martes, 30 de abril de 2013

EL VIACRUCIS SILENCIADO

Si de lo que nos enteramos podemos sacar las peores conclusiones sobre el estado actual de nuestro país, imagínese Usted lo que pensaríamos si todo aquello de lo que no se habla tuviese la difusión debida. Lo que no ocupa las cámaras ni llega a ser trending topic en las redes sociales es condenado a permanecer en el silencio, por más alarmante o urgente que debiera ser para todos nosotros. Uno de esos casos es el de las personas migrantes de Centroamérica que llegan al Refugio para Personas Migrantes conocido como “La 72” en la ciudad de Tenosique, Tabasco, así como del grave peligro que actualmente corren las personas que ahí les brindan apoyo y protección. 

Quienes hemos tenido la fortuna de conocer Fray Tomás, director de “La 72”, nos hemos topado con un hombre que vive para trabajar tiempo completo en la construcción de un país mejor. La entrega en cuerpo y alma que éste franciscano realiza por la lucha y protección por los derechos de aquellas mujeres y hombres que abandonan sus países en búsqueda de mejores condiciones de vida se enfrenta día a día a las constantes amenazas que él y su equipo reciben con la intención de frenar su lucha. Por supuesto, este contexto se ve agravado por su desconocimiento generalizado por parte de la población. Cualquier persona interesada en conocer un poco de las actividades y/o denuncias que realizan, así como de los peligros que han padecido los que trabajan en ese albergue, puede consultar el blog de “La 72” (http://la72casademigrantes.wordpress.com/) para leer un poco sobre aquello que difícilmente será informado en medios masivos. 

Por cierto, este 19 de abril la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a favor de Fray Tomás, Rubén Figueroa y el personal del Refugio para Personas Migrantes “la 72”, así como para todos los migrantes que actualmente se encuentran alojados ahí. Las constantes amenazas y peligros que padecen todos ellos por parte de autoridades y la delincuencia organizada motivaron que esa instancia internacional solicite al Estado Mexicano implementar las acciones necesarias a fin de garantizar sus vidas e integridad, razón por la cual el gobierno deberá informar a la Comisión acerca de las medidas que en su caso adopte para alcanzar estos fines. 

Veremos cómo responden las autoridades a esta solicitud. Igual de importante será ver cómo respondemos nosotros como ciudadanos para democratizar esta información y posicionarla en la agenda pública. Depende mucho de nosotros el visibilizar a los invisibles: aquellos que defienden a las personas migrantes en nuestro país, quienes reciben un trato igual o peor al que tanto nos escandaliza enterarnos que padecen los mexicanos que buscan llegar a los Estados Unidos.

lunes, 8 de abril de 2013

LA DAMA Y EL HIERRO

¿Hasta dónde nuestro contexto justifica nuestros actos? Me queda claro que todos somos - en alguna medida - productos de la época, lugar(es) y circunstancias que nos formaron. Es difícil analizar la vida y obra de un ser humano sin primero contextualizarlo. Si bien esto es cierto, lo anterior no puede ser utilizado para justificar o minimizar conductas claramente reprobables. Esa es la razón por la que no coincido con la retahíla de elogios dirigidos a la difunta Margaret Thatcher, catalogándola incluso como un ejemplo para la humanidad. 

No sé usted, pero si llego algún día a tener una hija, velaré porque no tenga como modelo a seguir a un personaje como Margaret Thatcher. No es que pretenda imponerle uno, pero entre tantas mujeres que han aportado cosas positivas a este mundo, lo que menos querría es que ella aspirase a ser una “dama de hierro”. Interesante oxímoron, por cierto. Las más mujeres más admirables que conozco en este mundo – mi madre y mi abuela – lo son sin necesidad de tener una gota de “damas de hierro”. Firmes y valientes, pero de hierro nada. No debemos confundir fortaleza con frialdad o liderazgo con autoritarismo. El hierro es símbolo de muchas cosas, pero nunca de humanidad. Por algo el gran León Gieco cantaba: “Hombres de hierro que no escuchan la voz / hombres de hierro que no escuchan el grito / hombres de hierro que no escuchan el llanto”. 

En verdad que no encuentro motivos para que mi hipotética hija o cualquier otra mujer en el mundo tenga como ejemplo a Margaret Thatcher cuando se tiene a mujeres como Rosa Parks, Rigoberta Menchu, Hellen Keller o - ¿por qué no? – mi mamá y mi abuela. ¿Qué admiración pudiera provocar una mujer que llamó “terrorista” a Nelson Mandela y apoyó el régimen del Apartheid? ¿Quién pudiera considerar un modelo a seguir a una mujer que protegió al dictador Augusto Pinochet y lo elogio públicamente como el hombre que “trajo de regreso la democracia” a Chile? Y ni hablar de su gobierno: recortes en servicios sociales, represión a huelgas mineras, aumento de desempleo y desigualdad, reducción de la clase media, entre otros. 

Yo prefiero tener de referencia a una afrodescendiente que logró contribuir al reconocimiento de los derechos civiles en su país o a una indígena torturada que hizo visible ante la comunidad internacional el genocidio en Guatemala o a una mujer que logró ser la primera persona ciega y sorda en obtener un título universitario o – insisto – a mi mamá y mi abuela. La película sobre la vida de Thatcher pudo ser emotiva, pero la realidad tiene su propio peso. Y no, no busco un repudio colectivo hacia una difunta: simplemente no creo que deba celebrársele. No es el modelo ni de gobernante, ni de mujer que este mundo necesita para ser un poco más humano, que es lo que nos urge.

lunes, 1 de abril de 2013

EL AMPARO QUE NECESITAMOS

El juicio de amparo es el principal medio judicial de protección a los derechos humanos en nuestro país. A pesar de que en las Universidades se pregona con bombos y platillos que fue creado en México – y específicamente en Yucatán – nuestro país es actualmente uno de los más atrasado en esta materia. La nueva Ley de Amparo, si bien se traduce en algunos avances, es insuficiente aún para alcanzar una verdadera protección de los gobernados. Trataré de explicar brevemente porqué lo considero así. 

La reciente promulgación de la Ley de Amparo había sido esperada por años (literalmente) por abogados y académicos, principalmente. Digo abogados y académicos porque, probablemente, uno de los principales problemas que posee el juicio de amparo en nuestro país es que no constituye aún un recurso verdaderamente democrático. Los requisitos de tramitación del juicio de amparo ha hecho de éste un mecanismo elitista, de manera que – prácticamente – únicamente las personas que cuenten con un abogado (y que sea un buen abogado) pueden tener acceso efectivo al amparo. En Colombia, por ejemplo, las tutelas (nombre que recibe el amparo en ese país) pueden ser interpuestas por casi cualquier persona. Puede hacerse de forma verbal ante el juez y sin indicar los artículos específicos de la Constitución que han sido violados. Eso no sucede en nuestro país, a pesar de que muchos celebran que la nueva ley permite la tramitación del amparo por Internet, novedad que únicamente beneficiará a los abogados litigantes, pero no implica un avance en la democratización del amparo. 

Por otro lado, el amparo en México aún no ofrece la posibilidad de un control horizontal, como existe en países como Argentina o Alemania, en el cual el amparo procede no sólo contra leyes, sentencias y actos de autoridad, sino contra actos cometidos por particulares. Aún más, en México el amparo no posee efectos generales para toda la población, como en otros países. Si yo me amparo contra una ley y me conceden el amparo en virtud de que esa ley es inconstitucional, para Usted, que no interpuso el amparo, esa ley seguirá teniendo efectos. En pocas palabras, en México una ley puede ser constitucional e inconstitucional con la misma facilidad. Si bien la nueva ley establece los casos en los que pudiera declararse efectos generales a un amparo, no deja de ser una facultad potestativa no inmediata de la Suprema Corte de Justicia, además de que se excluye de esta posibilidad los asuntos fiscales. 

Celebro algunos avances considerables en la nueva Ley de Amparo, pero no son suficientes. México sigue aún con el esquema de amparo creado por Ignacio Vallarta durante la dictadura porfirista y que fue reproducido en gran medida en la dictadura priísta. Aún posee tintes más pro estado que pro persona. Anhelo que pronto contemos con un amparo que garantice su acceso democrático; el efecto erga omnes; el control horizontal; la protección a derechos económicos, sociales y culturales, entre tantas otros aspectos que en otros países no creerían que carecemos en la cuna del principal mecanismo de protección de derechos humanos al interior de un país.