lunes, 20 de agosto de 2012

VLADIMIR PUTIN TRAS LAS PUSSY RIOT

“Virgen María, madre de Dios, ¡hazte feminista! Virgen María, madre de Dios, ¡echa a Putin!”. Ese es tan sólo un fragmento de la “oración punk” que le valió a las integrantes del grupo Pussy Riot la sentencia a dos años de prisión por haber cometido “vandalismo por motivos de odio religioso”. El caso ha generado un amplio debate a nivel mundial sobre el aparente roce entre el derecho a la libertad de expresión y la tolerancia religiosa. Sin embargo, me atrevo a decir que el aspecto religioso no es el trasfondo real – al menos no el único, ni el más determinante - de la condena a las Pussy Riot. 

 Vladimir Putin se ha caracterizado a lo largo de los años por su intolerancia a la crítica. Así lo ha demostrado su ríspida relación con ONG’s de derechos humanos y las persecuciones, amenazas y asesinatos a periodistas atribuidas a su gobierno, tal como ha sido documentado por la Unión de Periodistas de Rusia durante las administraciones anteriores de Putin como Primer Ministro y Presidente. Entre los casos más destacados se encuentra el de Anna Politkóvskaya, periodista asesinada en Moscú el 7 de octubre de 2006 en circunstancias aún no aclaradas y sin que se haya sentenciado a ningún responsable hasta la fecha. Politkóvskaya había realizado profundas investigaciones sobre los crímenes de guerra cometidos durante la Segunda Guerra en Chechenia por el Ejército Ruso bajo las órdenes de Vladimir Putin, entonces Primer Ministro de Rusia y candidato a la presidencia. Al respecto, diversos periodistas han incluso recolectado pruebas de que los atentados terroristas en Rusia atribuidos a rebeldes chechenos (y que servirían a Putin para justificar el inicio del conflicto) fueron realmente autoataques cometidos por altos mandos de la antigua KGB, agencia de inteligencia a la que Putin perteneció. 

¿Se trata de una controversia únicamente religiosa? Me parece que no. Más si consideramos que las Pussy Riot se habían presentado previamente en distintas plazas públicas tocando canciones en contra del gobierno de Putin y exigiendo su dimisión. ¿Hará caso Rusia a las críticas de gobiernos como el de Estados Unidos o el de Inglaterra, quienes solicitan se reconsidere la sentencia? Lo dudo aún más. El contexto geopolítico impide un cambio en la de por sí hierática soberbia de Putin, quien no está dispuesto a mostrar el menor signo de flaqueza ante las opiniones de occidente.

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