domingo, 11 de diciembre de 2011

MÉRIDA: EL PELIGRO TRAS LAS “BUENAS COSTUMBRES”

El año pasado, el Juez español Baltasar Garzón terminaba su participación durante un seminario acerca del peligro potencial de la xenofobia en la sociedad, cuando un estudiante noruego pidió la palabra en la ronda de preguntas y opiniones. El joven, armado de toda su seguridad, advirtió que ese tipo de peligro podría suceder en muchos países, pero nunca en uno con los valores y estabilidad de Noruega. Esta anécdota fue justamente un año antes del atentado terrorista en Oslo y la masacre en la Isla Utoeya, ambos incidentes realizados por un xenófobo que pretendía acabar con el multiculturalismo y la “colonización islámica de Europa”.

Al oír esa anécdota este año durante una conferencia de Baltasar Garzón, no pude sino vincular la soberbia social de aquel estudiante con la de gran parte de los yucatecos: vivía en un lugar donde los valores y la tranquilidad parecían ser un blindaje a los problemas que aquejaban a otros países cercanos. Sin embargo, el peligro estaba ahí, cultivándose bajo la confianza de que en Noruega simplemente no ocurrían ese tipo de tragedias.

Soy consciente de las profundas diferencias entre el narcotráfico y la naturaleza de los atentados en Noruega; pero Mérida es esencialmente alimentada por la misma actitud soberbia ante su aparente bienestar perpetuo. Los meridanos creemos que vivimos en “la Ciudad de las Buenas Costumbres”, donde por simple destino y debido a la “calidad moral” de nuestros habitantes hemos evitado las tragedias que se viven en gran parte del país. Lo anterior representa asumir, implícitamente, que somos moralmente “más eficientes” como sociedad que aquellas donde sí se han presentado constantes hechos de violencia: una conclusión absolutamente soberbia y sin sustento, sin mencionar que ayuda a fortalecer el absurdo temor a que los “de fuera” empiecen a “traer” la violencia al estado.

Si comenzarán a presenciarse hechos de violencia en Mérida, sin duda alguna será culpa de los mismos habitantes y autoridades de la “Ciudad de las Buenas Costumbres”. Somos una ciudad potencialmente peligrosa. No son sólo los índices de desigualdad económica los que podrían facilitar el estallido de violencia, sino la arraigada estratificación social con la que ha sido diseñada la ciudad. La polarización norte-sur es una clara remembranza de “Belindia”, nombre que se la ha dado a Brasil debido a que algunos sectores de su población viven con la misma calidad de vida de Bélgica, mientras que otros sobreviven en condiciones similares a las de la India.

Donde hay desigualdad social está una puerta abierta para la violencia. En lugar de seguir manejando el viejo discurso de que “eso no pasa en Yucatán”, “nosotros somos la Ciudad de la Paz” o “si pasa algo es por gente de ‘fuera’”; deberíamos enfocar todos los esfuerzos posibles por aumentar los niveles educativos, mejorar las condiciones de vida de las zonas más marginadas de la ciudad y, sobre todo, empezar a modificar esa idiosincrasia sustentada en la estratificación social, donde los habitantes del norte creen que Mérida termina en el Monumento a la Bandera.

Menos auto-elogios y más prevención integral sustentada en cuatro áreas: seguridad, educación, desarrollo urbano y oportunidades de trabajo. De no tomar esta posición - espero estar terriblemente equivocado - correremos el riesgo de darnos una trágica sorpresa en el futuro, tal como seguramente la tuvo aquél estudiante noruego a mediados de este año.

jueves, 17 de noviembre de 2011

LA GUERRA QUE SE ACERCA

Hace unos años, cuando el presente milenio era un recién llegado a los calendarios, el mundo parecía ser una reinvención más garantista de lo que había sido en el pasado. Para los años noventa, las dictaduras en América Latina habían desaparecido, la Guerra Fría daba el punto final a un epistolario armamentista y, ante una estupefacta humanidad aún no acostumbrada al cambio, un muro era derrumbado en Berlín por vecinos desesperados por reunirse con sus familiares. Quedaban algunos conflictos, el hambre y la pobreza; pero habían ciertas razones para estar conforme o cuando menos un poco más optimista. Lo peor de la humanidad parecía haber quedado atrás.

Sin embargo, el nuevo siglo pareciera no distar mucho del pasado. En América Latina ya no tenemos Golpes de Estado, sino golpes desde el Estado. Los muros que algún día dividieron a Alemania ahora se construyen en la frontera entre México y Estados Unidos o en los territorios ocupados por Israel en Palestina. Los gobiernos, por su parte, ya no buscan ampliar sus territorios, sino ampliar sus mercados. El mundo es, en resumidas cuentas, igual de insostenible en su dinámica social, política y económica que hace cien años. Dosificando algunos vicios y disimulando otros; pero el temor al ser humano por parte del ser humano sigue generando la violencia y angustia por la cual, precisamente, el ser humano le teme a los de su misma especie.

La acrecentada tensión internacional ante una posible invasión a Irán expone esta fragilidad. ¿Puede este complejo panorama generar un conflicto a gran escala? Israel insiste en intervenir. Muchos funcionarios estadounidenses temen que nuevas sanciones a Irán por su programa nuclear sea interpretado como una declaración implícita de guerra, aumentando el riesgo de ataques por parte de grupos extremistas islámicos. Rusia y China se oponen, lo que pareciera ser una alineación político-estratégica. La Liga Árabe se vería dividida en caso de una intervención. Arabia Saudita, aliado de occidente de población de mayoría sunní, interpreta el aumento de la población chiíta -mayoritarios en Irán- al Este de su territorio como una amenaza de índole religiosa. Irán, por su parte, no es un blanco tan fácil como Irak o Afganistán, donde los regímenes durante la intervención estadounidense eran débiles militarmente y carecían de fuertes aliados estratégicos; además del valor agregado, objeto de la misma tensión: Irán posee energía nuclear y, muy probablemente, armas de esta naturaleza.

Dos conclusiones podemos tener por adelantado. La primera; que se avecinan años de profunda tensión internacional, la cual se manifestará en la economía, el combate al crimen organizado y las relaciones diplomáticas. La segunda; que nunca dejamos de ser aquella humanidad frágil y susceptible que en el pasado cayó en errores inimaginables, los cuales ahora pareceríamos incapaces de volver a repetir.

lunes, 10 de octubre de 2011

EL INSOMNIO DE CARLOS SALINAS

Me encantaría tomar un café con Carlos Salinas de Gortari. En un lugar sencillo, sin mucho ruido, donde podamos vernos frente a frente. Quizá sería mejor una cerveza, para poder entrar en confianza. No lo sé. El punto es que me gustaría hablar con él como si estuviésemos en igualdad de circunstancias y yo no corriese peligro al hablarle de forma franca. Sé que él trataría de guiar la conversación y convertirla en un discurso político, pero debido a la calidez del bar o del café, pediría que me diera tan solo unos minutos y que, por primera vez, se limitara a escuchar. A fin de cuentas, probablemente sería yo quien estuviera pagando la cuenta.

Le diría, sin ánimos de ofender, que se ve desgastado. Y no lo digo por la edad, en verdad que no. Se le ve activo, vivo, pero bastante desgastado. Le preguntaría si es por la falta de sueño y no por otra cosa. Y lo entiendo, yo no podría dormir si fuera él. Quién pudiera conciliar el sueño con tantos nombres asediando la conciencia a horas de la noche. Desde el de Luis Donaldo Colosio hasta los desaparecidos forzadamente en su gobierno. O los periodistas silenciados o los despedidos a causa del Error de diciembre que, aunque seguramente tratará de convencerme de que no fue culpa suya, la fue.

Después, contaría que yo era muy chico al momento en que su mesiánica presidencia se convirtió en un beso de Judas. A pesar de mi corta edad, recuerdo como México pasó de ser la promesa del desarrollo latinoamericano a una economía estancada que tropieza consigo misma hasta la fecha. Era muy pequeño cuando eso pasó, pero nada parece haber cambiado en la herida que dejó sobre nuestra historia. Yo tampoco podría dormir con ese peso. Ni en este sexenio, ni en el pasado, ni en ninguno. Entonces, mientras ordeno la segunda ronda, le pediría atentamente que no me interrumpa, porque mi intervención apenas estaría empezando.

Dejaría entre los dos una cosa en claro: los mexicanos seremos lo que él diga, pero no estúpidos. Quizá lo hemos sido en el pasado, pero no esta vez. Le diría que si lo que desea es pasar por alto el dogma antireeleccionista que ha existido por años en el país, adelante, yo no tendría ningún problema y estoy seguro que muchos tampoco. Pero que no se engañe creyendo que puede engañar a alguien. De sobra está que él es el verdadero candidato y no Peña Nieto. Le haría saber que entre él y yo podemos hablar en confianza, pero que asuma. Que salga a la calle diciendo que sí, que él está detrás, que su época hegemónica en el PRI nunca terminó y que ahora piensa retomar el país. Que lo acepte, pero sin distracciones mediáticas y llamando a las cosas por su nombre. Que diga que está dispuesto a volver a lastimar al país sin reparo alguno, pero que no nos trate como estúpidos. Al menos yo no pienso dejar que me vea nuevamente con cara de estúpido.

Al final, pagaría la cuenta y me iría sin esperar a que defienda lo indefendible. El que mucho justifica de mucho se arrepiente, eso lo tengo muy claro. Quizá me iría molesto o sintiendo algo de lástima por esa tiránica sombra. Tratando de ser un poco justo, me iría con la idea de que, efectivamente, no ha podido recuperar el sueño. Sé que, si algo le queda de decencia, no puede dormir. Si es que algo le queda.

viernes, 9 de septiembre de 2011

VOLVIENDO AL ESTADO INCUESTIONABLE

Al momento en que este artículo fue escrito, el diputado Arturo Zamora acababa de informar por su cuenta en Twitter que retiraría su proyecto de reforma al Código Penal Federal para sancionar hasta con seis años de prisión a quien “injurie o calumnie a las instituciones, autoridades electorales, partidos políticos, precandidatos, candidatos o coaliciones”. Cientos de felicitaciones por esa red social manifestaron su apoyo a la decisión tomada por el diputado. Aún cuando quisiera, no puedo unirme completamente a las voces de júbilo, debido a que Zamora aclaró que la retiraba “para mejorarla”. Es decir, Arturo Zamora no parece estar dispuesto a abandonar del todo su pretensión, al menos por el momento. Si espera que su propuesta sea viable, deberá tener en cuenta que, en materia de libertad de expresión, cualquier restricción a ésta debe ser proporcional al interés que la justifica, interfiriendo en la menor medida posible en el ejercicio de este derecho. La restricción que plantea el diputado debe ser capaz de satisfacer el derecho a la reputación sin menoscabar el derecho a la libre crítica contra funcionarios públicos.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció, durante el Caso Ivcher Bronstein contra Perú, que la crítica y opinión pública es un control democrático que promueve la responsabilidad de los funcionarios sobre su gestión, por lo que deben ser mínimas las restricciones al debate sobre cuestiones de interés público. Asimismo, en el Caso Herrera Ulloa contra Costa Rica, recalcó que la amplitud del derecho a la libertad de expresión no significa que el honor de las personas públicas no deba ser protegido, sino que éste debe serlo de manera acorde con los principios del pluralismo democrático. En esta misma sentencia, ese Tribunal destacó que las personas que influyen en el interés público “se han expuesto voluntariamente a un escrutinio público más exigente y, consecuentemente, se ven expuestos a un mayor riesgo de sufrir críticas, ya que sus actividades salen del dominio de la esfera privada para insertarse en la esfera del debate público.”

En distintos casos, la Corte también ha determinado que, en temas de interés público, no sólo debe protegerse las expresiones inofensivas o bien recibidas por la opinión pública, sino también aquellas que chocan, irritan o inquietan a los funcionarios públicos o a un sector de la población. Uno de los casos donde se sostuvo esta postura fue en el de Kimel contra Argentina, en el cual un historiador fue sentenciado por injurias contra un funcionario público. Es precisamente con un fragmento de este caso con el que quisiera concluir esta intervención. El caso Kimel, sin duda, debe ser un referente para Arturo Zamora, o cualquier que proponga medidas similares, si no quiere cometer un atentado contra la libertad de expresión. De lo contrario, volveríamos a la intolerancia autoritaria por la cual, por más de setenta años, el Estado fue un medio de coacción sistemática contra cualquier crítica a políticos y funcionarios públicos.

