee unirse al diálogo. 

1. No sé Usted, pero yo pongo en duda que “privatizar” implique necesariamente erradicar la corrupción de una institución, como si el sector privado implicase per se un control inmaculado. Ahora que está de moda compararnos con Brasil en todo, recordemos los escándalos de corrupción de Petrobras, provenientes precisamente de la participación privada con la que cuenta dicha empresa. Y no nos vayamos tan lejos; pensemos en Telmex o la banca “mexicana”. 

2. Volviendo a Brasil: pensemos si el éxito de Petrobras se ha dado principalmente por la participación privada o por otros factores. Durante décadas, mientras México era el paraíso petrolero a nivel mundial y nos acostábamos a ver cómo la lluvia negra hacía florecer, los brasileños invertían en tecnología de explotación a pesar de que no sabían si poseían petróleo suficiente para generar una industria. La carrera de la liebre y la tortuga concluyó como nos la contaron de pequeños: Pemex se va quedando atrás y Petrobras sigue ganando terreno. 

3. Una vez más me dirijo a Brasil, no porque sean mejores, sino porque no hay motivo para que no podamos hacer lo mismo: como gran parte del sector público en ese país, el personal de Petrobras es elegido mediante concursos públicos. Los seleccionados reciben capacitación en la Universidad de Petrobras y son llevados a filiales de todo el mundo para aprender tecnología de punta y posteriormente implementarla en su país. Pemex invierte poco o nada en el capital humano y el personal es, en gran medida, flotante. Muchos permanecen un par de años y pasan a otro cargo público ajeno a la industria petrolera. No hay continuidad, ni se transmite conocimiento. ¿El sector privado va a garantizar lo contrario?

4. Urge despetrolizar nuestra economía. Los mexicanos llevamos décadas creyendo que la quincena nos hará el mes. La necia tranquilidad nos desmotiva a invertir y desarrollar otras fuentes de ingreso. El petróleo se va a acabar tarde o temprano y, si verdaderamente pensáramos a futuro, invertiríamos lo necesario para desarrollar fuentes de energía sustentable.

miércoles, 7 de agosto de 2013

LA HOLANDA LATINOAMERICANA

Falta que el Senado uruguayo dé la última palabra, pero todo indica que el proyecto de ley de regulación de venta de cannabis será aprobado. No sólo pasaría a ser el primer país latinoamericano en aprobarla, sino también sería el primero del mundo en instaurar su mercado bajo total control del Estado. La región entera apunta a Montevideo en espera del desenlace de este primer experimento. 

Como Usted bien sabe, en los últimos años, desde Tijuana a Ushuaia se ha generado una discusión cada vez más insistente sobre el tema como medida para contrarrestar los efectos del crimen organizado. La discusión para nada es nueva, pero a ella se han sumado políticos y ex presidentes de distintos países, lo cual sí es una novedad. Por supuesto que no tomo de referencia a Vicente Fox, cuyo papel en la discusión me ha parecido vergonzoso y oportunista. En fin: es Fox. Tampoco es que esperaba más de él. Mayor seriedad nos merecen las intervenciones de Fernando Henrique Cardoso (Brasil), César Gaviria (Colombia), Tavaré Vázquez (Uruguay) y Ernesto Zedillo (México), quienes son algunos de los ex mandatarios que apuestan por la legalización al unísono de los actuales gobiernos como el de Otto Pérez Molina (Guatemala), Juan Manuel Santos (Colombia) y, por supuesto, José Mujica (Uruguay). 

Mujica tiene motivos para ser optimista. En 2006, su país inició una serie de regulaciones a la venta del tabaco que lograron disminuir su consumo de manera sorprendente. En 2006, el 32% de los uruguayos fumaba. Para 2011, la cifra había disminuido al 25%. Durante ese mismo periodo, el porcentaje de muertes por tabaco se desplomaron. La lógica Mujica prevé que, en teoría, adoptar medidas similares para el consumo de cannabis pudiera ser incluso más fácil, teniendo en cuenta que el grado de adicción del tabaco es mucho mayor. 

Sin embargo, Uruguay no es una isla y no lo digo atendiendo a su geografía. Habrá que analizar los efectos que traerá en la región la aprobación de la marihuana en su territorio. Me parece que, en todo caso, es imposible en pensar que medidas unilaterales puedan ser efectivas si no son correspondidas por los demás países. Legalizar no será, por sí sola, la medida que acabe con el narcotráfico porque cualquier medida contemplable requiere de otras que la complementen. Mientras siga habiendo tráfico ilegal de armas desde Estados Unidos hacia México y Centroamérica, el problema persistirá. Mientras el lavado de dinero siga realizándose con aquiescencia de las autoridades en países como Panamá, el problema persistirá. Por mencionar tan sólo algunos puntos.

viernes, 26 de julio de 2013

CUANDO LOS HIJOS AMAN

Supongo que, al menos en circunstancias más o menos generalizadas, los padres siempre se sienten orgullosos cuando uno de sus hijos o hijas les dice que va a estudiar, por ejemplo, la carrera de arquitectura. Y no precisamente por esa profesión en particular. Igual de felicidad ocasiona que un hijo o hija diga que desea ser médico, ingeniero o piloto. Da igual. Lo que interesa es que sea y, sobre todo, que sea feliz. Si la diversidad inherente en la humanidad es algo maravilloso, descubrir las especificidades de uno mismo es, en gran medida, uno de los motivos para disfrutar la vida. 

Lo mismo aplica con la experiencia de enamorarse. Encontrar a alguien que le ayude a uno a crecer como ser humano, disfrutar la vida y ser correspondido es algo que cualquier padre o madre desea para su hijo o hija. Poco debe importar, entonces, la orientación sexual del hijo o hija que uno tenga. Si es heterosexual, bendito sea. Si es homosexual, bendito sea también. Temerle a la posibilidad de que uno tenga un hijo o una hija homosexual es en sí mismo una conducta nociva para él o ella, independientemente si resulta ser esto o lo otro. 

