martes, 7 de agosto de 2012

SOBRE EL MEMORIAL A LAS VÍCTIMAS

El proyecto de Felipe Calderón para la construcción de un monumento a las víctimas de la violencia en México posee, desde mi punto de vista, diversas inconsistencias si se atiende al rol que ejerce ese tipo de espacios en la pedagogía de la memoria. Expongo brevemente, a criterio del lector, algunos puntos esenciales: 

PRIMERO: Para hacer un monumento a las víctimas es indispensable la participación de las mismas. Los memoriales de graves violaciones a derechos humanos son en sí una forma de reparación, por lo que su planeación debe considerar las opiniones de las víctimas y sus familiares, cosa que no ocurrió en este caso. El monumento que se pretende es, desde su origen, ajeno a las personas que pretende redimir.

SEGUNDO: Un memorial de graves violaciones a derechos humanos debe hacer visibles a los invisibles: deben ser nombres, apellidos y, de ser posible, rostros. Implica el reconocimiento de que las víctimas lo son, empoderándolas como actores claves para su propia reparación. El proyecto no incluye una lista de las personas asesinadas y desaparecidas identificadas hasta el momento. Es un monumento a un concepto abstracto, no a personas determinadas que deben ser concebidas como individualidades por el Estado y la sociedad.

TERCERO: Además de reconocer a las víctimas, el monumento debe reconocer a los victimarios. ¿Víctimas de quién? No se es víctimas por generación espontanea. El reconocimiento de la existencia de víctimas debe significar el reconocimiento cuando menos de posibles victimarios: actores ilegales, paraestatales y/o estatales. El monumento en sí debiera ser un acto de humildad por parte del Estado, cosa que no ocurre en el proyecto presentado.

CUARTO: ¿Cómo poner un monumento a las víctimas junto a un campo militar cuando muchas de ellas tuvieron como victimarios a militares? Evidentemente sería absurdo acusar a una institución entera por determinados actos cometidos por una parte de sus miembros, pero no está en discusión la existencia de violaciones a derechos humanos por elementos castrenses. Lugares idóneos para erigir el memorial pueden ser muchos, pero sin duda alguna no en el Campo Marte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya de vuelta estimado kalycho, chido!

Tienes razón, el caso es símil al de la Estela de Luz el cual fue nada más un capricho del Lic. Fecal, sin embargo para este monumento hay otros "actores" de gran poder detrás de su construcción y no tanto nuestro ya casi (enhorabuena) ex presidente. Falto mencionarlo. Por otro lado, México desde hace ya varios años que está plagado de monumentos con significados acordes a una sola perpectiva, lo triste es que esto sigue vigente. No crrees?

Saludos