“[L]a Corte considera que las consecuencias del proceso penal en sí mismo, la imposición de la sanción, la inscripción en el registro de antecedentes penales, el riesgo latente de posible pérdida de la libertad personal y el efecto estigmatizador de la condena penal impuesta al señor Kimel demuestran que las responsabilidades ulteriores establecidas en este caso fueron graves. (…)Como tal, la opinión no puede ser objeto de sanción, más aún cuando se trata de un juicio de valor sobre un acto oficial de un funcionario público en el desempeño de su cargo. En principio, la verdad o falsedad se predica sólo respecto a hechos. De allí que no puede ser sometida a requisitos de veracidad la prueba respecto de juicios de valor.”

lunes, 22 de agosto de 2011

ANIMALES DE INSOMNIO

Allá las venas y el miedo que transitan,

aquí se escucha el ruido de nada.

Allá se inmolan las muertes en otras vidas,

aquí siempre humedece la calma.

Distante y silente

- o, al menos debemos notarlo,

ausente-

me encuentro lejos del origen,

de las armas que provocan futuros insomnes,

el crujido de estampidas por los palcos,

de los coches supernovas

y de las balas perdidas en un estadio cautivo,

en un estado de histeria,

en un Estado a la deriva del fuego.

Corren.

Unos y otros,

corren

incluso unos sobre los otros,

como si vieran la muerte en celo,

como si fuera hacia a ellos de prisa

para verlos derramarse en el campo.

Pero yo me encuentro en un lugar indescifrable,

en el país de las esferas minerales,

donde lo verde palpita desde las raíces

y no alcanza su capricho el azaroso óbito.

El sitio en que todos duermen brillantes

y acariciando el cojín inmaculado de los sueños.

Aquí todos duermen,

pero yo no puedo.

No sé hacerlo si mi semblante decaído continúa en casa.

No puedo adaptarme a tanta serenidad,

enferma paz que se respira.

Asfixiante e ignorante ha resultado el Valle Central

de las gotas que marca el minutero

y los días

y las tardes

y las mujeres y hombres que retumban dentro mío.

No puedo.

No pertenezco aquí.

Mi destino está allá, donde la gente se esconde

y reza porque la descarga no alcance las sombras,

porque una estrella los ilumine con la inmortalidad

y les permita dormir en calma

o entre la afición que se reciente en un coliseo.

No soy de aquí.

Yo pertenezco,

- con la congoja que hace germinar desde mi espina -

a aquella área devastada,

la zona de la vergüenza y los rastrojos como cuerpos.

Nunca había estado tan presente

en esta distancia.


San José, Costa Rica. 20 de agosto de 2011

sábado, 20 de agosto de 2011

DE LA VIOLENCIA EN EL ESTADIO A LA DEL ESTADO

Me enteré de la balacera en el partido Santos vs. Morelia de la misma forma en que me he enterado de gran parte de las noticias de México últimamente: por Twitter. Claro está la importancia que ha tomado esta herramienta para la difusión de noticias en tiempo real y, al mismo tiempo, ser el foro de discusión pública de las mismas. Así, las interpretaciones políticas de los hechos no se hicieron esperar. Gente común y personalidades simpatizantes del PAN comenzaron a denunciar como origen de este incidente a la mala administración durante gobierno de Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila, así como la de Jorge Torres López, actual gobernante de dicho estado, ambos políticos priístas. Por otro lado, gente afín al PRI aprovechó para recalcar la imprudencia con la que Felipe Calderón ha afrontado la lucha contra el narcotráfico y que este tipo de incidentes era un reflejo de ello. Es necesario y justo decir que muchas personas que no simpatizan con ninguno de estos dos partidos responsabilizaron a alguno de estos tres personajes por simple convicción personal. Hago esta acotación para aclarar que en esta intervención haré referencia a los comentarios que vinieron claramente de un bando en contra del otro.

Ni el PAN ni el PRI tienen en este momento moral alguna para responsabilizar al otro por este incidente que, afortunadamente, dejó saldo blanco. En primer lugar, me parece imprudente adelantarse a realizar interpretación políticas cuando ni siquiera se ha identificado la naturaleza de los hechos, cuál fue su origen y el móvil de estos. En este sentido, será mejor hablar de la violencia que se vive en el país de manera general, lo cual me lleva a mi segundo punto. Lamentablemente, la violencia que impera en nuestro país no puede obedecer a explicaciones tan simplistas como la gestión de una sola persona. Lo que vivimos es el resultado de una serie de errores reiterados durante los gobiernos del PRI y los dos que ha sostenido el PAN. Existe la impunidad, el cohecho y la aquiescencia con la que se produce hoy este panorama tan desalentador porque existen fallas sistemáticas en nuestro Estado, las cuales han sido gestadas por años en distintos gobiernos desde el ámbito Federal, Estatal y Municipal. He insistido en ocasiones anteriores en que la forma en que Calderón ha desarrollado su lucha contra el crimen organizado ha empeorado la situación en varios aspectos, así como he dicho que el PRI permitió la gestación de gran parte de los grupos criminales del presente. Sigo sosteniendo ambas tesituras. Pero no podemos esperar que la solución de esta problemática esté en politizar el asunto y aprovecharlo para iniciar una guerra sucia de acusaciones con miras al 2012. Las soluciones estarán en las medidas que se tomen para reestructurar y fortalecer las instituciones y con ella nuestro Estado de Derecho. Las administraciones son cuestiones efímeras, gestiones administrativas que se remplazan, pero el estado de nuestro Estado de Derecho (valga la redundancia) es permanente. Con esto no digo que no se denuncie ni se hable de responsabilidades con nombre y apellido, pero debe ser el Estado de Derecho y no la politización electorera el principal objetivo del debate.


Rastrojo:

Estoy impresionado con el movimiento de Anna Hazare. De manera pacífica ha logrado que el gobierno por fin permita continuar su huelga de hambre y vaya cediendo poco a poco a su propuesta de Ley Contra la Corrupción. Del otro lado del mundo, el Ejército y la Marina se niegan a participar en diálogo con el movimiento de Javier Sicilia. Las propuestas del poeta para la Ley de Seguridad Nacional parecen tener un paso más tardío que las de Hazare en la India. El camino de ejercer la política desde la sociedad es un camino largo y desgastante, pero necesario. Un país no debe ejercer la política únicamente desde los políticos.

jueves, 7 de julio de 2011

HISTORIA DE LA GENTE QUE HABLA

Dicen, que la primera vez que un ser humano decidió hacer uso de la palabra, fue advertido por los dioses del grave riesgo que eso conlleva.

Se le advirtió que podría expresarse y gozar del privilegio de ser oído; pero debería derribar los muros del prejuicio y abrir sendas al entendimiento con sus semejantes.