Comúnmente se entiende que la homofobia es un mal que únicamente afecta a las personas homosexuales. Falso: es una lacra que nos afecta a todas y todos por igual. Toda intolerancia del ser humano contra el ser humano representa una señal de alarma para cualquier intento de vida en comunidad. ¿Qué tipo de paz social puede esperarse cuando nos enseñan a temer y desconfiar de la irreparable naturaleza de lo demás? ¿Acaso no fue la intolerancia y el miedo irracional a lo que nos parece extraño lo que dio origen al apartheid, la solución final o el genocidio en Guatemala y Ruanda? Quizá pudiesen parecer desproporcionadas y amarillistas estas comparaciones, pero parecen menos aventuradas cuando prestamos atención a las cifras de delitos cometidos en contra de alguna persona homosexual por el simple hecho de serlo. Podría, incluso, llevarnos a recordar en el hecho de que, por simple cuestión de estadística, todos tenemos queremos y/o estimamos a alguien que es homosexual, sepámoslo o no. 

Quizá se trate de un lugar común, pero resulta pertinente la paráfrasis: la lucha contra la homofobia es demasiado importante para pensar que sólo debe ser emprendida por las personas homosexuales. Una sociedad homofóbica significa una sociedad bajo libertad condicionada. 

A grandes rasgos, lo anterior es tan sólo un manojo de ideas generales por las que, en mi humilde opinión, considero que no debiera importarnos demasiado saber a quién amarán nuestros hijos y/o hijas, como distinguir si les hemos proporcionados los elementos necesarios para que sepan corresponder y ser correspondidos o elegir a aquella persona que verdaderamente los ayudará a crecer como personas, independientemente del sexo que tenga.

miércoles, 17 de julio de 2013

OPTAR POR LIBERARNOS JUNTOS

La semana pasada me topé en internet con un video digno de comentarse. Quizá recuerde una película llamada Tootsie, en la cual Dustin Hoffman interpreta a un actor desempleado que finge ser mujer para poder trabajar en una serie de televisión. Bueno, el video que le comento es una entrevista reciente al doblemente ganador del Oscar en la cual explica porqué decidió actuar en ella. Los productores le habían dicho que únicamente la filmarían si él podía realmente parecer una mujer. Al momento de personificarse, dijo “perfecto, ya lograron que parezca mujer, ahora hagan que me vea como una mujer hermosa”. Sin embargo, los maquillistas le dijeron que era lo mejor que podían hacer. 

 Hoffman asegura que, en ese instante, tuvo una epifanía. Llegó a su casa y lloró. Cuando su esposa le preguntó porqué quería hacer esa película, él contestó: “porque cuando me veo en la pantalla creo que soy una mujer interesante y sé que si me viera a mí mismo en una fiesta nunca le hablaría a ese personaje porque no posee todas los requisitos físicos que nos enseñan que las mujeres deben de tener”. En ese instante, a pesar del nudo en la garganta, Hoffman continúa explicando: “Y yo sé que hay muchas mujeres que no he tenido la experiencia de conocer en esta vida porque me han lavado el cerebro y… (se interrumpe a sí mismo con lágrimas en los ojos) Nunca fue (la película) una comedia para mí”. Comparto el mismo historial de estupidez que Hoffman lamenta. 

Pero el tema va más allá de los estereotipos de belleza. Hemos sido educados bajo ciertas ideas preconcebidas acerca de lo que debe ser un hombre y una mujer. Con base en ellas se nos mide a todos, se determina el éxito o fracaso de nuestras personas y se define nuestra “normalidad”: separan al hombre “exitoso” del “perdedor”, a la mujer “ideal” de la ignorada. Las reglas de género se han impuesto ante lo que uno es naturalmente e, incluso, han amenazado su existencia. ¿Qué necesidad de cumplir con normas externas que limitan cada individualidad? Los roles que la perspectiva patriarcal ha impuesto históricamente han sido dañinos tanto para mujeres como para hombres. Deberíamos optar por liberarnos de ellos. Pero nada de libertades condicionales: debemos construir nuevas masculinidades que no se esfuercen por serlo. Debemos ser, punto. No hay más, no hay “peros”. Que nadie llegue a este mundo con deudas sociales que deberá saldar a costa de sí mismo. Nada de “machitos”, ni “barbies”. Diversos y únicos cada quién, como debió ser desde un principio. 

Quizá nos han vendido bastante bien la idea de que nuestras especificidades amenazan los ideales sociales que no nos damos cuenta que es precisamente al revés. Se trata de liberarnos a nosotros mismos, no como hombres o mujeres, sino como seres humanos. Liberémonos juntos, sin importarnos quién es qué y cómo es aquello.

martes, 9 de julio de 2013

PEÑA NIETO Y AMÉRICA LATINA

Poco antes de tomar posesión, Peña Nieto realizó un gesto inesperado: una gira por América Latina para estrechar vínculos con nuestros países hermanos. Iniciando con el encuentro que sostuvo con el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina, la agenda lo llevó además a Colombia, dónde refrendó en la entrada del Palacio Nariño su apoyo a las negociaciones de paz de ese país con la guerrilla; a Brasil, donde ante Dilma Rousseff pidió resolver los litigios entre ambos países; a Chile, donde el intercambio comercial fue el principal tópico; a Argentina, donde él y Cristina Fernández hablaron en la Casa Rosada de la suspensión de acuerdos en el comercio de automóviles; y finalmente a Perú, donde fue recibido por Ollanta Humala para abordar el fortalecimiento de la Alianza Pacífico. Parecía lo impensable por fin ocurriendo en el sexenio menos esperado: México volvía a América Latina con intención de asumir una posición de liderazgo. Al menos eso parecía. 

Como recordará, el presidente boliviano Evo Morales se vio inmerso en un vergonzoso capítulo la semana pasada. Francia, España, Italia y Portugal cancelaron los permisos de vuelo del avión del mandatario bajo la sospecha de que Edward Snowden se encontraba a bordo. Las reacciones no se hicieron esperar y los presidentes de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela levantaron las voces en su defensa. Hasta el paraguayo Federico Franco, cuyo país está suspendido de la UNASUR, condenó el actuar de los europeos. Sebastián Piñera, quien sostiene ásperas relaciones con Evo Morales, si bien no se pronunció abiertamente sobre lo sucedido, envió a un representante del Estado chileno a la reunión sostenida en Cochabamba el jueves pasado para refrendar el apoyo al boliviano. De Peña Nieto ni una sola palabra. 

El silencio del gobierno actual nos permite sacar dos (espero no tan apresuradas) conclusiones. La primera es que con el PRI regresó la arcaica Doctrina Estrada que rigió las relaciones exteriores de nuestro país durante décadas: “no veo, no opino, no me meto y no participo”. Sin embargo, el mundo no es el mismo que en 1930, año en que fue instaurada, y esa posición contrasta con la tendencia internacional a la integración. La segunda conclusión es que los meses previos a la toma de protesta de Peña Nieto y los primeros de su mandato fueron falsa alarma: México seguirá mirando para el norte buscando consentimiento de Washington. A diferencia de nuestros hermanos latinoamericanos, en México persistirá la tendencia de no enojar a Estados Unidos. Así, Latinoamérica se integra en lo político, lo económico y lo militar, mientras nuestro país participa, si acaso, como un socio prescindible.

martes, 2 de julio de 2013

CUANDO LA DEMOCRACIA NO BASTA

Cuando parecía que la Iglesia Católica era la única que perdía terreno de forma crítica en Brasil, el país sudamericano apuesta por otro tipo de herejía: no quieren campos de futbol, quieren salir a protestar. Está por cumplirse un mes de lo que muchos han comparado con el Mayo de 1968 en París. La teoría de pesos y contrapesos en el Estado no podría estar más actualizada. Las redes sociales actúan verdaderamente como un quinto poder capaz de dirigir la vida pública. Pero lo interesante es que los brasileños se levantan no contra una dictadura, sino contra una denominada “ferviente democracia” que figura ante el mundo como una futura potencia económica, eclipsando a parientes latinoamericanos como México y Argentina. No fue durante la Junta Militar, sino durante el régimen de Dilma Rousseff que las calles se inundaron de pancartas. A veces, la democracia no basta. 

Si recordamos las experiencias vividas en los últimos años, vemos que las grandes movilizaciones que han puesto en jaque a gobiernos intocables y/o prósperos han surgido de incidentes menores que devinieron en complejos procesos sociales. En Túnez, la revolución que derrocó a Ben Alí inició por un vendedor ambulante que se quemó a lo bonzo como protesta. En Chile fueron los costos de la Universidades los que generarían el desencanto hacia el gobierno de Sebastián Piñera, propiciando el contexto idóneo para un posible regreso de la Concertación de Partidos para la Democracia. En Turquía la construcción de un parque ha marcado de manera irreparable el de por sí cuestionable gobierno de Recep Tayyip Erdogan. En Brasil la vorágine fue provocada por el alza de precios al transporte público. Las movilizaciones populares han dejado de tener metas aisladas y se han convertido en un modus operandi a nivel social. No apuestan ya a lo efímero, sino a su derecho de ser un actor permanente. 

A través de su columna en El País, Juan Arias describe a Brasil como un adolescente rebelde al que las respuestas fáciles recibidas durante su niñez ya no le satisfacen. Se saben un país potencialmente en desarrollo, pero un país con corrupción, pobreza y desigualdad socio-económica arraigada, entre tantos otras sombras que compartimos los países latinoamericanos en mayor o menor medida. A diferencia de México, los brasileños creen que pueden transformar su país. Los mexicanos, asediados por nuestros lugares comunes, ostentamos una cultura de la desesperanza. A pesar de poseer cifras alentadoras en distintas áreas – al menos más alentadoras que aquellas de otros países de Latinoamérica, África y Asia – optamos por adecuarnos a nuestras catástrofes. Cuando el mexicano quiere, genera cambios. El problema es que hoy día no quiere. No soy fanático del futbol, pero puedo darme la imprudente licencia de hacer una metáfora: Brasil pierde un partido creyendo que está destinado a ser campeón; México gana un partido convencido de ser eliminado para el próximo.

jueves, 20 de junio de 2013

EBULÁ: UN CRIMEN SILENCIADO

Siempre he dicho que hay noticias que no deberían serlo. Al menos no tanto. Si hiciéramos un análisis meticuloso de los temas que consumen la agenda pública y los confrontáramos con muchos temas alarmantes y urgentes que no ocupan la atención mediática, nos sorprenderíamos de la poca prioridad que le hemos dado a las verdaderas prioridades. Un claro ejemplo es lo sucedido hace ya casi cuatro años al pueblo de San Antonio Ebulá en Campeche. Si no conoce el caso, se sorprenderá al saber que algo de semejante envergadura ha sido totalmente silenciado. 

San Antonio Ebulá es un pueblo que fue fundado en 1968 a unos cuantos kilómetros de la Ciudad de Campeche. Durante décadas, la población ha tratado de regularizar las tierras en las cuales habita, subsiste y sostiene las actividades religiosas y comunitarias que sostienen su identidad comunitaria. Sin embargo, durante el largo y engorroso proceso, todos sus esfuerzos se han visto obstaculizados por las autoridades agrarias. El argumento utilizado durante muchos años para no conceder la dotación de tierras ha sido que el pueblo no existe, a pesar de que, por ejemplo, las credenciales de elector de los pobladores identifican su domicilio en la población de San Antonio Ebulá. Otros muchos documentos oficiales suscriben su existencia.  

