miércoles, 4 de diciembre de 2013

COMADREANDO

Vamos empezando el cierre de año. Increíble cómo no llega a hacerse una rutina, por más viejo que nos hagamos. En diciembre uno siempre se topa con la sorpresa de que el tiempo pasa volando. Claro, ingenuos nosotros. Como si el tiempo hiciera otra cosa que no sea irse y dejarnos en el camino. ¿Y para qué hablar de la Navidad? El mismo ritual, la misma mesa. Y me parece excelente, pero no hay más. El mundo, en cambio, ese sí que me preocupa. Tan igual como siempre que hasta asusta. 

Que no ha acabado la Guerra Fría para Ucrania, dicen los analistas. ¿Será? Entre Moscú y Washington, Kiev es tan sólo el ring de boxeo. Y que Rusia dice que va, pero no va. Y que Estados Unidos dice que no habrá golpe de Estado. ¿Cómo no sentirse en la post guerra? Por si fuera poco, China se lanza a la carrera especial. Un poco fuera de temporada, pero con una indudable entrada triunfal. La primera misión no tripulada desde 1976. 

Evidentemente es fácil tomar la delantera en competencias en las que ya nadie participa, pero simbólicamente es un paso imponente para Beijín. No sé si impotente, pero al menos sí imponente. 

Pero si en verdad el mundo va a volver a una bipolaridad (como si no bastase su actual esquizofrenia), personalmente voy a exigir que -junto al espionaje, las guerras sin guerra y la repartición de países como aliados- se retome el humor satírico-político que sólo Mafalda pudo regalarle al mundo. 

Y no estoy pidiendo necesariamente que Quino retome la pluma (abiertamente ha jurado no volver a hacerlo). Pero sí hace falta un poco de humor lúdico. Claro, en Yucatán contamos con el gran Tony. En sus recuadros van pegaditos el cachondeo y la protesta, como debe ser. Como es lo sano. 

Por supuesto, también hay momento para ponerse un poco serio y hablar igual. Por ejemplo, el tren de Nueva York. Cuatro muertos, que nadie niega que es una tragedia. Sin embargo, ya van 23 migrantes que murieron en “La Bestia” este año. Eso ni lo cuentan. Y es que muchas veces lo que debiera ser noticia resulta no serlo. Esta semana, por ejemplo, condenaron a 180 años a dos feminicidas en Guatemala. ¿Y aquí en Yucatán? Bien, gracias. Como si nada. Con eso de que aquí no se cometen feminicidios, aunque se cometan. Aquí lo que hay son “crímenes pasionales”. Pero para eso ya demandaron al Congreso de Yucatán ante el Tribunal Constitucional por no tipificar el feminicidio como delito grave. Veremos qué pasa. Bueno, le dejo a usted continuar su semana. 

Igual no me tome muy en serio en nada de lo que digo. A fin de cuentas el tiempo sólo sabe correr y este mundo impredecible hace lo que quiere. Como propuesta de año nuevo debiéramos enderezarlo un poco. Al menos un poquito. Por salud.

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