Se le advirtió que debería optar entre la verdad y la mentira: que la primera siempre lo condenaría a ganarse enemigos y la segunda a convivir entre ellos.

Se le advirtió que podría hacer uso de los nombres y palabras; pero que la virtud de llamar a las cosas por su nombre siempre era castigada como no suele hacerse con los peores vicios.

Se le advirtió que la principal arma contra la tiranía sería siempre alzar la voz con la civilidad de la razón; pero que no existe nada que provoque más la rabia del autócrata que ejercer el verbo y defender el vuelo del pensar.

Se le advirtió que hablar lo convertiría en mujer u hombre libre; pero que el silencio ante la injusticia lo condenaría a la opresión de su propia memoria.

Dicen, que una vez que habló, esa persona nunca dio aquel Paso Deprimido: el de la impunidad y el olvido; el de la indiferencia ante el abuso y la represión.

NO TE CALLES. JUSTICIA CONTRA LOS AGRESORES: MÉRIDA UNIDA CONTRA LA IMPUNIDAD.

lunes, 4 de julio de 2011

LA VERDADERA VÍCTIMA EN CONTROVERSIA POR "PASO DEPRIMIDO"

Hace un par de minutos me informaba vía Twitter de las múltiples reacciones que han surgido ante los últimos acontecimientos de violencia en Mérida. La ciudad parece haberse dividido en tres grupos principales: la gente en contra del “Paso Deprimido”, la gente a favor y la gente que (en una posición igual de legítima que las dos anteriores) simplemente estaban hartos del tema y de las quejas. Sería irresponsable afirmar que alguna de estas posiciones es más valiosa que otra. Personalmente, estoy en contra de la construcción planeada en Paseo de Montejo. Esto no quiere decir que comparta todas las opiniones y los puntos de vista que otros opositores han manifestado a través de prensa, radio y redes sociales . El principal problema en medio de esta controversia (y sin duda, el principal obstáculo para encontrar una solución a la discusión) es que se ha hablado demasiado sobre el tema, al grado en que comienza a olvidarse el principal riesgo que enfrentamos: el deterioro de la democracia, legalidad e institucionalidad. Trataré de explicar esta idea de forma breve y precisa.

Hace unas semanas envié al Ayuntamiento una petición ciudadana en la que solicitaba a la Alcaldesa Angélica Araujo que se abstuviera de acusarnos a todos los opositores del “Paso Deprimido” de ser emisarios encubiertos del Partido Acción Nacional. No soy ningún ingenuo: desde el principio estuve consciente de que no iba a recibir respuesta, a pesar de la obligación constitucional que tiene el Ayuntamiento. En primer lugar, la petición seguramente fue leída (si es que en verdad lo fue) por algún funcionario menor o algún estudiante trabajando de meritorio o realizando servicio social. Desconozco, sinceramente, quién se encarga de darle lectura y respuesta a las (me imagino) cientos de cartas recibidas por el Ayuntamiento. Lo que era lógico, es que no iba a ser leída, mucho menos respondida por Ángelica Araujo. A pesar de ello, yo tenía derecho legítimo a obtener respuesta de ese estudiante meritorio o funcionario menor. La sigo esperando. Pero no voy a recibirla y es por una razón muy sencilla: el gobierno que encabeza Angélica Araujo no es un gobierno cercano y atento a las necesidades de la gente. Lo que intenté exponer al enviar la carta fue superado por lo que han demostrado por sí mismos los hechos de violencia en las últimas horas. Pido por favor que, si el lector está a favor del “Paso Deprimido”, no interrumpa aquí su lectura. El punto al que quiero llegar es también de su interés.

¿Por qué digo que la principal víctima de este debate es la democracia? Debemos olvidarnos, primero, del histórico y parapléjico concepto de democracia limitado al día de votaciones. La democracia se manifiesta a través del ejercicio diario de la ciudadanía para salvaguardar la legalidad y la institucionalidad en un Estado democrático, como lo es el Estado de Yucatán. Más allá de los argumentos relativos al beneficio o perjuicio que traería la obra, el dinero utilizado o incluso cuestiones ambientales, mi principal preocupación (e indignación) es que la construcción está siendo impulsada por un proceso que no cumple con los requisitos legales, que pasó por alto etapas en su proceso de aprobación, incluyendo uno sumamente fundamental: la consulta ciudadana. Defendía al principio la legitimidad de aquellos que apoyan la construcción del “Paso Deprimido”. Yo no puedo decir que, como opositor, poseo la verdad absoluta y que deba ser impuesta mi visión sobre las otras perspectivas. La consulta ciudadana tiene, entre otros propósitos, garantizar el cumplimiento de la voluntad mayoritaria. No poseo datos concretos sobre el porcentaje de la población que se opone a la construcción de esta obra. Tampoco el Ayuntamiento los posee. Permitir una construcción ilegal y que no respeta los procedimientos previamente establecidos es un atentado contra nuestra vida democrática. Olvidamos que como ciudadanos también estamos encargados de educar a nuestros gobiernos. Lo que es permitido una vez, será reproducido en el futuro con asuntos más complejos, tanto en gobiernos del PRI, como del PAN o de cualquier otro partido. El daño institucional en una sociedad trasciende administraciones y funcionarios públicos.

No es la construcción lo que afecta en sí a nuestra sociedad. Es la falta de respeto a la legalidad y a la obligación de escuchar la opinión pública. Esto nos afecta a todos: los que estamos en contra, los que están a favor y los que están hartos de que el tema asfixie su Timeline en Twitter. Los que están a favor de la construcción tienen derecho de que ésta se realice bajo un proceso transparente y que respete los lineamientos jurídicos. Si se realizan las obras de construcción en base al procedimiento establecido, mediante consulta ciudadana previa, y resultase que la voluntad de la mayoría es la creación del “Paso Deprimido”, podría insistir en los argumentos por los que no lo creo conveniente, pero sería incapaz de manifestarme o de acusar al gobierno de Angélica Araujo, en el presupuesto que en una democracia no siempre estarán todos de acuerdo con las decisiones tomadas.

Reitero mi posición: que el PRI y el PAN se alejen de la discusión ciudadana. Es un hecho que ambos se han esmerado en sacarle provecho político a la discusión. Existe un movimiento cívico a favor y en contra. La solución es clara. Se necesita una consulta ciudadana para garantizar la legalidad de la obra. Angélica Araujo debe entender que hay un sector no partidista muy grande en contra del proyecto. No pretendo se nos escuche sólo a nosotros, todo lo contrario. Pretendo que se comporte como un gobierno democrático que, a pesar de que ella se jacta de hacerlo, escuche realmente a la gente.

domingo, 22 de mayo de 2011

LOS QUE SOSTIENEN EL PODER

A continuación presento lo que será la primera parte de un pequeño análisis personal de algunos de los políticos que actualmente gobiernan los países de América Latina. Trataré de ser breve y conciso en cuanto a mi visión sobre cada uno de ellos.

Argentina: Cristina Fernández

Activista de Derechos Humanos en su juventud, se casó con el abogado de izquierda Néstor Kirchner en 1975, con quien se mudó a Santa Cruz, provincia en la que iniciaría una ascendente carrera política. Fue ella y no Martha Sahagún, ni Hillary Clinton la que pudo darse el lujo de convertirse en 2007 en la sucesora presidencial de su propio esposo. Con un carácter fuerte y determinación – en algunos casos, incluso autoritarismo – debe reconocerse que ha sabido manejar el legado del fallecido Kirchner, quien logró rescatar en buena medida a Argentina de la gran crisis sin precedentes que azotó al país durante el gobierno de De la Rúa. Ahora, cuando resultan obvias – aunque no públicamente declaradas- sus intenciones de reelegirse a la presidencia, deberá manejar lo mejor posible distintos escándalos que giran en torno su persona, incluyendo su cada vez más discutida adicción a fármacos como el citalopram y etilefrina, anti-depresivos que podrían ser el motivo de distintas recaídas que ha sufrido desde 2010, las cuales le obligaron a suspender momentáneamente sus actividades. De cualquier forma, su afán por mantener el control de toda situación no le impedirá hacer lo imposible por ser reelegida.

Bolivia: Evo Morales

Hace una década, Evo Morales lideraba las principales protestas en su país desde el sindicado de cocaleros. Ahora es él quien, desde el Palacio Quemado, debe confrontarse al mayor número de protestas vividas en el país en los últimos 41 años. ¿Cómo puede explicarse este diametral cambio de posición? ¿Cuál fue el error que cometió para pasar de demandante social a autoridad demandada? A pesar del peso político y el valor espiritual y simbólico que representa la llegada al poder de un indígena aimara al poder, Morales ha demostrado su incapacidad en gestión gubernamental. El descontento social por el aumento salarial incumplido es prueba de ello. Sin detrimento de importantes cambios que ha significado su gobierno, no ha sabido concretar sus propios planes de gobierno. Que ciudades como Trinidad y Cochabamba, las cuales fueron determinantes en las elecciones para su llegada al poder, ahora sean focos céntricos de protesta no resulta cosa menor, teniendo en cuenta la ya difícil polarización del país desde su llegada al poder. Aún queda la deuda pendiente con la opositora Media Luna Occidental, liderada por Santa Cruz, la ciudad de mayor auge económico del país, donde no ha podido aún ganarse la confianza de los sectores más acaudalados del país, al mismo tiempo en que ahora pierde la de los sectores más populares. Pudo convertirse en un símbolo pero ¿podrá demostrar su capacidad de gobernabilidad?

Brasil: Dilma Vana Rousseff

Es todavía pronto para hacer un examen pertinente sobre su incipiente gobierno, pero no hay duda alguna en que su gestión se caracterizará por el enorme peso que queda sobre sus hombros. Dilma es la sucesora de quien fuera uno de los pocos presidentes latinoamericanos de los últimos años que se ha dado el lujo de retirarse con un alto nivel de popularidad. Si bien el auge económico de Brasil tiene realmente su origen en las políticas del ex presidente Cardoso, Lula se encargó de darles impulso y una firme continuidad, heredándolas a su sucesora en los puntos más altos de eficacia. Sin embargo, los retos no han tardado en llegar. Las relaciones con su homónima argentina no han empezado de la mejor manera, sobre todo después de que Marco Aurelio García, principal asesor de asuntos internacionales de Rousseff, confesara recientemente que sí hubo una “minirepresalia” contra Argentina en la restricción para el ingreso de automóviles argentinos. Aunque se trata de una “pequeña” crisis diplomática – la cual no es ni la primera ni la última entre ambas naciones – Dilma deberá evitar que sea el origen de un futuro deterioro en las relaciones del Mercosur. Asimismo, el conflicto con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la OEA por el tema de la construcción de la presa en Belo Monte y las acusaciones de agiotismo en contra de su Jefe de Gabinete figuran como sus primeros grandes retos, los cuales ayudarán a un mejor pronóstico de lo que será su administración.

Chile: Sebastián Piñera

¿Cómo explicar la llegada de Sebastián Piñera al poder después de cuatro gobiernos consecutivos de la Concertación de Partidos por la Democracia? ¿Cómo logró convertirse en el primer candidato de la derecha en conseguir el poder desde la caída de la dictadura de Pinochet? Las interpretaciones de este fenómeno han sido muchas, pero es destacable el abandono por parte de la izquierda de diversos espacios que fueron ocupados por la derecha, así como las divisiones internas del partido. De cualquier forma, Concertación ha tenido que asumir nuevamente un papel de oposición, posición desde la cual se ha opuesto fervientemente a la aprobación del Proyecto HidroAysén, el cual contempla la creación de cinco centrales hidroeléctricas al sur de Chile. El tema fue el centro de constantes interrupciones a la rendición de cuentas del presidente, al mismo tiempo en que más de cien mil personas protestaron en distintas ciudades, siendo Valparaíso el principal foco de concentración, en contra del proyecto hidroeléctrico, las reformas en materia de educación que favorecen a una minoría y los incumplimientos en materia sindical. Por si fuera poco, el presidente también ha recibido duras críticas por parte de la población homosexual del país, a quién prometió apoyar y representar durante su campaña, promesa que no sólo ha incumplido, si no que omitió mencionar en su rendición de cuentas.

Colombia: Juan Manuel Santos

Probablemente ningún presidente ha sorprendido tanto a la opinión pública en la actualidad. Este retirado periodista y ex Ministro de Defensa pasó de ser el fiel sucesor de Álvaro Uribe a encabezar un gobierno antípoda al de éste. A pesar de su carente habilidad para hablar en público, Santos se ha manifestado con firmeza y ha tomado decisiones contundentes y que resultaban urgentes durante el gobierno de Uribe. Probablemente las más destacadas hayan sido, hasta el momento, reconocer el conflicto armado en Colombia (negado por la antigua administración) y restablecer las dolidas y tortuosas relaciones con Venezuela, paso necesario para reactivar la economía dependiente del intercambio comercial con el país vecino. Sin duda alguna, después de sus primeros cien días de mandato ha demostrado ser un presidente impredecible que se ha ganado las críticas de muchos de los que lo apoyaron en campaña y el apoyo de muchos que votaron por su contrincante Antanas Mockus. Personalmente, considero que ha sido más inteligente y realista que Uribe, pero sobre todo, ha demostrado ser más valiente en el sentido político. Dependerá de él mantener la cordura y la buena imagen que ha ido ganando al inicio de su administración.

