lunes, 5 de noviembre de 2012

2012 Y LAS ELECCIONES EN EL MUNDO

Para cuando termine el 2012, un tercio de los países del mundo habrá realizado elecciones. Sin embargo, tanta transición pareciera no trascender en mucho. En Egipto, por ejemplo, los militares siguen teniendo el control de la vida política y civil, además de que la llegada de Mohamed Morsi a la presidencia amenaza el modelo cuasi secular instaurado por el nasserismo. En Yemén, por su parte, los treinta y tres años de Abdullah Saleh finalizaron con la elección de Abdo Rabu Mansur Hadi, vice-presidente del gobierno anterior y único candidato. Tras la “Primavera Árabe”, el régimen después del régimen se parece mucho al anterior. 

En América Latina los resultados no sorprendieron a nadie. El oficialista Danilo Medina gobernará desde el Palacio Nacional de Santo Domingo, mientras que Los Pinos se prepara para su reencuentro con el PRI. En el Palacio de Miraflores todo seguirá igual, como en el resto de Venezuela. En Nicaragua, el FSLN demostró la efectividad de su estructura omnipresente para permanecer al frente en los municipios. En El Salvador, ARENA - partido de derecha responsable de graves violaciones a derechos humanos - logró mayoría en el Congreso. En Paraguay, aunque no hubo elecciones, la “democracia” se encargó de cambiar de presidente mediante un procedimiento express, con todos los detalles resueltos para que no parezca un golpe de Estado. 

Los países del Consejo de Seguridad de la ONU también fueron a las urnas. Sin embargo, en China las “elecciones” son acuerdos políticos al interior del Partido Comunista, mientras que en Rusia se acusa el fraude. A pesar de las elecciones, probablemente Estados Unidos no detendrá el tráfico de armas a México y en Francia las políticas xenófobas no cesarán. 

África subsahariana también votó, pero en Mali la transición se adelantó y se produjo un golpe de Estado treinta y siete días antes de las elecciones. 

¿Existe democracia si una minoría tiene el poder de elegir la voluntad de la mayoría? Debemos replantearnos este concepto. Mientras lo limitemos al derecho a depositar un voto, no nos dará más resultados que el de un simple número en el conteo.

No hay comentarios: