miércoles, 17 de diciembre de 2008

Carta a un periodista descalzo

Compañero ajeno de este silencio impotente del que tanto hemos pecado las mujeres y hombres de esta patria universal, son miles los kilómetros que nos separan y largos los muros en el buque de este siglo llamado Babel. Aunque no nos conocemos, conozco tu miedo al tirano que se autoproclama vencedor bajo sus pisadas militares contra los pueblos sin techo. Te escribo del otro lado de la latitud, desde esta patria tan adolorida por la historia. Has de saber que los que vivimos aquí sufrimos la misma llaga que ustedes, pues el dictador de nuestra frontera norte es también invasor en tu suelo.

Quisiera saber que ha sido de ti. ¿Dónde estará la celda en la que has terminado por expresar lo que por ocho años hemos venido callando los que no deseamos ver más muros sobre el río Bravo, ni lluvia de morteros como lunas rojas en Bagdad?

Debes saber que lo que has hecho no será olvidado. Somos millones aquí los que presenciamos tu hazaña, aunque el proyectil manifestante de tu indignación no pudo llegar a su objetivo. Nunca he sido partidario del uso de la violencia, pues es rebajarse a la misma infamia del terrorismo republicano que tanto despreciamos; pero debo admitir que tu valor me hace falta.

En nombre de todos nosotros los que hemos caído en la omisión dejándonos someter al régimen de los injustos, escribo esta carta sin ninguna otra intención que no sea darte las gracias.

Gracias por demostrar que aún hay hombres que no están dispuestos a besar los pies del que ha arrebatado la paz y libertad a millones de seres humanos.

Gracias, porque Él no volverá a pisar tu país con la conciencia tranquila, asediado por las avenidas tapizadas de pancartas exigiendo tu liberación.

Gracias, porque tu batalla librada en seis segundos ha producido ecos que la dejarán plasmada en la memoria.

Gracias, porque la mayor arma contra el opresor es la voz que grita, despertando a los que no nos atrevimos a levantarla antes.

Los hombres y mujeres de este siglo te damos las gracias, porque no hablaste únicamente en nombre de tu pueblo, sino en el de todos nosotros.



NOTA: Quiero aclarar (aunque en el mismo texto lo he hecho) que no aplaudo el uso de violencia para protestar contra la violencia, por lo que no halago en sí el acto sino lo que representa. Definitivamente no es la forma ideal, pero es una manifestación de un sentir a nivel mundial y en especial, del sentir del pueblo de Irak por las políticas de George W. Bush.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo contigo.. me gusto mucho, tu sabes que te admiro amigo, pero si nos hace fakta valor para realizar las ideas que compartimos.. pero algun dia las cumpliremos