Costa Rica: Laura Chinchilla

Laura Chinchilla es, sin duda alguna, todo lo que podría esperarse de la candidata oficialista de Oscar Arias. Su principal defecto ha sido, precisamente, ser todo lo que se espera de la sucesora de Oscar Arias. Para su desgracia, no ha sabido ir más allá del viejo discurso del oficialismo costarricense donde la estabilidad social y política, las políticas ecológicas reconocidas internacionalmente y el incremento de la confianza para la inversión extranjera son los fetiches con los que se intenta conquistar la opinión pública a pesar de los múltiples errores de la administración. Heredera de la aprobación de los polémicos Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y China, así como de una demoledora crisis en el Congreso que impidió rendir su informe de gobierno, ha ido perdiendo la confianza de gran parte de la población. Su conservadurismo en materia social resulta alarmante, no sólo por su abierta oposición a los matrimonios homosexuales – y las acusaciones de homofobia por distintas declaraciones y participaciones en marchas contra este tipo de uniones- si no por su abierta oposición al establecimiento de un estado laico en Costa Rica, donde la religión católica sigue siendo la religión oficial. Pero, al igual que Arias, las prioridades del gobierno Chinchilla se encuentran más en el exterior que a nivel nacional. Como su antecesor, la imagen internacional y consolidar la institucionalidad costarricense, envidiable para muchos países en la región, ha sido el parámetro para medir su éxito, insostenible política que podría costarle las próximas elecciones al Partido Liberacionista.

Ecuador: Rafael Correa

Demagogo, populista, megalómano y con lapsus de irracionalidad que lo ponen al mismo nivel del exiliado ex presidente Abdalá Bucaram, pero algo he de reconocer a su favor: logró formar uno de los constituyentes más ambiciosos de la era contemporánea en Latinoamérica. La Constitución de Ecuador de 2008 se aleja bastante – no del todo – del lenguaje bucólico y romántico que caracteriza a las de Venezuela y Bolivia, aportando una nueva visión garantista del derecho. Si bien puede parecer bastante pretenciosa en algunos puntos (como la inclusión del “Sumak Kawsay” y “Ama killa, ama llulla, ama shwa” como conceptos jurídicos posteriormente traducidos), me parece que su alcance es bastante envidiable. La constitución contempla secciones especiales relativas a pueblos indígenas, mujeres embarazadas, personas con discapacidad, jóvenes y adolescentes, derechos de la naturaleza y adultos mayores, otorgando derechos que en muchos de nuestros países únicamente se han alcanzado por interpretación jurisprudencial. Es una lástima que las torpes decisiones y su mesiánica percepción de su propio gobierno haya opacado el logro constitucional alcanzado. Rafael Correa no se da cuenta, o no se ha querido dar cuenta, que ha estado perdiendo popularidad por no saber ser un gobierno incluyente desde el punto de vista económico. Todavía sigue viendo como enemigo a inversionistas extranjeros y nacionales, que si bien podrán estar diametralmente opuestos a su ideología, no dejan de ser un factor igual de esencial para la construcción de un Ecuador más sólido. Su megalomanía ha provocado, incluso, que la misma policía se haya revelado en su contra en 2009, lo cual él calificó como un “intento de golpe de estado”. Su principal objetivo ahora debe ser, sin duda, dejar de verse como mesías y comportarse como presidente, evitando declaraciones confrontativas relacionadas al “imperialismo” económico en Guayaquil por parte de empresarios.

Honduras: Porfirio Lobo

A pesar de que han pasado dos años desde el golpe de estado en Honduras, la opinión internacional en torno a la legitimidad del gobierno encabezado por Porfirio Lobo continúa dividida, tal como se encuentra la población de este país centroamericano. No podría esperarse menos, teniendo en cuenta las constantes violaciones a derechos humanos, la falta de libertad de expresión y la represión policiaca que aún constituyen un problema alarmante en el país. A pesar de los acuerdos firmados entre Lobo y Manuel Zelaya en Cartagena para asegurar el regreso de Honduras a la OEA y la repatriación del depuesto presidente, la paz y estabilidad en el país aún parecen lejanas. No existen condiciones para consolidar un estado de derecho en el país. La persecución de distintos comunicadores en los medios de oposición y la remoción de distintos jueces y magistrados que se opusieron al régimen golpista representa una clara continuidad de las políticas autoritarias del gobierno de facto. El acuerdo de Cartagena, para el cual Juan Manuel Santos fungió como mediador, podrá significar una victoria diplomática para Porfirio Lobo, pero aún queda una serie de asignaturas pendientes y urgentes en el orden interno. No será tan fácil convencer a la población hondureña de que el orden constitucional ha sido restablecido. Las prioridades de Porfirio Lobo deberán enfocarse, si en verdad quiere consolidarse como un régimen democrático, en recuperar la flagelada libertad de expresión y la independencia judicial, dos de los principios más afectados a partir del quiebre constitucional.

México: Felipe Claderón

Antes de hablar de mi presidente debo hacer una dolorosa confesión: yo voté por él. O mejor dicho, voté en contra de Andrés Manuel López Obrador. A pesar de que sostengo mi oposición a la llegada de éste personaje al poder, no dejo de sentir vergüenza por la administración de Felipe Calderón. Mi critica a su hemipléjica lucha contra el narcotráfico tiene su fundamento en ciertas consideraciones. Primero, que inició la lucha con un ejército que se encontraba en una profunda crisis interna, toda vez que carecía del apoyo político de muchos miembros del ejército. No es de extrañarse que la Marina ha sido un apoyo esencial, institución con la cual sí cuenta con un apoyo mayoritario. Segundo, inició la guerra con un ejército cuyo armamento se encontraba en pésimas condiciones: armamento y municiones caducadas, equipo logístico que necesitaba actualización, entre otros pormenores. Tercero, inició la guerra sin un estudio logístico y estratégico, sin conocer exactamente el número de carteles existentes y la forma en que opera cada uno. En pocas palabras, inició su empresa de forma apasionada, aprendiendo sobre la marcha contra quién se enfrentaba. Cuarto, inició el conflicto con la intención de convertirlo en una guerra express, que pudiese ser concluida antes del término de su sexenio. No creo que sea cuestión de debatir sobre si combatir o no el narcotráfico, sino la forma tan absurda con que lo ha hecho. Agregaré un quinto punto en contra: las constantes violaciones a derechos humanos por parte de militares, las cuales no son imputables per se a la presidencia, pero sí lo es la forma en que han sido minimizadas (incluso ocultadas) por el gobierno calderonista, describiéndolas como "daños colaterales" o "hechos aislados". Sí, voté por él, pero ahora apoyo su renuncia a pesar del poco tiempo que le queda en el cargo.

