jueves, 20 de junio de 2013

EBULÁ: UN CRIMEN SILENCIADO

Siempre he dicho que hay noticias que no deberían serlo. Al menos no tanto. Si hiciéramos un análisis meticuloso de los temas que consumen la agenda pública y los confrontáramos con muchos temas alarmantes y urgentes que no ocupan la atención mediática, nos sorprenderíamos de la poca prioridad que le hemos dado a las verdaderas prioridades. Un claro ejemplo es lo sucedido hace ya casi cuatro años al pueblo de San Antonio Ebulá en Campeche. Si no conoce el caso, se sorprenderá al saber que algo de semejante envergadura ha sido totalmente silenciado. 

San Antonio Ebulá es un pueblo que fue fundado en 1968 a unos cuantos kilómetros de la Ciudad de Campeche. Durante décadas, la población ha tratado de regularizar las tierras en las cuales habita, subsiste y sostiene las actividades religiosas y comunitarias que sostienen su identidad comunitaria. Sin embargo, durante el largo y engorroso proceso, todos sus esfuerzos se han visto obstaculizados por las autoridades agrarias. El argumento utilizado durante muchos años para no conceder la dotación de tierras ha sido que el pueblo no existe, a pesar de que, por ejemplo, las credenciales de elector de los pobladores identifican su domicilio en la población de San Antonio Ebulá. Otros muchos documentos oficiales suscriben su existencia.  

Desde hace unos años, el empresario Eduardo Escalante ha reclamado la posesión de las tierras en las cuales se encuentra el pueblo. Después de violentos intentos de desalojar a los habitantes, el 13 de agosto de 2009 un grupo de para-policías llegaron en camionetas de la empresa del señor Escalante, acompañados de tractores y de elementos de la policía. El pueblo fue arrasado y todo fue destruido a su paso: casas, pertenencias, cultivos, animales domésticos, la capilla y cualquier otro indicio de la vida comunitaria. La gente – mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos – tuvieron que huir al monte para protegerse. De acuerdo con los estándares internacionales, los pobladores de San Antonio Ebulá fueron convertidos en desplazados internos. 

A pesar de que después de una larga resistencia y proceso judicial para la restitución de sus derechos se les concedió una pequeña porción de la totalidad de las tierras, el caso continúa impune y la vida comunitaria no ha sido restituida. Lo más grave del caso es el silencio. Todo mundo sabe de la Lady Senadora o la Lady Polanco o de cualquier otra noticia que realmente no debería serlo, pero poco se sabe de este trágico y vergonzoso caso. 

Exhorto a una campaña de información. Si tiene Twitter, ayude a difundir el caso con el tópico #EbuláNoSeOlvida. Si ve a sus familiares o amigos, comente el caso. Podemos hacerlo. Llevarlo a la agenda pública es imprescindible: la base de la impunidad es el silencio.

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