Desde hace unos años, el empresario Eduardo Escalante ha reclamado la posesión de las tierras en las cuales se encuentra el pueblo. Después de violentos intentos de desalojar a los habitantes, el 13 de agosto de 2009 un grupo de para-policías llegaron en camionetas de la empresa del señor Escalante, acompañados de tractores y de elementos de la policía. El pueblo fue arrasado y todo fue destruido a su paso: casas, pertenencias, cultivos, animales domésticos, la capilla y cualquier otro indicio de la vida comunitaria. La gente – mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos – tuvieron que huir al monte para protegerse. De acuerdo con los estándares internacionales, los pobladores de San Antonio Ebulá fueron convertidos en desplazados internos. 

A pesar de que después de una larga resistencia y proceso judicial para la restitución de sus derechos se les concedió una pequeña porción de la totalidad de las tierras, el caso continúa impune y la vida comunitaria no ha sido restituida. Lo más grave del caso es el silencio. Todo mundo sabe de la Lady Senadora o la Lady Polanco o de cualquier otra noticia que realmente no debería serlo, pero poco se sabe de este trágico y vergonzoso caso. 

Exhorto a una campaña de información. Si tiene Twitter, ayude a difundir el caso con el tópico #EbuláNoSeOlvida. Si ve a sus familiares o amigos, comente el caso. Podemos hacerlo. Llevarlo a la agenda pública es imprescindible: la base de la impunidad es el silencio.

martes, 18 de junio de 2013

LOS PODERES Y LA PROTESTA PÚBLICA


Más allá de los tres poderes reconocidos de forma consensuada por la teoría – ejecutivo, legislativo y judicial – existen otros poderes que rigen aquella abstracción política (pero sobre todo social) que es el Estado. Retomando un poco la microfísica del poder de Michael Foucault, no debiéramos conceptualizar un único poder desde el gobierno. La realidad social se compone también de las relaciones de poder entre individuos e instituciones de diverso escalafón: escuelas, universidades, hospitales, familias y otros tantos etcéteras. En este sentido, el poder no significa únicamente dominar, sino producir relaciones. Sin embargo, las relaciones que produce el poder desde los niveles más elementales de la sociedad generan, a su vez, reacciones que revierten o modifican las relaciones de poder entre el individuo y el Estado. 

Pensemos, por ejemplo, en las protestas que ocurren actualmente en Brasil. Si bien a primera vista pudiera parecernos una crisis producida única y exclusivamente desde el vínculo gobierno – gobernado, su significancia trasciende los presupuestos políticos y jurídicos. El manifestante (independientemente de su ideología y pretensiones) lo es no únicamente por las probables decisiones desatinadas de la élite gobernante, sino por las relaciones de poder a niveles capilares. ¿Por qué no todos los brasileños que utilizan el transporte público participan en las marchas? ¿Por qué no todos reaccionan de la misma manera? La familia, la escuela, el trabajo y demás escenarios cotidianos son, precisamente, un primer estadio del proceso de manifestación pública. El individuo entiende y asume la realidad a partir de cómo esa realidad es traducida desde las relaciones de poder elementales. La escuela y la familia, en concreto, construyen el primer diálogo social del individuo a partir de lo que nos indican que debe ser entendido como correcto o no. ¿Podemos quejarnos? ¿Hasta qué punto? ¿Cómo se desenvuelve el concepto de lo que uno debe o no hacer ante determinadas coyunturas sociales cuando éste es diferente a lo que las instituciones educativas, la familia, los amigos y la sociedad nos dicen? 

Aquellos que toman las calles para exigir al gobierno no están únicamente ahí en contra del gobierno, sino que están ahí porque previamente las relaciones de poder en red en las que se encuentran inmersos les han hecho llegar a esa determinación por el diálogo y confrontación, generando una efervescencia que logra masificarse, organizarse y replantearse contra una determinación del gobierno. Se marcha, también, en respuesta a las opiniones divergentes que el individuo ha encontrado en los otros que lo rodean. Y no me refiero a una divergencia basada en el rencor o una ruptura, necesariamente, sino la producción de una relación dinámica colectiva y con implicaciones políticas sostenida de relaciones previas a niveles inferiores. Así sucede en cualquier país: la resistencia no sólo se llevan a las calles sino a la mesa familiar, a la oficina o a los encuentros sociales. Las antípodas en las que se encuentran los que defienden un movimiento y los que criminalizan la protesta social son síntoma de algo más elemental.

lunes, 10 de junio de 2013

¿POR QUÉ EL ESTADO DEBE SER LAICO?

Hace unos días, la Alcaldesa de Monterrey Margarita Arellanes “entregó” las llaves de la ciudad a Jesucristo. En un acto simbólico organizado por la Alianza de Pastores, la edil regiomontana abrió las puertas del municipio a Dios “como la máxima autoridad” y a Jesucristo “para que su reino de paz y bendición sea establecido”, entre otros tantos detalles que justifican que la noticia lo sea. Hay video del acto en internet, para variar. Para un creyente pudiera no ser difícil entender qué motivó a Arellanes o al público que aplaudía y gritaba alabanzas. En cambio, por parte de un deísta sin religión, un ateo, un agnóstico o incluso un creyente a favor del Estado laico, indudablemente habrá un rechazo. ¿Por qué necesitamos que el Estado sea laico? No quisiera ser simplista ante un tema insaciable que merece demasiadas consideraciones, pero trataré de aprovechar este breve espacio para al menos trazar un bosquejo inicial de respuesta. En el lector queda nutrirla y compartirla. 

