lunes, 2 de julio de 2012

ELECCIONES 2012: COMO UN DÉJÀ VU

El proceso electoral en Nicaragua del año pasado coincidió con mi pasantía en el Center for Justice and International Law (CEJIL). Tuve la triste oportunidad de presenciar el ambiente generado por la maquinaria del FSLN para lograr la segunda reelección de Daniel Ortega. La compra de votos, el lucro con la pobreza, la coacción de funcionarios públicos en los tres poderes, sindicatos comprometidos, la compra de medios de comunicación y el uso del capital gubernamental para proselitismo, fueron algunas de las estrategias con las que Ortega logró la omnipresencia de su partido y su permanencia. Todo ello a pesar que entre la población no era ningún secreto que el FSLN estaba garantizando su triunfo mediante ilícitos cometidos antes del día de sufragio. 

Hace dos años veía la victoria de Peña Nieto como un lamentable, pero muy probable futuro. Sin embargo, nunca pensé ver en mi propio país la reproducción exacta del ambiente de indignación e impunidad de las elecciones nicaragüenses. No dudo que Peña Nieto fue el candidato con ventaja, pero tampoco dudo que ésta fue garantizada por un aparato que – es triste, pero necesario aceptarlo – poco dista del utilizado por regímenes como el de Ortega. Incluso cuando la mayoría de los votos hayan sido efectivamente a favor de Peña Nieto, no pueden quedar impunes los innumerables ilícitos que se cometieron: compra de votos, “pases de lista”, manejo sospechoso de boletas, robo de urnas, secuestros y amenazas, entre tantos otros etcéteras que confirman el poco respeto por la democracia que la maquinaria priísta ha aprendido durante el paréntesis que vivió como oposición. No descarto que otros partidos hayan hecho lo mismo, pero definitivamente no en la misma escala. Quien minimice uno de estos incidentes está consintiendo la fragmentación de nuestra incipiente democracia y abriendo la puerta a que estas prácticas sean repetidas por cualquier partido en 2018. 

Respecto a qué esperar de él como presidente, bastará recalcar que los resultados del Prep le dan una mayoría relativa menor al 40% de las votaciones. La mayoría absoluta del electorado no depositó su confianza en él. Creo que es un claro ejemplo del porqué debemos considerar la opción de tener segundas vueltas electorales en México, como la tienen prácticamente todos los demás países del continente y la mayoría de las democracias del mundo. 

En cuanto al regreso del PRI a Los Pinos, bastará decir que la única forma en que podrá deslindarse de su pasado será en la medida en que ser oposición durante el próximo sexenio no implique tener al Estado como enemigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Concuerdo totalmente contigo kalycho, es indignante y en cierto modo da mucho coraje que en pleno siglo XXI se estén presentando y lo peor aún que aceptemos!!! este tipo de irregularidades. Nos quieren hacer pasar de tontos ante tan lamentables y evidentes series de hechos ocurridos durante las elecciones.
Ahora lo que nos queda es sumarnos y participar en los movimientos para exigir transparencia total en este ejercicio democrático que no debe culminar con el resultado. Yucatán tuvo una enorme participación en la votación, esperemos que se refleje también después del resultado en lo que provenga.

Saludos y te felicito por tu enorme y gentil esfuerzo en comunicar de manera concisa tus valiosas ideas.

JR