Nicaragua: Daniel Ortega

Me daré el lujo del radicalismo categórico: Daniel Ortega es uno de los tiranos más absurdos que ha conocido la región en las últimas décadas. Su megalomanía, el absurdo intento de disfrazar de legalidad un gobierno anti democrático es una verdadera vergüenza para un pueblo tan trabajador como el nicaragüense. No puedo otorgarle el adjetivo de político demagógico porque ni siquiera es capaz de manejar la voz pública para esos fines. Este ex guerrillero, resentido por la década que el Frente Sandinista de Liberación Nacional perdió por la Unión Nacional Opositora, no ha comprendido que el tiempo continuó corriendo después de la revolución en Nicaragua y lo que en un momento fue un movimiento justificado por su tiempo y su contexto, ahora resulta precario y obsoleto ante las nuevas realidades del país. Para describir su tiranía, bastará recordar que el sobrino de Muamar Gadafi es secretario y asesor personal de Daniel Ortega, quien originalmente habría ofrecido Nicaragua como refugio político para el dictador libio. Ante las próximas elecciones en el país centroamericano, es una tristeza su evidente permanencia en el poder por medios que, aunque aparentan ser legales, resultan evidentemente antidemocráticos. La independencia judicial es, sin duda, uno de los principios más vulnerados en su gobierno, el cual declaró anticonstitucional un artículo constitucional en virtud de una ridícula interpretación a un artículo transitorio, todo esto para interferir en la selección de miembros de la Corte Suprema. Pero la brutalidad de su gobierno terminará cayendo por su propio peso. Actualmente su hijastra ha iniciado un proceso contra el gobierno de Nicaragua por la violación que sufrió en manos del propio Daniel Ortega. Espero, como muchos, no tardemos en ver el fin de su gobierno.

Paraguay: Fernando Lugo

Humberto Vacaflor Ganam decía en un artículo que uno de los errores cometidos recientemente por Evo Morales había sido declarar públicamente que Fernando Lugo era “como un padre” para él, durante los festejos en Asunción por el Bicentenario de Independencia de Paraguay. Ciertamente el cómico análisis de Vacaflor era en torno a los escándalos que ha generado en el país sudamericano el reconocimiento de hijos que el ex obispo se ha visto obligado a hacer. Pero este presidente representa más que un claro ejemplo de la crisis que sufre la Iglesia Católica por los escándalos de desobediencia por parte de sus obispos. Siendo un político de izquierda y al mismo tiempo sacerdote, Fernando Lugo se convirtió en el primer representante de la Teología de la Liberación en ocupar un alto cargo de gobierno. Siendo de uno de los países más pobres de Latinoamérica, no es de extrañarse que haya llegado al poder ostentando la imagen de líder religioso y, al mismo tiempo, un líder popular. Sin embargo, emprender su agenda política ha sido más difícil que ganar las elecciones. Aún quedan pendientes asuntos de prioridad para el país, muchos de los cuales tienen su origen en sus relaciones exteriores. Fernando Lugo no ha conseguido aún un trato más igualitario como miembro del MERCOSUR, así como las condiciones en que se administra la energía producida por la hidroeléctrica del Itaipú, de copropiedad con Brasil, país al que le corresponde el 98% de la energía, dejando a Paraguay únicamente con el 2% restante, de acuerdo con los tratados firmados en el pasado por los dictadores Médicí y Stroessner. Queda claro que Lugo deberá retomar estos temas en su agenda más pronto que tarde, los cuales serán esenciales para justificar su deseada reelección en el poder.

jueves, 24 de marzo de 2011

EL MAYA A LA IBOM

El 2012 ha sido decretado por Ivonne Ortega como el “Año de la Cultura Maya”. Da igual, que llamándole cómo deseen llamarle, sabemos todos que nuevamente la gobernadora se ha aprovechado de la imagen de los mayas para satisfacer el contenido que requiere cualquier parque temático. ¿Cómo puede entenderse que hablen del año de la Cultura Maya cuando la propia estructura estatal los mantiene sistemáticamente segregados? Olvida nuestra gobernadora que actualmente en Yucatán la lengua maya está en peligro de extinción. No resulta menor que las madres dejen de enseñar a sus hijos a hablar en el idioma de Jacinto Canek porque son rechazados de las escuelas públicas si no hablan el español. Ignora que el INDEMAYA, dependiente del gobierno que dirige, se limita a acciones superficiales encaminadas a proteger la imagen turística que se vende como “lo maya”. Bastará decir que la página del mencionado instituto únicamente se encuentra en idioma español, sin importarles que poco más de cincuenta mil personas en Yucatán hablen únicamente maya. Ignora también, que encabeza un gobierno en el cual, si eres maya, la única forma de ser tomado en cuenta es estando muerto. En Yucatán se elogia al maya del pasado, al que ahora es pieza de museo o puede usarse como imagen en camisas y tazas, cuando al mismo tiempo se excluye a los mayas que aún viven, presionándolos a dejar de ser mayas para “salir adelante”. Así, el modelo del maya que Ivonne dice tanto amar es el del maya que pueda hacer las veces de Mickey Mouse en el parque de diversiones que planea dirigir desde el Palacio de Gobierno.

Bastará leer el Decreto publicado el 23 de marzo para darse cuenta que el Comité de Planeación, Desarrollo y Difusión del Año de la Cultura Maya tiene entre sus objetivos la realización de “festejos, actos y conmemoraciones” y procurar la participación de la sociedad yucateca en “la celebración”. Así que, en vista de que en Navidad llenamos la ciudad de Santaclauses, habrá que disfrazarnos con ese modelo mal logrado de “cultura maya” diseñado desde la perspectiva de funcionarios no-mayas de la ciudad de Mérida que, muy probablemente, ni siquiera saben qué significado tiene el 21 de diciembre de 2012. Por si fuera poco, entre los miembros de este Comité, no incluyen a ningún representante del Pueblo Maya. Es más, el Pueblo Maya ni siquiera es mencionado en el decreto, mucho menos se contempla su participación en el desarrollo de las actividades, mientras que sí se incluye explícitamente al sector privado, al sector turístico y, por supuesto, al Gobierno del Estado. Seguramente el proyecto ayudará tanto a salvaguardar la cultura maya como un festival mexicano hecho en Pakistán por funcionarios que de México sólo conocen el sombrero charro y el tequila. Total, que para hacer celebraciones y eventos, decoraciones y excusas siempre sobran. Me gustaría saber cuánto podría invertirse en la verdadera recuperación socioeconómica del Pueblo Maya con lo que nos costará este capricho del “Año de la Cultura Maya”, promovido desde la incultura.

martes, 15 de marzo de 2011

UNA LECCIÓN NO APRENDIDA

La guerra arabo-israelí de 1973 fue el detonante de un formidable aumento de los precios del petróleo a nivel mundial, lo cual incentivó de forma drástica la construcción de plantas generadoras de energía nuclear. Esta medida parecía, en un principio, el inicio de la independencia de los países importadores, incluidas las potencias occidentales, frente a los exportadores del crudo en Medio Oriente. Sin embargo, la devastadora experiencia que dejaron los accidentes en las plantas de Three Mile Island (1975) y Chernobyl (1986) pusieron en duda la capacidad real con la que podía ser controlada esta fuente de energía. A partir de estos incidentes, países como Alemania, Suecia, Bélgica, Italia y Austria decidieron renunciar a la construcción de nuevas centrales. No obstante, en el mundo existen actualmente más de 435 reactores distribuidos en 31 países entre los que Francia lidera la producción nuclear, la cual representa el 80% de la energía que genera ese país.

Vale la pena recordar en estas fechas, un incidente ocurrido en Japón el 16 de julio de 2007, cuando un sismo grado 6,8 en escala Richter provocó que la planta de Kashiwazaki, la más grande el mundo, vertiera 1,200 litros de material radioactivo en el Mar de Japón. El presidente de Tokyo Electric Power Company, operadora de Kashiwazaki, declaró que la magnitud del temblor había superado sus expectativas, a pesar que de las centrales de ese tipo deben estar condicionadas para soportar movimientos telúricos de hasta 8,5 grados. Por si fuera poco, también fueron liberadas emanaciones de gas que contenían cobalto-60 radioactivo, sin mencionar que varias cañerías de evacuación quedaron dislocadas y dejaron escapar elementos tóxicos.

Sería miope calificar la tragedia vivida actualmente en Japón como una catástrofe méramente natural. No bastando con las incontables pérdidas humanas que ha dejado el tsunami, las explosiones e incendios en la planta nuclear de Fukushima es tan sólo el déjà vu de una lección no aprendida. Paralelamente y sin vergüenza alguna, Vladimir Putín anunció que el gobierno ruso mantiene firmes sus proyectos de edificar veintiséis nuevas plantas de energía nuclear antes del 2030. Ahora que el peligro no ha terminado con el sismo y que los niveles de radiación amenazan a todas las personas que viven en un perímetro de 30 kilómetros alrededor de Fukushima, resulta urgente replantearse si vale la pena arriesgar las vidas humanas con los indomables recursos nucleares que, paradójicamente, pretenden mejorar nuestro estilo de vida.

lunes, 28 de febrero de 2011

E.U.A. y Gadafi: un amor para recordar

Muammar Gadafi es, en realidad, una noticia vieja que ha sido subrayada en el presente, a raíz de lo que parece ser el inicio de su inminente deceso en el poder. Personalmente espero que así sea. Todos lo deseamos, menos él. Sería un absurdo, penado política y moralmente, que alguien se atreviese a justificar la permanencia de un régimen tan manchado de sangre y corrupción. Hoy es natural apoyar a los rebeldes libios y criticar a Gadafi. ¿Pero quién no lo haría? Resulta una noticia vendible en los medios porque estos no tienen que armar un extenso debate sobre qué posición tomar o las consecuencias políticas que podría traerles declararse a favor de la caída de este autócrata. Es una noticia fácil. Pero si hay alguien a quien le favorece más que a los medios este clima de automática adherencia al repudio contra Gadafi es, para variar, a los Estados Unidos de América.

La historia del dictador libio y el gobierno en Washington se remonta al óbito de la década de los sesentas, cuando este personaje asumía el poder. Inspirado por el movimiento socialista dirigido en su momento por el Gamal Abdel Nasser en Egipto, Gadafi pasó a encabezar uno de los gobiernos que más amenazaba los intereses estadounidenses en el Magreb y Medio Oriente. Declarándose desde un principio como partidario del reconocimiento de Palestina como Estado y ferviente enemigo de Israel y Occidente, este megalómano tuvo que lidiar con múltiples intentos de la Casa Blanca por derrocarlo. Como es natural en la política estadounidense, la base del éxito de sus pretensiones radica en otorgarle una aparente legitimidad a sus acciones, en especial las militares. De ahí que el bombardero perpetuado en Trípoli durante la administración Reagan fuese condenado a nivel internacional. El entonces presidente trató infructíferamente de justificar el ataque en base al principio de autodefensa “de manera anticipada”, por medio de la cual pretendían contestar una agresión que, aunque aún no se había producido, argumentaban tener pruebas de que estaba en proceso de gestación. Este absurdo uso del Derecho Internacional le valió a Reagan un gran rechazo entre la sociedad estadounidense y la comunidad internacional, por lo que tuvo que suspender momentáneamente el proyecto de bajar a Gadafi del gobierno.

Obama vive actualmente el sueño dorado de Reagan: todos concordamos en que Gadafi es una bestia que hay que despojar del poder. El ahora Premio Nobel de la Paz, mérito que no le desobliga a seguir con una tradición expansionista, está hablando de intervenir militarmente en Libia para ayudar a la sociedad que, en su monumental mayoría, se ha opuesto a aceptar dicho apoyo. ¿Realmente están Obama y Hillary Clinton velando por la democracia de este país cuyas exportaciones son petróleo en un 95%? ¿Por qué no fueron tan determinantes y expresos en apoyar la caída de su parcial aliado Mubarak? Ojalá me confiese equivocado en el futuro, pero la administración Obama podría convertirse en un inevitable atavismo de su predecesor.