La humanidad ha dedicado gran parte de su historia a realizarse cuestionamientos acerca de sí misma. La religión es una de las respuestas o uno de los medios para hallar algunas respuestas. O quizá para plantearse más dudas, que no es lo mismo pero es igual. Sin embargo, el intento de imponer a los demás una religión, una ideología o cualquier otro tipo de respuesta aparente que uno ha adoptado como verdad, no puede ser entendido sino como una agresión. No quiere decir que no exista detrás una buena intención, pero mal dirigida puede transformarse en eso: una agresión. Un Estado laico impide respuestas preconcebidas para los aspectos más fundamentales del individuo que deben ser tratados por éste desde su individualidad, valga la redundancia. Claro, lo anterior se complica cuando lo individual posee una significancia pública. No podemos ser cínicos o ingenuos (según sea el caso) y asegurar que todo funcionario público puede divorciarse de forma absoluta de sus creencias personales. ¿Tiene Arellanes derecho a manifestar sus creencias religiosas? Efectivamente; pero la Alcalde de Monterrey no. Es inadmisible que se haga uso de una función pública para la imposición colectiva de respuestas provenientes desde la individualidad; aun cuando esa respuesta individual no pueda ser entendida sin una trascendencia colectiva, como es el caso de una religión. El cargo de Arellanes es mantenido por judíos, espiritistas, ateos, agnósticos y quién sabe cuántos más etcéteras que componen la diversidad de Monterrey. Respetar, proteger y asumir esa diversidad es una forma de garantizar la paz social. 

Así sea bajo una presumible buena intención mal dirigida, todo lo que es a la fuerza representa un grado de agresión. Quizá Arellanes ha olvidado la parte del Evangelio en la que Jesucristo afirma "dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Como creyente que es, quizá debiera poner un poco más en práctica esa máxima.

miércoles, 29 de mayo de 2013

EL “DERECHO” AL CLASISMO

Hay noticias que no deberían serlo. Al menos no tanto. Sucede que muchas veces la atención pública se concentra en asuntos superfluos y de relevancia secundaria. La llamada “Lady de La Reforma” es un ejemplo claro. Eso sí, casos como la destrucción de San Antonio Ebulá en Campeche y el desplazamiento forzoso de sus pobladores son desconocidos por el grueso de la población (por cierto, este agosto se cumplen tres años de lo sucedido). Sin embargo, el caso del famoso video de Luz María Beristain (“Lady Senadora”, según las redes sociales) me parece que es digno de algunos comentarios. 

Desconozco si la senadora perredista tenía razón en sus quejas. No sólo es un aspecto que le corresponde determinar a la PROFECO, sino que no es de mi interés. Lo que sí es de interés es la prepotencia con la cual se dirigió a una empleada de la aerolínea. Más más alarmante que sus argumentos (ilógicos según lo que leí, según lo que entendí), es que agreda a empleados que únicamente cumplían con la normativa a la que están sujetos. Sin emabrgo, la actitud prepotente de Beristain no es algo insólito en una sociedad clasista como la nuestra. No es poco común que algunas personas confundan el derecho del consumidor a quejarse de un alegado mal servicio a una supuesta facultad para actuar con prepotencia hacia los empleados. Seguramente no nos parecerán ajenos casos de clientes haciendo referencia a su educación, empleo o posición social para demostrar que da igual lo que puedan decirle los empleados: ellos poseen la razón aunque no la tengan. 

Recordemos que, normalmente, los que tienen trato constante y directo con los clientes son los trabajadores que se encuentran en la escala jerárquica más baja y con los menores salarios, cuyas tareas se limitan a seguir las indicaciones de sus supervisores, así sean lógicas o ilógicas, puedan parecernos o no. Ellos son los que no pocas veces son calificados como “nacos”, “indios”, “chacas” o cualquier otro adjetivo clasista que los clientes prepotentes quieran darles. “Por naco no entiende” o “ese muerto de hambre que no hace bien su trabajo” son ejemplos de lugares comunes. Y poco tiene que ver si el empleado tiene o no la culpa: el clasismo es despreciable e injustificado siempre. 

Así que, si tanto escandaliza el video de la senadora Beristain, reflexionemos si no estamos a su mismo nivel al interactuar con empleados de cualquier establecimiento. Aunque a ningún medio le interese, aunque nadie nos grabe para subirlo a internet, igual de vulgares y agresivos seríamos si fuera. Se puede exigir sin atropellar a los demás.

viernes, 24 de mayo de 2013

MONUMENTOS A LA COCA-COLA


Desde hace unos días, cerca de veintiún estatuas de la Coca-Cola desafinan una de las principales avenidas del Fraccionamiento Las Américas en Mérida. Los vecinos y la sociedad en general no se han dado el lujo del silencio y han proliferado las manifestaciones de disgusto por estos “monumentos” a la trasnacional refresquera. Claro, la información ha corrido principalmente a través de las redes sociales, ya que escasamente ha sido abordada por los medios de comunicación locales. 

El origen de estas incomodas efigies fue un concurso organizado por el Grupo Bepensa (encargado de la producción de la Coca-Cola en el Sureste Mexicano). La convocatoria estuvo dirigida a jóvenes preparatorianos y universitarios con la finalidad de “promover la protección del medio ambiente”. Los diseños de botellas ganadores serían exhibidos en este espacio público. Y así fue. 

Hay que aclarar que se tratan de estructuras de concreto fijadas al camellón de la avenida y no fácilmente removibles después de un determinado tiempo de exhibición. Son verdaderos “monumentos” cuya instalación justificó la tala y retiro de árboles para que sean más visibles. Están pensados para perdurar y servir de publicidad constante. 

Mucho podríamos preguntarnos sobre cómo pudo permitirse que un espacio público sea aprovechado por un particular con evidentes fines publicitarios y perpetuar la omnipresencia de la marca. Podríamos cuestionarnos cómo ninguna autoridad del Ayuntamiento de Mérida advirtió que se trataba de un espacio público a través del cual cualquier construcción iconográfica erige, a su vez, nuestra consciencia comunitaria. Podríamos, sí; pero el caso no deja de ser tan sólo un síntoma de una transgresión mucho más sistemática y generalizada en nuestra vida diaria. La privatización de facto del espacio público por esa compañía fue realizada porque, efectivamente, ésta es consciente de que puede hacerlo porque las condiciones sociales y políticas la facultan para ello. El poder público, limitado a ser un simple observador de las acciones de los particulares que se encuentran en las mejores posibilidades de incidir según sus intereses, ha impregnado la lógica de que si una empresa puede hacer algo, esto debe ser permitido en respeto a su capital y desarrollo comercial. Hablar de espacios comunitarios y del derecho a decidir sobre el uso de los espacios públicos de forma inclusiva es considerado por muchos una confesión de “comunismo” intolerable que viene a “amenazar” a una de las empresas más poderosas en el mundo. 

Confío en que la petición firmada por ciudadanas y ciudadanos que será presentada el 27 de mayo a la Dirección de Desarrollo Urbano de la ciudad impulsará al Ayuntamiento a hacer lo propio. Sería un gran reconocimiento de que los espacios públicos no están sujetos a la privatización. El camellón no es un espectacular o cartel auspiciado por un particular.

viernes, 17 de mayo de 2013

ENTRE VIDELA Y ECHEVERRÍA

Murió Jorge Rafael Videla. Y murió donde debía: en la cárcel. No es que pretenda celebrar la noticia. Me parece inconcebible que alguien salte de júbilo ante la muerte de otro ser humano, así sea Muamar Gaddafi, Osama Bin Laden o Margaret Thatcher. Me parecieron indignantes los himnos de victoria por las calles que, en su momento, generaron aquellos decesos. No pretendo hacer una excepción con el hombre que dejó en Argentina treinta mil desaparecidos y sustrajo a cientos de bebés de sus familias. No celebro su muerte por muchas que hayan sido las que él cometió. Lo que sí celebro es que no se haya ido impune. 

A diferencia del famoso “Españoles, Franco ha muerto”, la muerte de quien dirigiera una de las dictaduras más sanguinarias en América Latina no sepultó la posibilidad de su enjuiciamiento, el cual, por supuesto, no se dio tampoco de la manera deseada. Como Usted sabrá, fue sentenciado en 1983 y liberado cinco años después por el entonces presidente Carlos Menem. De 1998 a 2008 estuvo bajo arresto domiciliario, para luego pasar a una prisión común donde esperaría una sentencia por delitos de lesa humanidad (2010) y otra por secuestro y sustracción de identidad de menores (2012). Con profundos bemoles y de forma tardía, pero no quedó impune. No sucedió así con Hugo Banzer, con Pinochet, con Aparicio Méndez o Emilio Médici. La condena de Videla fue no sólo un triunfo para sus víctimas, sino para toda la Argentina. Qué mensaje más alentador que el demostrar que en un país - a pesar de la profunda corrupción que lo impregna – la impunidad no es absoluta y que es posible enjuiciar y encarcelar a un tirano. 

Mientras tanto, en México, Luis Echeverría Álvarez sigue libre y disfrutando de la impunidad judicial. Gustavo Díaz Ordaz murió en libertad y con su nombre en miles de calles, escuelas, colonias y demás sitios públicos, como si se tratase de un héroe. De la justicia histórica no han logrado salvarse del todo, pero los familiares de los más de dos mil desaparecidos en la Guerra Sucia durante los 60’s y 70’s no han tenido ni siquiera la atención mínima por parte de las autoridades. Peor aún: el tema ha quedado en el olvido y ha sido eclipsado por el no menos importante de la violencia del crimen organizado. ¿Qué esperanza de verdad, justicia y reparación pueden tener las víctimas del narcotráfico y sus familiares si vivimos en un país donde las madres de los muertos y desaparecidos de Tlatelolco o del Halconazo han sido ignoradas? ¿Qué justicia podemos esperar si represores como Díaz Ordaz, Acosta Chaparro o Nazar Haro han muerto sin sentencia que los condene penal e históricamente? No sé Usted, pero creo que una sentencia contra Luis Echeverría sería una dosis de esperanza enorme para este hermoso país.

martes, 14 de mayo de 2013

¿DISCRIMINACIÓN A LA INVERSA?

Hace no mucho encontré en internet un comic que me encantó. En el primer cuadro aparece un niño afrodescendiente esposado a una bola de hierro. Un niño blanco aparece y comienza a subirse sobre los hombros del niño esclavo para poder llegar a un balcón que supera en altura a los dos personajes. “Es por tu propio bien”, dice el niño blanco, quien en los cuadros siguientes se monta sobre el niño esclavo, le pisa el rostro y lo aplasta, hasta que finalmente logra su objetivo de alcanzar el balcón para poder apoyar las manos y subir. Desde el balcón, el niño blanco le dice al afrodescendiente “Discúlpame por haber sido racista antes; ahora te conozco mejor”. Aliviado al oír las disculpas, el niño afrodescendiente, ahora sin esposas que lo esclavicen, le responde “Bueno, dame una mano para subir ¿podrías?”. Sin embargo, el niño blanco le contesta “¡Por supuesto que no! Eso sería racismo a la inversa. Mira, si yo llegué aquí por mí mismo ¿por qué tú no podrías?” 

Ese pequeño comic de apenas seis recuadros me pareció una forma brillante de ilustrar las dos posturas que normalmente surgen en distintas sociedades ante el debate sobre los grupos históricamente discriminados. En Sudáfrica, por ejemplo, la caída del Apartheid y la victoria de Nelson Mandela no fueron suficientes para corregir las profundas desigualdades que prevalecían de manera sistemática a nivel político y social. Los sudafricanos de color contaban formalmente con la posibilidad de acceder a las universidades, pero al ser una población excluida durante décadas que únicamente pudo acceder a escolaridad básica y de menor calidad que la de los blancos, el aparente acceso era ilusorio y no tenía una repercusión real en sus vidas. La decisión de incluir cuotas de estudiantes negros en las universidades ocasionó el grito al aire de los sectores más conservadores de la población blanca. El discurso de la discriminación a la inversa fue (y sigue siendo) utilizado como bandera contra esa y otras políticas de inclusión. 

