lunes, 13 de agosto de 2012

LA IDEOLOGÍA CONTRA SÍ MISMA

Hace unos días escuchaba a una persona de izquierda – él mismo se considera así – defender a las FARC como un movimiento revolucionario legítimo, a lo cual le objeté, entre otros aspectos, que ese grupo guerrillero ha recurrido a actividades terroristas. Me replicó que no era verdad, que esas acusaciones eran propaganda reaccionaria. Desconozco si esa persona ignoraba que las FARC han recurrido a prácticas como el secuestro, el uso de coches-bomba y animales-bomba, ataques a la población civil, el desplazamiento de poblaciones indígenas de sus territorios, narcotráfico, entre tantos otros etcéteras por las cuales considero difícil – por no decir absurdo – legitimar un movimiento sólo porque sostiene un discurso marxista-leninista. Lo que sí me queda claro es que ese tipo de resistencia a la crítica de movimientos o personas que comparten la ideología de uno se ha convertido en un denominador común entre mucha gente de mi edad que se ha unido a distintos partidos políticos o movimientos sociales. 

Todo aquél que adopte una postura política, sea cual sea, debe preguntarse si asume una ideología o se somete a ella, que no es lo mismo. Se puede ser de izquierda sin negar el atropello a la libertad de expresión cometida por Chávez en Venezuela o el aparato omnipresente y absolutista que ha construido Ortega en Nicaragua o la persecución de homosexuales cometida en Cuba durante el gobierno de Castro o, por supuesto, el terrorismo de las FARC. Del mismo modo, alguien que se ubique en las antípodas ideológicas de los movimientos de izquierda debe ser capaz de reconocer el respeto al derecho internacional humanitario por parte del EZLN y su amplia disposición a dejar las armas por el diálogo o el exitoso modelo construido por gobiernos de izquierda en el Cono Sur o la ingenuidad de argumentar que, de haber llegado a la presidencia, López Obrador hubiese convertido a México “en otro Cuba” o que no se puede estigmatizar a todos los que salen a manifestarse como “porros” que no quieren trabajar o estudiar. 

Ya no es momento de absolutismos ciegos con el que algunos asumen los vértices ideológicos tanto de la izquierda como de la derecha. Ya no es momento, incluso, de limitarse a esos dos adjetivos. Basta ya de obsesiones con los “ismos”. Sería mejor, en todo caso, generar nuevas formas de pensamiento menos absolutas y más allá de las ideologías preestablecidas, teniendo como único compromiso inamovible la búsqueda de la verdad. ¿Acaso no fueron la verdad, la objetividad, la crítica y la libertad las que motivaron a las ideologías? No veo porqué negarse el privilegio de estas cuatro virtudes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jugando a conjugar: la ideología se instaura cuando suspende a lo ético: justificar que Chavez y los medios en Venezuela por el dogma de la República Bolivariana, los desplazamientos de comunidades, los atentados a causa de las FARC, indica ese"punto ciego" desde donde participo de la ideología. Igual que con el neoliberalismo: justificar el intervencionismo o sostener que el libre mercado: posiciona.

Hace poco, en un evento de caridad de una asociación de animales, enseñaron en su publicidad la foto de un perrito sucio y abandonado. Había un texto como de "no los tires a la calle" o algo así. El evento fue en un parque. En ese parque duerme gente, piden limosna. El evento de la asociación en el parque es por unos perritos. Eso es ideología.

Hegeleando: hay algo de sustancia en el tiempo; la repetición es un mecanismo extraño. Hemos-estamos en tiempo de ismos; nuestra relación con ese sistema apenas ha variado.

Concuerdo con generar nuevas ideas, pero reificando, saliendo de la zona de confort, confrontando el peligro de hacernos las preguntas incomodas que sostienen/soportan a Lo Mismo.


@sobser