martes, 13 de agosto de 2013

LO QUE SÍ URGE EN PEMEX

La reforma energética propuesta por Peña Nieto es un tema difícil. Al ser tan complejo y técnico, el ciudadano analfabeto en la materia – como lo es un servidor – corre el riesgo de caer en conclusiones pasionales y aventuradas, las cuales son motivadas principalmente por actores políticos y económicos que sí tienen voto en el asunto. Sin embargo, no por ello son menos legítimas las aportaciones que los ignorantes en el área generemos. Más aún, las autoridades están – lo sepan ellas o no – obligadas a darles respuesta. Aquí van, entonces, algunos humildes comentarios que esperan ser confirmados o refutados, según el caso, por quien desee unirse al diálogo. 

1. No sé Usted, pero yo pongo en duda que “privatizar” implique necesariamente erradicar la corrupción de una institución, como si el sector privado implicase per se un control inmaculado. Ahora que está de moda compararnos con Brasil en todo, recordemos los escándalos de corrupción de Petrobras, provenientes precisamente de la participación privada con la que cuenta dicha empresa. Y no nos vayamos tan lejos; pensemos en Telmex o la banca “mexicana”. 

2. Volviendo a Brasil: pensemos si el éxito de Petrobras se ha dado principalmente por la participación privada o por otros factores. Durante décadas, mientras México era el paraíso petrolero a nivel mundial y nos acostábamos a ver cómo la lluvia negra hacía florecer, los brasileños invertían en tecnología de explotación a pesar de que no sabían si poseían petróleo suficiente para generar una industria. La carrera de la liebre y la tortuga concluyó como nos la contaron de pequeños: Pemex se va quedando atrás y Petrobras sigue ganando terreno. 

3. Una vez más me dirijo a Brasil, no porque sean mejores, sino porque no hay motivo para que no podamos hacer lo mismo: como gran parte del sector público en ese país, el personal de Petrobras es elegido mediante concursos públicos. Los seleccionados reciben capacitación en la Universidad de Petrobras y son llevados a filiales de todo el mundo para aprender tecnología de punta y posteriormente implementarla en su país. Pemex invierte poco o nada en el capital humano y el personal es, en gran medida, flotante. Muchos permanecen un par de años y pasan a otro cargo público ajeno a la industria petrolera. No hay continuidad, ni se transmite conocimiento. ¿El sector privado va a garantizar lo contrario?

4. Urge despetrolizar nuestra economía. Los mexicanos llevamos décadas creyendo que la quincena nos hará el mes. La necia tranquilidad nos desmotiva a invertir y desarrollar otras fuentes de ingreso. El petróleo se va a acabar tarde o temprano y, si verdaderamente pensáramos a futuro, invertiríamos lo necesario para desarrollar fuentes de energía sustentable.

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