No es lo mismo trato distinto que discriminación. Un hombre de dos metros de alto no puede acusar de discriminación a la inversa que alguien le proporcione flotadores a otro hombre de un metro con veinte centímetros de alto cuando el nivel del agua en la que ambos se encuentran llega al metro y medio. Las políticas de inclusión social pueden ser percibidas como “molestas” o “incómodas” para ciertos grupos, pero son indispensables para reparar un problema histórico y sistemático que impide que determinado grupo ejerza libremente sus derechos. Claro, debe existir un examen de proporcionalidad sobre las medidas adoptadas y tener en cuenta una gran cantidad de aspectos que sería imposible abordarlos en este breve espacio. Por el momento lo dejo con la idea del comic que le comentaba. ¿Qué grupos en México se encuentran en una situación parecida?

miércoles, 8 de mayo de 2013

FEDERALISMO Y CONSTITUCIONALISMO LOCAL

Un verdadero sistema federal va más allá de la facultad que poseen los estados para legislar en determinadas materias. Si bien es un aspecto de suma importancia, no creo que el análisis respecto al federalismo mexicano deba centrarse en él, como suele hacerse. Personalmente, como fiel defensor del sistema federal – siendo el decimocuarto país más grande del mundo, el decimoprimer más poblado y el segundo con mayor diversidad étnica no me imagino otra forma de organización – creo que los jueces son piezas fundamentales en el ejercicio de la autonomía de cada entidad. Precisamente, la figura del Juez local es a la que menos atención se le ha dado en esta temática. 

Pero para revalorizar el papel del Juez local como agente activo de federalismo debe revalorizarse el papel que juega la Constitución Política del Estado. La Constitución Estatal y su interpretación judicial son las bases para que Yucatán defina autónomamente su camino en el reconocimiento, protección y justiciabilidad de los derechos humanos, siempre que se marque una ruta más garantista que la delimitada en el orden federal. Quién mejor que los jueces y magistrados de nuestro Estado para adoptar esta tarea tan urgente. 

Como habrá sido de su conocimiento, desde el año 2011 el Tribunal Superior de Justicia del Estado tiene la facultad de erigirse como Tribunal Constitucional en determinados casos. Asimismo, fue emitida la Ley de Justicia Constitucional para el Estado de Yucatán. Ambos fueron logros muy loables, pero también insuficientes. En primer lugar, por la endogamia judicial que produce el hecho de que el Tribunal Constitucional esté compuesto por los mismos magistrados del Tribunal Superior de Justicia, observación que podría hacer extensiva para la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En mi opinión, debería crearse un Tribunal Constitucional independiente del Poder Judicial del Estado, constituido por ministros ajenos al Tribunal Superior de Justicia. En segundo lugar, la Ley de Justicia Constitucional no proporciona mecanismos verdaderamente democráticos: de los cuatro mecanismos previstos en la justicia constitucional local, sólo en uno (acción por omisión legislativa) los ciudadanos estamos facultados para ejercerlo de forma directa. Debemos considerar la posibilidad de que los derechos humanos puedan ser justiciables a nivel local por una vía accesible a la población y que sean los ministros de ese hipotético Tribunal Constitucional los que definan el alcance de los mismos, atendiendo a las necesidades político-socio-culturales de nuestro Estado. 

¿Propongo un activismo judicial en el Estado? Totalmente. Esa es una de las formas de ejercer un federalismo con enfoque de derechos.

martes, 30 de abril de 2013

EL VIACRUCIS SILENCIADO

Si de lo que nos enteramos podemos sacar las peores conclusiones sobre el estado actual de nuestro país, imagínese Usted lo que pensaríamos si todo aquello de lo que no se habla tuviese la difusión debida. Lo que no ocupa las cámaras ni llega a ser trending topic en las redes sociales es condenado a permanecer en el silencio, por más alarmante o urgente que debiera ser para todos nosotros. Uno de esos casos es el de las personas migrantes de Centroamérica que llegan al Refugio para Personas Migrantes conocido como “La 72” en la ciudad de Tenosique, Tabasco, así como del grave peligro que actualmente corren las personas que ahí les brindan apoyo y protección. 

Quienes hemos tenido la fortuna de conocer Fray Tomás, director de “La 72”, nos hemos topado con un hombre que vive para trabajar tiempo completo en la construcción de un país mejor. La entrega en cuerpo y alma que éste franciscano realiza por la lucha y protección por los derechos de aquellas mujeres y hombres que abandonan sus países en búsqueda de mejores condiciones de vida se enfrenta día a día a las constantes amenazas que él y su equipo reciben con la intención de frenar su lucha. Por supuesto, este contexto se ve agravado por su desconocimiento generalizado por parte de la población. Cualquier persona interesada en conocer un poco de las actividades y/o denuncias que realizan, así como de los peligros que han padecido los que trabajan en ese albergue, puede consultar el blog de “La 72” (http://la72casademigrantes.wordpress.com/) para leer un poco sobre aquello que difícilmente será informado en medios masivos. 

Por cierto, este 19 de abril la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a favor de Fray Tomás, Rubén Figueroa y el personal del Refugio para Personas Migrantes “la 72”, así como para todos los migrantes que actualmente se encuentran alojados ahí. Las constantes amenazas y peligros que padecen todos ellos por parte de autoridades y la delincuencia organizada motivaron que esa instancia internacional solicite al Estado Mexicano implementar las acciones necesarias a fin de garantizar sus vidas e integridad, razón por la cual el gobierno deberá informar a la Comisión acerca de las medidas que en su caso adopte para alcanzar estos fines. 

