jueves, 7 de julio de 2011

HISTORIA DE LA GENTE QUE HABLA

Dicen, que la primera vez que un ser humano decidió hacer uso de la palabra, fue advertido por los dioses del grave riesgo que eso conlleva.

Se le advirtió que podría expresarse y gozar del privilegio de ser oído; pero debería derribar los muros del prejuicio y abrir sendas al entendimiento con sus semejantes.

Se le advirtió que debería optar entre la verdad y la mentira: que la primera siempre lo condenaría a ganarse enemigos y la segunda a convivir entre ellos.

Se le advirtió que podría hacer uso de los nombres y palabras; pero que la virtud de llamar a las cosas por su nombre siempre era castigada como no suele hacerse con los peores vicios.

Se le advirtió que la principal arma contra la tiranía sería siempre alzar la voz con la civilidad de la razón; pero que no existe nada que provoque más la rabia del autócrata que ejercer el verbo y defender el vuelo del pensar.

Se le advirtió que hablar lo convertiría en mujer u hombre libre; pero que el silencio ante la injusticia lo condenaría a la opresión de su propia memoria.

Dicen, que una vez que habló, esa persona nunca dio aquel Paso Deprimido: el de la impunidad y el olvido; el de la indiferencia ante el abuso y la represión.

NO TE CALLES. JUSTICIA CONTRA LOS AGRESORES: MÉRIDA UNIDA CONTRA LA IMPUNIDAD.

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