martes, 27 de noviembre de 2012

SOY UN MACHISTA EN POTENCIA

Soy un machista en potencia. Digo esto porque la mayoría de las manifestaciones más machistas casi siempre empiezan curándose a sí mismas. “No soy machista, ni nada, pero…”. Y detrás del “pero” llega lo que inevitablemente es. Por eso prefiero asumir que quizá, sin yo saberlo, aún persistan rasgos de prejuicios y dogmas sexistas heredados directa o indirectamente de generaciones pasadas que no he logrado superar. Ningún machista se reconoce como tal y esto es porque el machismo no es una ideología, sino un desorden psicosocial. Es un malestar que – a diferencia de otros “ismos" – no necesita que lo defiendan para subsistir, porque se expande viralmente en toda mente que se descuide. Dicen bien en los grupos de Alcohólicos Anónimos que asumir la condición es el primer gran paso para superarla. Retomo ese valioso ejemplo y lo ejerzo ante este problema. Digo que soy machista en potencia como señal de alerta para mí mismo, porque sé que nací en una sociedad y en un mundo preponderantemente patriarcal. 

Quizá un buen primer paso para que los hombres hagamos de nuestra parte para erradicar esta lacra de la historia es confesar que somos machistas en potencia. Hacerlo es un ejercicio que implica reflexión y análisis continuos, no descartando que existan aún dogmas en nosotros que urgen erradicar. Significa asumir la responsabilidad de buscar el crecimiento personal como aportación individual a la lucha contra todo tipo de violencia contra la mujer. 

Y en la sociedad en la que vivimos no es asunto menor. En cuántos de nosotros no persiste la idea de que la mujer golpeada “algo habrá hecho para que su esposo la haya tratado así”. Cuántos feminicidios en Yucatán no han sido negados por las autoridades estatales sólo porque se realizan en el interior del hogar y no en las calles bajo un contexto de violencia por el crimen organizado, como en otros Estados. En cuántas familias no se sigue estimulando la idea de que la “buena esposa” es aquella que asume un rol de silencio, obediencia e incluso sumisión. En cuántos noviazgos se suele dar por entendido que será la mujer la encargada de “cuidar” y limpiar la casa, dejando su desarrollo profesional y de otra índole al tiempo de sobra. Nuestra humanidad padece una enfermedad crónica llamada machismo y uno nunca deja de ser - hasta cierto punto - producto de la cultura y época en la que ha crecido. ¿Qué tan producto del futuro estamos siendo hoy día?

3 comentarios:

Vlcar dijo...

La cultura es uno de los factores que más lento se mueve.

Anónimo dijo...

I do not know if it's just me or if everybody else encountering issues with your blog. It appears as if some of the written text on your posts are running off the screen. Can someone else please provide feedback and let me know if this is happening to them as well? This may be a issue with my web browser because I've had this happen previously.
Thanks

my site - gto120Dlaocm402mfos02.com

Anónimo dijo...

Simply wish to say your article is as surprising.
The clarity for your post is just great and that i can think you are an expert on this subject.
Well together with your permission let me to grab your RSS
feed to keep updated with approaching post. Thank you a million and please
continue the rewarding work.

My page :: Anaheim California