Veremos cómo responden las autoridades a esta solicitud. Igual de importante será ver cómo respondemos nosotros como ciudadanos para democratizar esta información y posicionarla en la agenda pública. Depende mucho de nosotros el visibilizar a los invisibles: aquellos que defienden a las personas migrantes en nuestro país, quienes reciben un trato igual o peor al que tanto nos escandaliza enterarnos que padecen los mexicanos que buscan llegar a los Estados Unidos.

lunes, 8 de abril de 2013

LA DAMA Y EL HIERRO

¿Hasta dónde nuestro contexto justifica nuestros actos? Me queda claro que todos somos - en alguna medida - productos de la época, lugar(es) y circunstancias que nos formaron. Es difícil analizar la vida y obra de un ser humano sin primero contextualizarlo. Si bien esto es cierto, lo anterior no puede ser utilizado para justificar o minimizar conductas claramente reprobables. Esa es la razón por la que no coincido con la retahíla de elogios dirigidos a la difunta Margaret Thatcher, catalogándola incluso como un ejemplo para la humanidad. 

No sé usted, pero si llego algún día a tener una hija, velaré porque no tenga como modelo a seguir a un personaje como Margaret Thatcher. No es que pretenda imponerle uno, pero entre tantas mujeres que han aportado cosas positivas a este mundo, lo que menos querría es que ella aspirase a ser una “dama de hierro”. Interesante oxímoron, por cierto. Las más mujeres más admirables que conozco en este mundo – mi madre y mi abuela – lo son sin necesidad de tener una gota de “damas de hierro”. Firmes y valientes, pero de hierro nada. No debemos confundir fortaleza con frialdad o liderazgo con autoritarismo. El hierro es símbolo de muchas cosas, pero nunca de humanidad. Por algo el gran León Gieco cantaba: “Hombres de hierro que no escuchan la voz / hombres de hierro que no escuchan el grito / hombres de hierro que no escuchan el llanto”. 

En verdad que no encuentro motivos para que mi hipotética hija o cualquier otra mujer en el mundo tenga como ejemplo a Margaret Thatcher cuando se tiene a mujeres como Rosa Parks, Rigoberta Menchu, Hellen Keller o - ¿por qué no? – mi mamá y mi abuela. ¿Qué admiración pudiera provocar una mujer que llamó “terrorista” a Nelson Mandela y apoyó el régimen del Apartheid? ¿Quién pudiera considerar un modelo a seguir a una mujer que protegió al dictador Augusto Pinochet y lo elogio públicamente como el hombre que “trajo de regreso la democracia” a Chile? Y ni hablar de su gobierno: recortes en servicios sociales, represión a huelgas mineras, aumento de desempleo y desigualdad, reducción de la clase media, entre otros. 

Yo prefiero tener de referencia a una afrodescendiente que logró contribuir al reconocimiento de los derechos civiles en su país o a una indígena torturada que hizo visible ante la comunidad internacional el genocidio en Guatemala o a una mujer que logró ser la primera persona ciega y sorda en obtener un título universitario o – insisto – a mi mamá y mi abuela. La película sobre la vida de Thatcher pudo ser emotiva, pero la realidad tiene su propio peso. Y no, no busco un repudio colectivo hacia una difunta: simplemente no creo que deba celebrársele. No es el modelo ni de gobernante, ni de mujer que este mundo necesita para ser un poco más humano, que es lo que nos urge.

lunes, 1 de abril de 2013

EL AMPARO QUE NECESITAMOS

El juicio de amparo es el principal medio judicial de protección a los derechos humanos en nuestro país. A pesar de que en las Universidades se pregona con bombos y platillos que fue creado en México – y específicamente en Yucatán – nuestro país es actualmente uno de los más atrasado en esta materia. La nueva Ley de Amparo, si bien se traduce en algunos avances, es insuficiente aún para alcanzar una verdadera protección de los gobernados. Trataré de explicar brevemente porqué lo considero así. 

La reciente promulgación de la Ley de Amparo había sido esperada por años (literalmente) por abogados y académicos, principalmente. Digo abogados y académicos porque, probablemente, uno de los principales problemas que posee el juicio de amparo en nuestro país es que no constituye aún un recurso verdaderamente democrático. Los requisitos de tramitación del juicio de amparo ha hecho de éste un mecanismo elitista, de manera que – prácticamente – únicamente las personas que cuenten con un abogado (y que sea un buen abogado) pueden tener acceso efectivo al amparo. En Colombia, por ejemplo, las tutelas (nombre que recibe el amparo en ese país) pueden ser interpuestas por casi cualquier persona. Puede hacerse de forma verbal ante el juez y sin indicar los artículos específicos de la Constitución que han sido violados. Eso no sucede en nuestro país, a pesar de que muchos celebran que la nueva ley permite la tramitación del amparo por Internet, novedad que únicamente beneficiará a los abogados litigantes, pero no implica un avance en la democratización del amparo. 

Por otro lado, el amparo en México aún no ofrece la posibilidad de un control horizontal, como existe en países como Argentina o Alemania, en el cual el amparo procede no sólo contra leyes, sentencias y actos de autoridad, sino contra actos cometidos por particulares. Aún más, en México el amparo no posee efectos generales para toda la población, como en otros países. Si yo me amparo contra una ley y me conceden el amparo en virtud de que esa ley es inconstitucional, para Usted, que no interpuso el amparo, esa ley seguirá teniendo efectos. En pocas palabras, en México una ley puede ser constitucional e inconstitucional con la misma facilidad. Si bien la nueva ley establece los casos en los que pudiera declararse efectos generales a un amparo, no deja de ser una facultad potestativa no inmediata de la Suprema Corte de Justicia, además de que se excluye de esta posibilidad los asuntos fiscales. 

Celebro algunos avances considerables en la nueva Ley de Amparo, pero no son suficientes. México sigue aún con el esquema de amparo creado por Ignacio Vallarta durante la dictadura porfirista y que fue reproducido en gran medida en la dictadura priísta. Aún posee tintes más pro estado que pro persona. Anhelo que pronto contemos con un amparo que garantice su acceso democrático; el efecto erga omnes; el control horizontal; la protección a derechos económicos, sociales y culturales, entre tantas otros aspectos que en otros países no creerían que carecemos en la cuna del principal mecanismo de protección de derechos humanos al interior de un país.