martes, 11 de febrero de 2014

SON IGUALES, PERO NO SON LO MISMO

Como es de su conocimiento, en la segunda mitad del año pasado una pareja homoparental ganó un amparo para poder casarse en Yucatán. El sentido de esta sentencia ha sido reproducido por (al menos) otras siete emitidas por los Juzgados Primero, Segundo, Tercero y Cuarto del Decimocuarto Distrito, que es el que le corresponde a nuestro Estado. En cada uno de esos casos, las Juezas y los Jueces Federales dieron eco a los criterios establecidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, concluyendo que el artículo 49 del Código de Familia del Estado de Yucatán era violatorio de derechos humanos al reconocer la posibilidad de contraer matrimonio únicamente a las parejas compuestas por “un solo hombre y una sola mujer”. 

Sin embargo, la actitud del Registro Civil para dar cumplimiento a las sentencias es rotundamente cuestionable. Personalmente he sido testigo del ánimo con el que se llevan las celebraciones de matrimonios homoparentales (con prisa y para salir del paso) e, incluso, he constatado al personal de dicha institución declarar en frente de los contrayentes que “esta es sólo una ceremonia de cumplimento de sentencia”. A estas parejas no se les levanta un acta de matrimonio, como debiera hacerse, sino que se limitan a expedirles un formato diferente titulado “Cumplimiento de sentencia”. Por si fuera poco, se ha hablado de la posible existencia de un “libro rosa”, en el cual se toma nota de las parejas que han ganado los amparos en lugar de hacerlo en el libro de actas para los matrimonios. Por supuesto que las ceremonias ya contraídas son válidas con todos los efectos legales, pero creo que ante la trascendencia pública de esta práctica el Registro Civil tiene el deber de aclarar este asunto. 

En los informes justificados presentados por el Registro Civil durante los juicios de amparo, esta institución alegó que no había cometido ningún trato discriminatorio a las parejas debido a que, como autoridad administrativa, no se encuentra facultada para inaplicar leyes a casos concretos, sino únicamente a acatarlas. Difícilmente pueda alegarse lo mismo ante el estado de cosas en el que se encuentran los cumplimientos de sentencia. No está en sus atribuciones definir si las parejas homoparentales que han ganado amparos deban o no ser tratadas como matrimonio. Eso ya fue definido por las autoridades constitucionalmente facultadas para dirimir este tipo de controversias. Lo que les corresponde es cumplir con lo ordenado. Es indudable que el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo sigue siendo causa de controversia dentro de la sociedad yucateca. No obstante, este hecho posee una gran trascendencia al tratarse de una autoridad tratando de imponer su postura personal ante una orden constitucionalmente válida que no admite revisión de su parte. Pareciera que esta institución estuviese anunciando “son iguales, pero no son lo mismo”.

No hay comentarios: